Este artículo se publicó hace 2 años.
El PSOE rescata a Pablo Casado del olvido para irritar a Feijóo
Los socialistas usan al expresidente del PP para recordar que él trató de frenar la corrupción en su partido y por eso se tuvo que marchar. Por su parte, desde las filas populares nadie habla de Casado y Feijóo ha enmendado su estrategia política.
Han pasado casi dos meses desde que Alberto Núñez Feijóo fuera proclamado oficialmente como nuevo presidente del Partido Popular (PP). Y un mes más desde la defenestración de Pablo Casado tras el estallido de una crisis sin precedentes en los populares a cuenta de las acusaciones del exlíder de la oposición hacia la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Pero las menciones al ex máximo dirigente de Génova siguen estando muy presentes en las declaraciones de sus rivales políticos. Desde las filas del PSOE se ha rescatado del olvido a Casado en numerosas ocasiones durante este tiempo para tratar de irritar al dirigente gallego.
Sin ir más lejos, el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se acordó de Casado este pasado jueves durante su comparecencia en el Congreso de los Diputados. El líder del Ejecutivo, en medio de su intervención para explicar el caso Pegasus, criticó duramente a los populares por su pasado corrupto y el uso de las instituciones que hicieron durante el mandato de Mariano Rajoy.
"Cuando entre sus filas aparece un dirigente, no mencionaré quién, que denuncia un presunto caso de corrupción, el partido reacciona vigorosamente, pero no para atacar la corrupción, sino para desalojar a su dirigente", destacó desde la tribuna, sin mencionar a Casado de forma directa.
El mensaje de que Feijóo ha llegado a la presidencia del PP para "tapar la corrupción" ha sido repetido en varias ocasiones, especialmente a través de los máximos dirigentes del PSOE. "Hoy Feijóo bendecirá la corrupción del PP de Madrid que otros, como Pablo Casado, trataron de denunciar", dijo el pasado fin de semana, coincidiendo con el Congreso del PP de Madrid, la vicesecretaria general socialista Adriana Lastra.
"Es el mismo PP de siempre", han repetido varios portavoces socialistas como Felipe Sicilia públicamente al calor de casos como los de las mascarillas en el Ayuntamiento de Madrid o el de los contratos del hermano de Ayuso. "Feijóo es más de lo mismo porque la corrupción del PP es sistémica", señalaban en Ferraz cuando comenzó a conocerse que sería el expresidente de la Xunta de Galicia el nuevo líder de la oposición.
Pero han sido varias las ocasiones en las que los socialistas han puesto a Casado como ejemplo o como contraejemplo de Feijóo. Lastra, por ejemplo, señaló hace unos días que el actual presidente del PP "tiene las mismas formas de Casado pero un poco más lento".
También Lastra "enumeró" la pasada semanas los tres hechos que a su juicio había cambiado Feijóo respecto a las posiciones mantenidas por su antecesor. "Casado no entregó el poder de ninguna Comunidad Autónoma a la extrema derecha. Y Feijóo ya lo ha hecho en Castilla y León y lo hará en Andalucía", dijo en primer lugar.
"Casado sacó a la luz la presunta corrupción del PP y eso le costó la presidencia de su partido", añadió. "Casado apoyó la abolición de la prostitución en el Congreso en 2019. Feijóo cambió esa postura y traicionó a las mujeres", apuntó en tercer lugar al día siguiente de que los socialistas se quedaran solos en su propuesta de abolición de la prostitución. "Por lo demás, el PP de siempre, el del bloqueo y del no a todo. Feijóo ha roto con Casado pero sigue la línea de Rajoy, Cifuentes, Aguirre o Granados", sentenció Lastra.
En el PP ni lo mencionan
Y por cada vez que el PSOE menciona a Casado, silencio y "a otra cosa" en el PP. Los populares interiorizaron que para cerrar la sangría interna había que pasar página rápido y dejar de hablar de una etapa que consideran "errática". Ni Pablo Casado, ni Teodoro García Egea, que ahora se sienta en la última fila del hemiciclo, parecen haber ocupado nunca la planta 7 de Génova.
El borrado comenzó pronto: la misma noche en la que los barones se conjuraron en la sede para enseñarle la puerta de salida a Casado y aupar a Núñez Feijóo a la presidencia. Volvió entones una vieja guardia del PP que enmendaba la etapa anterior, que quería marcar distancias con la ejecutiva saliente y que dio orden de no enredarse en la interna. Y eso pasaba por no hablar de Casado en público. Un silencio que se hizo evidente en el congreso de Sevilla. La presencia del expresidente de los populares fue testimonial, apenas se acordaron de él los pocos fieles que le quedaban y en la hemeroteca quedará el momento en el que José María Aznar dijo "donde quiera que esté, Pablo".
Desde entonces la amnesia colectiva se ha instaurado. La guinda la puso Isabel Díaz Ayuso la semana pasada en el congreso que la coronó como presidenta del PP de Madrid, el germen de su guerra con Casado. No hubo ni una sola referencia al exlíder en los dos días que duró el cónclave y tampoco apareció en los vídeos que preparó el partido, donde sí estaban todos los expresidentes nacionales del PP.
Ayuso quiso borrar a Pablo Casado de la historia del partido con la complicidad de un Feijóo que ha "reiniciado" el Partido Popular y evita cualquier referencia a tiempos pasados. Eso sí, nada se ha movido en la política institucional.
Las relaciones entre PP y PSOE no han sido nada cercanas durante toda la legislatura. La tensión ha sido la constante y los "pactos de Estado" relevantes se han alejado. El bloqueo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y ya se ha descartado avanzar en él al menos hasta después de las elecciones en Andalucía. De momento, "el mismo de PP de siempre", como dicen en Ferraz. Y en Génova, aún tras el borrado de Casado, parece que también ven al PSOE con las mismas gafas.
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