Vinculan millones de casos de diabetes y enfermedades cardíacas en todo el mundo con las bebidas azucaradas
Aproximadamente uno de cada diez casos de diabetes de tipo 2 y uno de cada 30 casos de enfermedad cardiovascular son atribuibles al consumo de estas bebidas, según un estudio.
Un estudio realizado, entre otros, por los investigadores Gerald J. y Dorothy R. Friedman de la Universidad de Tufts (Estados Unidos), publicado en Nature Medicine, estima que cada año se producen 2,2 millones de nuevos casos de diabetes tipo 2 –que afecta a la forma en la que el cuerpo usa la glucosa para obtener energía– y 1,2 millones de nuevos casos de enfermedades cardiovasculares a nivel mundial debido al consumo de bebidas azucaradas.
Los datos del estudio, correspondientes al año 2020, provienen del Global Dietary Database, que incorpora estimaciones del consumo de bebidas azucaradas basadas en encuestas dietéticas a nivel individual, junto con datos sobre obesidad y tasas de diabetes.
El estudio, liderado por la mexicana Laura Lara-Castor, investigadora en la Universidad de Washington (Seattle, Estados Unidos) concluyó que, en el África subsahariana, las bebidas azucaradas contribuyeron a más del 21% de todos los nuevos casos de diabetes. En América Latina y el Caribe, casi el 24% de los nuevos casos y más del 11% de los nuevos casos de enfermedades cardiovasculares fueron ocasionadas por este motivo, mientras que solo se produjeron un 3% de casos en el sureste y este de Asia.
Colombia, México y Sudáfrica, en concreto, son países que se han visto especialmente afectados. Más del 48% de todos los nuevos casos de diabetes en Colombia, casi un tercio de todos los nuevos casos de diabetes en México y el 27,6% de los nuevos casos de diabetes y el 14,6% de los casos de enfermedades cardiovasculares en Sudáfrica se atribuyeron también al consumo de bebidas azucaradas en 2020.
Estas bebidas se digieren rápidamente, lo que provoca un aumento repentino de los niveles de azúcar en sangre y poco valor nutricional. Su consumo regular a lo largo del tiempo provoca aumento de peso, resistencia a la insulina y una serie de problemas metabólicos relacionados con la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardíacas, dos de las principales causas de muerte en el mundo.
"Las bebidas azucaradas se comercializan y venden intensamente en países de ingresos bajos y medios. Estas comunidades no solo consumen productos nocivos, sino que además suelen estar menos preparadas para afrontar las consecuencias a largo plazo para la salud", afirma Dariush Mozaffarian, autor principal del artículo y director del Food is Medicine Institute de la Escuela Friedman.
Según los autores, a medida que los países se desarrollan y aumentan los ingresos, las bebidas azucaradas se vuelven más accesibles y deseables. A nivel global, los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de sufrir las consecuencias del consumo de bebidas azucaradas, al igual que los adultos más jóvenes en comparación con sus contrapartes de mayor edad, según afirman los investigadores.
"Necesitamos intervenciones urgentes y basadas en evidencias para frenar el consumo de bebidas azucaradas a nivel mundial, antes de que sus efectos sobre la diabetes y las enfermedades cardíacas acorten aún más vidas", advierte Laura Lara-Castor.
Más intervención pública
Los autores del estudio piden que se adopte una estrategia multifacética, que incluya campañas de salud pública, la regulación de la publicidad de bebidas azucaradas y la imposición de impuestos.
Algunos países ya han tomado medidas en esta dirección, como México –que tiene una de las tasas de consumo per cápita de bebidas azucaradas más altas del mundo– introdujo un impuesto a estas bebidas en 2014. Los primeros datos indican que este impuesto ha sido eficaz para reducir el consumo, en particular entre las personas de bajos ingresos.
"Es necesario hacer mucho más, especialmente en países de América Latina y África donde el consumo es alto y las consecuencias para la salud son graves", destaca Mozaffarian, que añade que como especie, debemos "abordar el consumo de bebidas azucaradas".
"El porcentaje de enfermedad atribuible a bebidas azucaradas continúa siendo muy alto, por lo que se requiere mayor atención en intervenciones de salud pública para mitigar este factor de riesgo", añade Lara-Castor.
África subsahariana mostró los mayores incrementos en la carga metabólica atribuible a bebidas azucaradas, "posiblemente por la falta de políticas públicas en esta región así como por la influencia de la industria de bebidas azucaradas para incrementar sus ventas", agrega.
Lara-Castor incide en que "hacen falta más esfuerzos internacionales para apoyar a países con menor estructura administrativa, como en África, para la implementación y seguimiento de políticas públicas que ayuden a disminuir la carga de enfermedades atribuibles a bebidas azucaradas".
Entre estas políticas, la investigadora cita los impuestos a los refrescos, limitar su publicidad, obligar a poner etiquetados que informen del riesgo de su consumo para la salud, restricciones de venta en espacios como escuelas o lugares de trabajo, mejorar el acceso al agua potable y concienciar de la importancia de una dieta saludable.
La investigación se ha centrado en datos de personas adultas, no ha analizado el impacto del consumo de bebidas azucaradas en otras enfermedades y no ha incluido ni tés y ni cafés endulzados, cada vez más populares.
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