NRx, el movimiento neorreaccionario que aboga por un gobierno de CEOs y magnates tecnológicos
Esta corriente de alt-right o derecha alternativa nacida en el EEUU de la era Trump se distingue por su desprecio hacia los derechos sociales y la defensa de los autoritarismos.
Alejandra Mateo Fano
-Actualizado a
Imagina un Estado liderado por grandes corporaciones tecnológicas, donde la economía estuviera dirigida por un CEO y la desigualdad estructural fuera vista como deseable en pos del progreso. Aunque este escenario distópico parezca sacado de un libro de ciencia ficción, así es en parte el modelo social antidemocrático que propone el movimiento de la neorreacción conocido como NRx o Ilustración Oscura. Si ya desde finales del S. XVII los filósofos ilustrados abogaban por la universalidad, la igualdad de oportunidades y la búsqueda del bien común, este movimiento promueve exactamente la antítesis: los negacionismos, el supremacismo blanco y el respeto ciego a las jerarquías sociales autoritarias.
Esta corriente conectada con la alt-right o derecha alternativa nacida en el EEUU de la era Trump plantea ideas que ponen en tela de juicio muchos de los principios rectores de toda democracia. Por un lado, su rechazo frontal a la igualdad y a las libertades ciudadanas y, por otro, el encumbramiento de los llamados tecnolíderes: CEOs que deberán guiar con mano de hierro a las masas.
Serían, pues, las grandes corporaciones hipertecnológicas las que tendrían el poder en una sociedad donde los habitantes se convertirían en meros accionistas. Una mezcla entre tecnofeudalismo e ideas cercanas al mundo criptobro que ya ha encontrado adeptos en las filas del Partido Republicano. Sus ideólogos, el informático Curtis Yarvin y el filósofo británico Nick Land, son los profetas invisibles de esta corriente.
Los ideólogos de la corriente NRx son el informático Curtis Yarvin y el filósofo británico Nick Land
Según los expertos, la proliferación de este tipo de movimientos subterráneos de corte elitista entre las filas conservadoras responde a una reacción frente a las crisis cíclicas del capitalismo. Crisis ante las que, a ojos de sus adeptos, la ultraderecha tradicional no ha sabido ofrecer respuestas satisfactorias. Así, en los últimos meses han aflorado teorías políticas basadas en la premisa de que solo con sistemas autoritarios podrán lograrse auténticos cambios estructurales.
Javier Verdejo, jurista y politólogo por la Universidad Carlos III de Madrid, explica que uno de los rasgos diferenciales de NRx respecto a la ultraderecha tradicional es el desprecio mismo hacia las instituciones liberales. “La extrema derecha de toda la vida, aunque lleva una cierta narrativa en torno a que las instituciones son una amenaza para la democracia, juega dentro de sus marcos. Esta nueva extrema derecha, en cambio, es mucho más crítica abiertamente con la democracia y suele participar fuera de esas instituciones, de hecho sigue lógicas de golpe de Estado”, describe Verdejo en conversación con Público. Les une a la antigua ideología fascista el desprecio hacia las libertades colectivas y el marcado darwinismo social, aunque en este caso se suman rasgos underground y anarcocapitalistas.
Una neorreacción contra la ‘agenda woke’
También se caracterizan por llevar un combate permanente y encarnizado hacia todo lo que denominan agenda woke (feminismo, antirracismo, derechos LGTBIQ+...). Tanto NRx como muchos otros movimientos neorreaccionarios ven cierta transgresión en batallar contra todos estos avances al considerarlos una imposición del sistema actual. Sistema que, sin la presencia de una lógica de gobierno puramente empresarial que garantice eficiencia económica, desembocará en el caos.
La lógica es la siguiente: si antaño lo subversivo era confrontar los esquemas morales dictados por la Iglesia, ahora lo rebelde es romper con lo que ellos llaman "neoderechos". Esos logros por parte de la izquierda, como la igualdad de género o los derechos de las personas trans, son vistos como una amenaza hacia los valores tradicionales. “Esto también liga con el contexto sociocultural en el que estamos, un contexto mayoritariamente cada vez más secular y en donde el papel de las instituciones que clásicamente acompañaban y daban un sentido simbólico están siendo cada vez más cuestionadas”, asegura a Público Miguel Perlado, psicólogo clínico y experto en grupos sectarios y otras relaciones adocrinantes.
Ahora lo rebelde es romper con lo que ellos llaman "neoderechos"
Miquel Ramos, periodista especializado en extrema derecha y movimientos sociales y colaborador en esta casa, considera que tal reacción defensiva forma parte de la batalla cultural. “Al haberse hecho relativamente hegemónicas durante muchos años algunas ideas progresistas, ahora se presentan a ellos como políticamente incorrectos porque van en contra de los consensos. Esto también tiene mucho que ver con el descrédito de la democracia, en parte porque las propias instituciones han fallado durante muchos años a la hora de ofrecer respuestas a la clase trabajadora”, alega Ramos.
En búsqueda de certezas frente a un futuro muchas veces complejo y abrumador, la nueva extrema derecha ofrece, aunque desde soluciones simplistas, espacios seguros. “La familia, la identidad y otras nociones similares generan adhesión en tiempos de ansiedad social, por lo tanto, mucha gente de clase obrera se siente atraída por reclamos nacionalistas, identitarios e incluso de masculinidades”, indica el periodista.
