Catalunya afronta 2025 con la cifra de paro más baja en 17 años pero con la pobreza y desigualdad al alza

Entre julio y septiembre de este año, el Producto Interior Bruto (PIB) de Catalunya creció un 3,9%, cinco décimas más que la media estatal y casi tres puntos que la comunitaria. El dato confirma el buen momento de la economía catalana en la esfera macro, impulsada por el aumento de la demanda interna, la inversión, el incremento del consumo de los hogares y el crecimiento de las exportaciones. Estas cifras, extraídas del Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat) parecerían evidenciar un dinamismo y un equilibrio de la situación económica. Pero la realidad micro, más allá de las percepciones ciudadanas, muestra un reparto desigual de la riqueza y un sistema tributario injusto. 

Pese a que Catalunya cerró noviembre con 332.532 parados, el registro más bajo desde el 2007, otros indicadores, vinculados a la tasa de riesgo de pobreza o la desigualdad social, reflejan la otra cara de la moneda. En el primer caso, se sitúa en el 24,4%, mientras que la segunda, poniendo el foco en la relación entre la renta media obtenida por el 20% de la población con la renta más alta, en relación con la adquirida por el 20% de la población con la renta más baja, el valor se ubicó en 5 durante 2023, solo una décima menos que en 2022.

Ante los retos económicos que tiene Catalunya para el recién estrenado año 2025, los economistas insisten en medidas que graven las grandes fortunas, el consumo de artículos de lujo, incrementen los impuestos energéticos o carguen más IRPF sobre los beneficios financieros. Antes de leer las propuestas de los expertos, haremos un repaso de algunos aspectos a mejorar, más allá de la reforma fiscal.

Desde hace décadas existe en la sociedad catalana una gran unanimidad sobre la necesidad de mejorar el modelo de financiación. Por el momento, el Govern de la Generalitat se ha comprometido a una serie de acciones, como la construcción de nuevas infraestructuras, la inversión en vivienda o la mejora de recursos en sanidad y educación. Éstas no parecen demasiado viables sin una nueva financiación autonómica. Precisamente, la vivienda será uno de los temas estrella del 2025, tanto desde el punto de vista social, por las protestas ante la escalada de precios, como político, para comprobar los efectos del anuncio del Ejecutivo catalán de promover 50.000 nuevos pisos públicos antes del 2030.

Un nuevo sistema tributario

Fruto de este castigo fiscal a las rentas medias denunciado reiteradamente por los economistas, los salarios bajos de este colectivo implican una menor recaudación en el IRPF e IVA, lo que acaba comiéndose el margen para incrementar los recursos públicos del Estado del Bienestar. En el caso de la educación, el Govern tiene un nivel elevado de competencias y uno de los deberes pendientes en este ámbito es articular y adaptar la formación a las necesidades del mundo empresarial.

“Con un sistema tributario injusto, en el que penalizas las rentas del trabajo y no dispones de herramientas suficientes para luchar contra el fraude fiscal, acabas fomentando la evasión”. El diagnóstico de Maria Dolors Torregrosa, economista y profesora de Derecho Financiero y Tributario de la Universitat de Barcelona (UB), se complementa con una apuesta por congelar las subidas del IRPF en las rentas medias e incrementar los impuestos a las grandes fortunas, "aquellas que trasladan su patrimonio a paraísos fiscales, fuera de nuestras fronteras".

La economista Maria Dolors Torregrosa recomienda subir el IVA excepto para los alimentos y productos básicos e incrementar el de los artículos de lujo

La experta recomienda subir el IVA excepto para los alimentos y productos básicos e incrementar el de los artículos de lujo, para evitar perjudicar aún más a las familias vulnerables. Además, Torregrosa defiende un aumento del IBI, basándose en que "es un tributo que afecta a la tenencia de inmuebles, sean de empresas o de particulares, con el que queda más repartida la carga fiscal". Con relación a los impuestos ambientales, la profesora cree que "más que el afán recaudatorio que se está demostrando con su diseño, sería más eficaz premiar las actividades económicas que apuestan por el reciclaje o por la reducción de las emisiones de CO₂".

Política redistributiva

En similar línea, el miembro de la Plataforma por una Fiscalidad Justa, Albert Ferrer, recuerda el desequilibrio entre los indicadores macroeconómicos y la realidad laboral o fiscal de Catalunya. "Nos encontramos con la contradicción de que generamos empleo como nunca y somos incapaces de reducir la tasa de paro". En relación al modelo de financiación, Ferrer lamenta que “la negociación esté tan marcada por la confrontación política”.

Desde la Plataforma, la receta implica plantear una política fiscal redistributiva. “Hay cierto margen en la recuperación de los impuestos energéticos, presionar por un tipo único del 15% al Impuesto de Sociedades para las multinacionales y una mayor coordinación para evitar el fraude fiscal”. Ferrer matiza que impuestos como el IRPF se pueden seguir incrementando. Eso sí, siempre que afecten a los beneficios de los activos financieros o de los depósitos bancarios, lo que no perjudicaría de forma directa a las clases trabajadoras. Además, el experto ve opciones para revisar la fiscalidad de los impuestos ambientales, llevando al límite la máxima de quien contamina paga.

Uno de los caballos de batalla del 2025 para la economía catalana, aparte de la reforma fiscal o del modelo de financiación, será la regulación del alquiler. Paralelamente al tope de precios, será el momento en que la Administración intervenga en el mercado como un actor más, creando un fondo para la adquisición y construcción de inmuebles destinados al alquiler o dedicando fondos europeos a la vivienda social. Será otro de los terrenos a explorar en este ejercicio.