Opinión
Muere Jimmy Carter, el inventor del yihadismo, y el padrino de Bin Laden y Jomeini
Por Nazanin Armanian
Analista política y traductora persa y dari
-Actualizado a
Antes de la Administración Carter (1977-1981), Oriente Próximo desconocía el fenómeno yihadista, el de miles de hombres lumpen (desclasados, sin principios, delincuentes, violadores, pedófilos, gánsteres y bandidos), de extrema derecha y armados, para restaurar la Edad Media y la Inquisición en los países estratégicos.
Pasaba casi un siglo desde que los residuos del feudalismo, los ayatolás chiítas y los muftíes sunnitas, se habían refugiado en las remotas aldeas, aterrorizados por el avance del capitalismo modernizador, cuyo centro era el secularismo y el reconocimiento de algunos derechos de la mujer. En Irán, el primer país donde EEUU instaló el yihadismo en el poder, sigue siendo el único del mundo que en 1936 prohibió el velo (antes, una prenda para visibilizar el estatus subhumano de la mujer, y más reciente, la bandera del fascismo religioso), por la demanda del movimiento feminista iraní, fundado en 1924.
Una impresionante ingeniería geopolítica
La década de los setenta de la Guerra Fría estuvo marcada por la derrota de EEUU en la guerra de Vietnam, los escándalos domésticos (como Watergate), y la victoria de los movimientos progresistas: en Irán, uno de los pilares del dominio mundial de EEUU, y vecino de la Unión Soviética, la dictadura del Sha se desmoronó; en Afganistán, otra frontera de la URSS, la república a secas se convirtió en "democrática" al tomar los comunistas el poder. En Nicaragua, los sandinistas, y en la estratégica isla de Granada, los marxistas quitaron el sueño al inquilino de la Casa Blanca.
Así se pone en marcha la maquinaria de la CIA y el Pentágono, y no sólo para recuperar los dominios perdidos, sino desmantelar la principal barrera a la hegemonía global de EEUU: la URSS. Lo consigue y sin provocar una guerra mundial, entre numerosos motivos, la formación de una Santa Alianza con la extrema derecha judía, cristiana, chiíta y sunnita, gracias al odio compartido hacia el socialismo, el progreso y el ateísmo.
"No, no me arrepiento", respondió el que fue asesor de seguridad de Carter, Zbigniew Brzezinski, a la pregunta de la revista francesa Le Nouvel Observateur (del 21 de enero de 1998) sobre las atrocidades que cometen sus yihadistas: "La historia nos juzgará por haber acabado con la Unión Soviética", se justifica el supervisor de la Operación Ciclón contra la República Democrática de Afganistán, que subcontrató a Bin Laden (sunnita) y Ahmad Shah Masud (chiíta), con el dinero de Arabia Saudí y entrenados en el suelo pakistaní.
Los beneficios que sacó EEUU del yihadismo islámico alcanzaron hasta América Latina: con el dinero de armas vendidas a los ayatolás, a través del mismísimo Israel y a petición primer ministro de Israel Shimon Pere, Washington patrocinó a los Contra en Nicaragua.
Jomeini a Kennedy: "¡Yo soy más anticomunista que el Sha!"
En 2016, The Guardian publica parte de los "cables diplomáticos estadounidenses recientemente desclasificados". En él afirma que el gobierno de Jimmy Carter (1977-1981) tuvo un amplio contacto con el ayatolá Jomeini, para abortar la revolución republicana, democrática y federalista iraní de 1979.
Todo empezó cuando el Sha, desconfiado de EEUU, se negó a enemistarse con el poderoso vecino del norte, la URSS, con el que compartía 1.600 kilómetros de frontera, diseñando una política exterior equilibrada (lo que Tayyeb Erdogan intenta hacer entre Rusia y EEUU). Visitó la URSS en 1959, y aunque bajo las presiones de Washington no firmó con los soviéticos un tratado de no agresión, envió una nota al Kremlin en la que aseguraba a que no permitiría a ningún país tener bases militares contra la URSS en Irán o atacarle desde su reino.