El sentido de pertenencia e identidad de grupo que ofrecen estos grupúsculos ultras explica igualmente el éxito relativo de las ideas de NRx. Así lo afirma también Perlado: “De una forma autoritaria y muy carismática se generan narrativas de grupo en momentos de desigualdad, de condiciones sociales o laborales muy precarias y que ofrecen unas explicaciones simplificadoras capaces de atrapar al ciudadano porque señalan al enemigo externo”, señala el especialista.
“Tenemos una sobrecarga informacional que es de difícil ingestión y esto también repercute porque estos movimientos nuevamente son frases simples, repetitivas, slogans que se repiten como mantras y esto atrapa mucho”, añade. Así, frente a los múltiples desafíos que trae consigo la posmodernidad, los movimientos tecnototalitarios emergen como garantes de la estabilidad y el orden social.
Las redes sociales: la cancha de juego de NRx
El poder de seducción de las ideas autocráticas se ha hecho notar en los últimos años entre las generaciones más jóvenes. Según el barómetro mundial de Open Society Fundations de 2023, si bien el 86% de los 36.000 encuestados en 30 países prefería vivir en un país democrático, esta cifra caía al 57% entre los menores de 36 años. El 42% de estas personas jóvenes creía que las dictaduras militares son preferibles, mientras que un 35% preferiría vivir en un régimen civil pero autoritario.
El 42% de los jóvenes menores de 36 años cree que las dictaduras militares son preferibles.
“En España, el único movimiento parecido a este nuevo fenómeno de extrema derecha estadounidense sería el agitador Alvise Pérez y hasta ahora lo poco que sabemos de ellos es que su perfil ha atraído a muchos jóvenes”, indica el politólogo. Verdejo atribuye este éxito entre las generaciones millenial y Z al espacio en que las ideas neoultras se difunden actualmente: las redes sociales, en especial TikTok y X (antes Twitter). Es ahí donde campan a sus anchas los discursos neofascistas, pero también en muchos pseudomedios, donde los discursos de odio gozan de una impunidad alarmante.
“Hay una apología a nivel global de todas estas ideas de manera absolutamente impune. La ideología reaccionaria hoy en día se encuentra en el menú diario de los medios de comunicación y de las redes sociales. Todo ello da la vía libre para que los discursos de odio por parte de estos grupúsculos nazcan, crezcan, se reproduzcan y que los movimientos se sientan respaldados”, indica Ramos.
Este cambio lo exhibe el historiador italiano Steven Forti en su obra Extrema derecha 2.0. Qué es y como combatirla (Siglo XXI de España, 2021). La reseña oficial del libro pone de manifiesto que “la extrema derecha está dejando de raparse la cabeza y cada vez emplea menos el saludo romano, ahora se pone traje y corbata, y, junto al emoji de carita sonriente y el de la taza de café, continúa la cadena de fake news y comparte los titulares con mayor clickbait que le han llegado a través de sus redes sociales para dar los buenos días”.
De las novelas ciberpunk a la Casa Blanca
Los planteamientos de la neorreacción parecen a priori más cercanos a la trama de una novela futurista ciberpunk para adolescentes que a un escenario político realizable a corto-medio plazo. No obstante, basta poner la mirada en la creciente injerencia de Elon Musk en el gobierno trumpista para advertir que la Ilustración Oscura ya no es una mera distopía tecnológica. De hecho, NRx han ganado fuerza en paralelo a la campaña electoral de Trump y muchos afirman que sus ideas se han filtrado poco a poco en la Casa Blanca. Sin ir más lejos, tanto los adeptos de este movimiento como los seguidores de Musk abogan por la desregulación económica y las legislaciones que favorecen a los grandes conglomerados tecnológicos.
La creciente injerencia de Elon Musk en el gobierno trumpista demuestra que la Ilustración Oscura ya no es una mera distopía tecnológica
La reforma de la Administración y la rebaja de impuestos son hoy dos de las tareas del padre de X y Tesla tras haber asumido la dirección del recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés). El hombre más rico del mundo se ha convertido, gracias a la ultraderecha populista, en un político de enorme peso en el país norteamericano. Recientemente, The New York Times alertaba de la creciente intromisión del círculo empresarial de Musk en la política estatal: “Musk está tratando de instalar a sus amigos de Silicon Valley en puestos privilegiados en el próximo Gobierno y su ascenso ha supuesto una mayor influencia en el gobierno republicano por parte de un grupo de figuras cercanas al multimillonario”, avisaba el diario.
Para Ramos, los movimientos neorreaccionarios y filofascistas como NRx están viviendo más que nunca “su momento dulce”. “Todo esto es un proceso que lleva varios décadas forjándose, desde los años 70 aproximadamente y sobre todo a partir de lo que fue la nueva derecha francesa de esa década, que produjo una cantidad ingente de material intelectual para intentar asaltar el sentido común de la gente”, subraya el periodista. A su juicio, “la extrema derecha ha evolucionado a lo largo de los años y estos últimos diez ha mutado todavía más, con un mayor desprecio hacia la igualdad y un apego al modelo neoliberal”.
Los resultados de los últimos comicios europeos son la prueba del triunfo de la reacción ultra: la formación de Alvise Pérez, Se acabó la fiesta (SALF), consiguió tres escaños, mientras que Vox mejoró sus resultados de 2019 con seis asientos en el Parlamento Europeo.
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