Este artículo se publicó hace 7 años.
Así se descubrió el pozo más profundo de España
Su profundidad, de 436 metros, es equivalente a la altura de las Torres Gemelas de Nueva York.
MADRID.- Un pozo vertical con una profundidad equivalente a la altura de las desaparecidas Torres Gemelas de Nueva York se esconde bajo el municipio cántabro de Ruesga, tratándose, con sus casi 436 metros, del pozo más profundo de España y uno de los mayores del mundo.
El Club Cántabro de Exploraciones Subterráneas y Espeleo Club Ábrigu está detrás del hallazgo del Gran Pozo MTDE -así denominado en agradecimiento por la ayuda prestada por parte de la empresa de material espeolológico MTDE- en la Torca del Porrón, al sudeste de la región, que tuvo lugar en verano del año pasado y que no se hizo público hasta un día antes de que acabase el año, cuando contaron con la información completa para publicarlo.
Para poder realizar las exploraciones en el Macizo de Porracolina, lugar donde posteriormente se descubriría el pozo, ambos clubes tuvieron que pedir un permiso a la Consejería de Cultura, que presentaron con el aval de la Federación Cántabra de Espeleología. Así fue como comenzaron las exploraciones a principios del año 2016 en esta zona del extremo oriental de la Cordillera Cantábrica caracterizada por su "extraordinaria" karstificación.
Desde el principio, el objetivo fue explorar zonas subterráneas ya conocidas y buscar cavidades intermedias para facilitar el trabajo de exploración de los espeleólogos, según declara uno de los exploradores que consiguió bajar al Gran Pozo MTDE, Luciano Sedano, también miembro del grupo Espeleo Club Ábrigu.
En junio encontraron en la superficie varias bocas que marcaron y que se encontraban junto a las cavidades ya conocidas. Días después, varios pastores de la zona se pusieron en contacto con los clubes para informarles de que de esos mismos agujeros "salía mucho aire" en los meses fríos de invierno.
A partir de ahí, los exploradores comenzaron a agrandar la boca y a realizar los trabajos de desobstrucción para poder acceder al interior. Comenzó el descenso hasta llegar a los 50 metros de profundidad y lanzaron una piedra. Contaron 10-12 segundos hasta que se oyó el sonido del impacto, unos resultados "asombrosos", asegura uno de los clubes, que anticiparon el gran descubrimiento. La falta de material para poder descender hizo que el trabajo hasta la base se pospusiera unos días.
Una vez que contaron con el material necesario, hicieron falta cuatro días para poder llegar hasta el fondo del pozo. Cada "10 o 15 metros" había que amarrarse a la pared con un taladro que introduce anclajes de acero que se expanden dentro de la roca. Así, 57 veces y utilizando 600 metros de cuerda para llegar hasta abajo, "un trabajo muy lento y laborioso", indica Sedano.
Subir es más sencillo, asegura el espeleólogo, debido a que los anclajes y la cuerda "se encontraban ya instalados", y calcula que una persona en buena forma física puede tardar unas tres horas en volver a la superficie mientras que alguien inexperto puede llegar a necesitar más de ocho horas para salir.
Sedano, que también se encargó junto al equipo de tomar fotografías, afirma que para una sola persona sola es "imposible" sacar fotos ya que se necesita la colaboración de mucha gente, "entre cuatro y cinco personas" que controlen la cámara, los flashes o las emisoras para comunicarse: "Quien da al mando a distancia es lo de menos".
Una de las mayores dificultades, cuenta, es el propio tamaño del pozo que equivale "a las desaparecidas Torres Gemelas" y llevar durante la exploración cuerdas, mosquetones y demás material que calcula que pesaba más de cien kilos. Además, en caso de precipitaciones, la situación dentro del pozo es más complicada ya que existe una grieta vertical que cuando llueve se convierte en una gran cascada y es "como si lloviese dentro" causando además un enorme ruido. Esto, sumado a las corrientes de aire que hay en el interior, crean un "ambiente terrorífico", indica el espeleólogo.
Para medir la profundidad de la Torca del Porrón se utilizó un láser capaz de unir puntos de la cavidad y de medir a partir de ellos la distancia, el rumbo y la inclinacion. Luego, con estos datos, el software de un ordenador se encargó de dibujar la forma de la cavidad y mostrar su profundidad.
Hasta su descubrimiento, la Torca de los Pasiegos -que se comunica con la Torca del Porrón en su base conocida como la Sala Maldita- era el pozo más profundo de España con 345 metros. Ambos se ubican en el Macizo de Porracolina, donde también existen otros pozos como el de Cueto, con 302 metros, o el Pozo Negro de 340 metros, éste último ya ubicado en el sistema del Mortillano, también en Cantabria.
A nivel mundial no existe una clasificación oficial que mida los pozos más profundos, por eso, los dos clubes han buscado los ránquines que existen en cuanto a esta materia y han elegido el creado por Bob Gulden, director del Estudio Espeleológico de Virginia Occidental que se encarga de clasificar cavidades de todo el mundo por tipo y profundidad, con el que se pusieron en contacto ÁBRIGU y CCES y al que enviaron la información y datos topográficos necesarios de la cavidad.
Según su estudio, la Torca del Porrón es el segundo pozo en caída libre -es decir, totalmente vertical- interior más profundo del mundo solo por detrás del pozo de Velebita en Croacia. En cuanto a pozos en general -sin tener en cuenta si son verticales o escalonados-, el descubierto en Cantabria se sitúa en el puesto undécimo.
El descubrimiento del pozo más profundo de España no hace que se detengan las actividades de exploración subterránea. Ambos clubes afirman que continuarán explorando la cavidad y el sistema en el que se encuentra y recuerdan que, debido a la continuación de los trabajos, no van a ofrecer datos exactos del acceso al pozo para evitar que se realicen actividades deportivas que "nada tienen que ver con los trabajos que actualmente se están realizando" que puedan causar el desgaste del material ya colocado.
Los espeleólogos confían en seguir descubriendo cavidades ya que en esa zona, a 450 metros sobre el nivel del mar, el macizo se encuentra "plagado de galerías gigantescas". Para ello, esperarán a que mejoren las condiciones climátologicas del exterior que dificultan los trabajos de exploración, y uno de los objetivos será introducirse en ya mencionada grieta en la que se origina una gran cascada en días de lluvia "para ver si da acceso a otros pozos", concluye Sedano.
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