Leonid Brezhnev le devuelve la visita en 1963, y un joven y ambicioso Jomeini, aparece en la escena, y consciente de que sin el respaldo de EEUU jamás podría alcanzar el poder, manda un mensaje a J.F. Kennedy a través de la embajada de EEUU, en el que expone su preocupación por el avance del comunismo en Irán: "La presencia estadounidense era necesaria para contrarrestar la influencia soviética y británica", cita la CIA de Jomeini. Aunque el texto completo del cable de la embajada sigue siendo clasificado, se percibe que aquel clérigo astuto se estaba presentando como una alternativa al monarca algo díscolo, presumiendo de sus dotes más anticomunistas.
Aquel año, los ayatolás habían recibido un duro golpe por dos medidas del programa de reformas (capitalistas) del Sha en la "Revolución Blanca": las desamortizaciones de las tierras waghfi (religiosas) en favor de los complejos agroindustriales, y el derecho del voto de la mujer. Por lo que encabezó una serie de protestas de los terratenientes y, practicando el populismo, criticó al Sha por ser el títere de EEUU. El mismo dictador que ejecutaba sin pestañear a los comunistas, sólo le pidió al ayatolá que abandonara el país. Se desconoce sí Kennedy recibió su mensaje, ya que dos semanas después fue asesinado. Jomeini se instaló en Irak y esperando su turno.
Mientras, Pahlavi había vuelto a la patria de Lenin en 1965, para firmar un amplio acuerdo de cooperación: la URSS construiría en Irán instalaciones hidrotécnicas, centrales eléctricas, varias fábricas de petroquímica y de maquinaria pesada, y la joya de la corona: el Complejo de Siderúrgica de Isfahán, el más grande Oriente Próximo, empleando a miles de iraníes; a cambio, la URSS recibe el gas iraní (que se desperdiciaba), a través del gasoducto Transcaucásico de 1.106 kilómetros, el primer gasoducto de exportación iraní, y construido por los propios soviéticos. Las inversiones de EEUU en las infraestructuras de Irán eran cero.
Cuenta el Sha en sus memorias, Answer to History (Responder a la historia), que, en 1973, EEUU y Reino Unido le castigaron por sus políticas, impidiendo que las petroleras occidentales renovasen sus contratos con Irán, para forzarle a bajar los precios del petróleo con la crisis energética, surgida de la guerra árabe-israelí.
Al final, Carter, por el temor a que el rey saliese de su control, dejó de ignorarle y se pegó un viaje de 17 horas para hacer algo inaudito: pasar el año nuevo de 1978 fuera de la Casa Blanca, celebrándolo en el palacio Niavaran de Teherán. Promete al Sha seguir vendiéndole armas (oxidadas) a cambio de petróleo barato, y llama a Irán "una isla de estabilidad en un rincón turbulento del mundo... gracias al amor y el respeto que los iraníes sienten hacia Su Alteza"; unos meses después, la isla estará patas arriba y aquel patrocinador de Al Qaeda echa a Su Alteza de Irán.
EEUU haría lo que fuera para que Irán no saliese de la órbita capitalista. La URSS se había convertido en el tercer vendedor de armas al Sha, después del Reino Unido, y eso fue motivo de mucha preocupación en Washington.
Complot Carter-Jomeini
Tras el inicio de la revolución espontánea y sin liderazgo de Irán (aunque el Sha, incrédulo respecto al poderío de los pueblos, asegura que fue organizada por EEUU, una especie de la Revolución Naranja) en el verano del 1977, Jomeini manda señales de humo desde Irak a Jimmy Carter, afirma el "cable": "Verá que no tenemos ninguna animosidad particular con los americanos. (...) No hay que tener miedo por el petróleo. No es cierto que no lo venderemos a los EEUU", dijo vendiéndose, en ambos sentidos, a EEUU. El 9 de enero de 1979, el académico David L. Aaron le recomienda a Zbigniew Brzezinski forzar a los generales iraníes (contrarios a un régimen de mulás, siempre arabizante y anti-iraní), para que pactaran con Jomeini.
