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De los insultos, a las enmiendas fallidas: la radicalidad de Vox sirve a Sánchez para exhibir unidad en el Congreso

La formación que lidera Santiago Abascal ha tratado de enmendar a la totalidad tres iniciativas en los últimos plenos y ha recibido un "no" unánime de la Cámara Baja.

Santiago Abascal
Santiago Abascal, líder de Vox, durante un pleno en el Congreso de los Diputados. Eduardo Parra / Europa Press

No es habitual en esta legislatura ver todos los votos verdes o todos los votos rojos en el Congreso de los Diputados. La unanimidad es la excepción. Sin embargo, sí hay algo que está suscitando consenso. Tanto la acción, como las posiciones tan escoradas de Vox en la Cámara Baja han encontrado, en los últimos plenos, el rechazo del resto de los partidos que componen el hemiciclo y eso es algo que está sirviendo a Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, para exhibir una cierta unidad y fortaleza en momentos concretos.

De alguna forma, el partido que lidera Santiago Abascal ha dado victorias gratuitas en el Congreso a Sánchez. No es poca cosa especialmente en una legislatura en la que se ha criticado con dureza al Gobierno por no lograr mayorías suficientes para sacar adelante leyes y, especialmente, tras un tramo horribilis en el que el PSOE vio cómo varias iniciativas ―la ley contra el proxenetismo o la ley del suelo― no obtenían el apoyo necesario.

Ahora, la legislatura ha entrado en otra etapa. Fuentes de varios grupos parlamentarios situaban un cambio de ritmo legislativo una vez se superara el 9 de junio, cuando se celebraron las elecciones europeas y terminó la larga yincana electoral. En parte, ha sido así. El Gobierno ha logrado encadenar varias votaciones favorables en la Cámara Baja incluso con algún eventual apoyo del Partido Popular.

PSOE y Sumar, por tanto, se han hecho con un balón de oxígeno que han complementado varios triunfos en disputas con Vox. Ni siquiera el PP ha votado a favor de las tres enmiendas a la totalidad que ha defendido la formación de extrema derecha en las últimas semanas.

Fracasó su intento de bloqueo a la iniciativa legislativa popular (ILP) de regularización de 500.000 personas migrantes y también su enmienda a la totalidad a las proposiciones de leyes ELA de PSOE, PP y Junts per Catalunya. La formación que lidera Abascal se quedó sola incluso en su oposición al proyecto de ley del Gobierno para crear la Oficina Española de Derechos de Autor. Cero de tres.

Ester Muñoz, una de las portavoces del PP, calificó las enmiendas a las leyes ELA ―que los grupos trabajan en comisión para aunar en una sola― de "poco serias" y acusó a Vox de presentarlas por "ego". Hay que tener en cuenta que el Congreso rechazó la proposición de ley sobre el mismo tema de la formación de Abascal, mientras que prosperaron las de PSOE, PP y Junts. Coincidió con Muñoz la socialista Carmen Martínez, que afeó a Vox "buscar su minuto de gloria".

Más de lo mismo en cuanto a la enmienda a la totalidad de Vox para paralizar el trámite de la regularización de personas migrantes, que sigue su curso en el Congreso. Todos los grupos de la Cámara se opusieron y tacharon su discurso sobre la inmigración de "peligroso".

Son tres 'vacíos' a Vox que dibujan un hemiciclo extrañamente alienado en una legislatura que destaca por su fragmentación. Además, contribuye a apuntalar a nivel parlamentario el perfil de dique contra la extrema derecha que Pedro Sánchez se ha construido a nivel europeo.

Insultos e intento de bloqueo a la votación de la amnistía

También se quedó solo Vox en el intento de torpedeo del pleno en el que se aprobó de forma definitiva la ley de amnistía, el 30 de mayo. Varias fuentes tanto del PSOE, como de Sumar sugirieron ―alguna de ellas, en público― que Vox había coreografiado una serie de insultos e interrupciones durante la sesión para provocar a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, y obligarla a suspender la votación. El propio entorno de la presidenta leyó así la situación y evitó conscientemente tener que llegar a ese punto.

Incluso el portavoz del Partido Popular, Borja Sémper, salió al paso de la actitud de Vox. "Es una puñetera vergüenza", exclamó en declaraciones para La Sexta. La formación que dirige Abascal no encontró apoyo, por tanto, ni siquiera en el Partido Popular. Lo mismo ocurrió con los insultos racistas que vertieron contra el secretario primero de la Mesa y diputado de Sumar, Gerardo Pisarello.

Con todo, ni en el contenido ni en las formas ha encontrado Vox ningún respaldo en el Congreso. En especial, su fracaso en las tres enmiendas a la totalidad a iniciativas importantes para el Gobierno ha contribuido a dibujar un Ejecutivo algo más fuerte y robusto. 

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