La Casa Blanca temía una guerra civil en Irán que pusiera en peligro la vida de miles de asesores militares estadounidenses y a sus armas secretas como los aviones F-14, paralizara el flujo del petróleo, acabara tanto con el Savak, los servicios de inteligencia creados por la CIA y el Mossad en Irán, como con el ejército (Artesh) en el que tanto había invertido.
Se aceleran las gestiones
1. Con Irán y Afganistán en la agenda, los días del 4 al 7 de enero de 1979, los representantes de los G4 -Jimmy Carter, Valéry Giscard d'Estaing, Helmut Schmidt, y James Callaghan-, se reúnen en la isla de Guadalupe, para celebrar la cumbre "en mangas de camisa", justo seis meses después de que Carter enviara a la turba de Al Qaeda a Afganistán, y seis días antes de que el Ejército Rojo entrara en aquel país a petición de su presidente, el doctor Najibullah, para proteger a la población de la barbarie imperialista. Los G4 deciden abandonar al Sha y apostar por Jomeini. Hay informes sobre la asistencia de Sadegh Ghotbzadeh, el portavoz de Jomeini en el encuentro.
2. EEUU traslada al ayatolá a Francia para convertir aquel oscurantista y despiadado personaje en el "líder de la Revolución" a la que apodan "islámica", para que tuviera alguna lógica que un mulá prehistórico se sentara en el poder de uno de los países más avanzados de Oriente Próximo. Luego se inventará el "choque de civilizaciones" para seguir con su plan, esta vez como el Bombero Pirómano.
3. Del mismo modo que al Ejército sirio se le ordenó no resistir ante el reciente ataque de Al Qaeda, los generales del Sha recibieron, en enero de 1979, al oficial estadounidense Robert Huyser en Teherán, cuya misión era convencerlos de que tenían que colaborar con Jomeini, neutralizando un posible golpe de Estado contra la futura teocracia totalitaria.
4. En Paris, el embajador de EEUU, Warren Zimmermann, acude en un coche camuflado a la residencia de Jomeini en la aldea Neauphle-le-Château, para encontrarse con Ebrahim Yazdi, un médico iraní-estadounidense, que cuando vivió en Texas, según el mismo cable, ya había contactado con el agente de la CIA e iranólogo Richard Cottam.
5. En Teherán, el embajador de EEUU William Sullivan se reúne con el ayatolá Mohammad Beheshti, representante de Jomeini en Irán, ofreciéndole el cambio de la Constitución iraní, aboliendo la monarquía para la instauración de un Estado Islámico (traducción literal del término Hokumate eslami, título del libro de Jomeini publicado en los 70).
6. En Paris, Jomeini asegura que respetará las libertades políticas, incluyendo la del Partido Comunista (entrevista con Eric Rouleau de Le Monde), y también los derechos conquistados por las mujeres (entrevista con Oriana Fallaci para Corriere della Sera), etc., etc.; no es ninguna casualidad el parecido del criminal de Al Qaeda, Al Jolani, instalado en el trono de Bashar al Asad por EEUU-Israel y Turquía, con Jomeini: hace las mismas promesas (hasta ha cambiado su sotana y turbante por traje, chaqueta y corbata), para que sus patrocinadores europeos pudieran establecer relaciones diplomáticas sin rubor.
7. El 11 de enero de 1979, Carter le ordena al Sha, enfermo de un cáncer terminal, que se marche de Irán cuanto antes. Lo hará en cinco días, hacia ninguna parte. Sus antiguos amos, que suelen utilizar a sus títeres de pañuelo de "usar y tirar", no le darán asilo. Dos semanas después, aquel mulá es implantado en Irán, llevado en un Air France, y escoltado por cazas del país de la OTAN (por el temor a ser derribado por los soviéticos).
8. Carter decide seguir utilizando el huevo de oro encontrado en la extrema derecha religiosa, y después de Irán y Afganistán, elige otro país vecino de la URSS: Polonia, el eslabón débil del espacio soviético, donde el mismo año de 1978, primero, patrocina al ultracatólico Lech Walesa, y segundo, coloca en la cima del Vaticano, al polaco antirruso y anticomunista Karol Wojtyla. Juna Pablo II será el primer papa eslavo de la historia, cuya misión es desestabilizar los países socialistas cristianos, y erradicar la Teología Cristiana de Liberación. ¿Es casualidad que el entonces director de la CIA, William Casey, fuese miembro de la orden de los Caballeros de Malta del Vaticano?
9. La embajada de EEUU desarrollaba su actividad normal, hasta que es asaltada, en noviembre del 79, primero por un grupo de jóvenes de izquierda y después de ser expulsado, por la facción ingenua del islamismo que se había creído el "antimperialismo" de Jomeini. Carter no da crédito a lo sucedido: El creador es sacrificado por su propia criatura. Jomeini temía que un segundo mandato de Carter, con su bandera de los derechos humanos, le impidiese restaurar su Estado Islámico, una barbarie que va más allá de sacar ojos, cortar manos, lapidar a mujeres, legalizar la pedofilia de niñas mayores de ocho años, etc. El mundo se estremecerá cuando caiga este régimen sujetado por las potencias mundiales. Los jomeinistas indemnizaron a EEUU con 9.000 millones de dólares, por daños a la embajada y el personal diplomático.
10. La crisis de rehenes es aprovechada por otro político sin escrúpulos: Ronald Reagan. El candidato a la presidencia ofrece al ayatolá dinero y armas a cambio de que rechazara las ofertas de Carter para liberar a sus compatriotas. Así, sucede la Sorpresa de Octubre en 1980: un giro en las elecciones, pierde Carter y unas horas después de que Reagan jure su cargo, los rehenes son liberados. Esta Santa Alianza fue mencionada también en el libro America Held Hostage by Irán, escrito por el secretario de prensa de la Casa Blanca, Pierre Salinger.
11. Más trapos sucios saldrán con el escándalo Irán-Contra, en el que Reagan, a espaldas del Congreso, vende armas a Jomeini y con este dinero financia a los mercenarios antisandinistas, los Contra.
No se trataba de "teorías de conspiración", sino de conspiración de las élites de ambos países para garantizar la supervivencia del capitalismo en Irán y la hegemonía global de EEUU.
Borrando huellas
Los testigos presenciales del complot Yihadismo made in USA, fueron eliminados uno tras otro. Entre ellos:
El ayatolá Beheshti y el presidente de la teocracia Ali Rajaei mueren en dos atentados en 1981.
Sadegh Ghotbzadeh, apodado El Yerno de Jomeini, es ejecutado por Jomeini en 1982, acusado (falsamente) del intento de golpe de Estado.
Hossein Fardoust, jefe del Savak del Sha y de Jomeini, tras exterminar a la totalidad de la oposición del fascismo teocrático, es ejecutado el 18 de mayo de 1987, justo 12 días después de que su colega estadounidense William Casey, director de la CIA, "muera" de un infarto en la propia sede de la CIA, días antes de tener que comparecer ante el Comité de Inteligencia del Senado para declarar sobre el expediente Irán-Contra.
El agente del Mossad Amiram Nir pierde la vida en un accidente de helicóptero el 30 de noviembre de 1988, semanas antes del juicio del coronel Oliver North, por las operaciones encubiertas de EEUU en Irán.
La pantomima "antiterrorista yihadista" de EEUU y sus aliados, y la de "antiamericanismo" (que no "antimperialismo") de los yihadistas, además de destruir la vida de decenas de millones de personas y desmantelar a varios Estados, ha consolidado la hegemonía del capitalismo más militarista, y en Siria se ha dado el carpetazo al proyecto de un Nuevo Orden Mundial, auspiciado por China y Rusia.
Si el infierno existe, Carter ahora se habrá encontrado con Jomeini y Bin Laden.
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