Los negocios de la pareja de Ayuso: de comisionista de mascarillas a dueño de una casa de huéspedes
Hace 20 años Alberto González Amador residía en una humilde zona de Madrid con su padre y un hermano. Hoy tiene un coche de lujo y un piso valorado en más de un millón de euros en una de las mejores zonas de la capital, donde vive con su novia.
Madrid--Actualizado a
Alberto González Amador (Ceuta, 1976), pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha pasado de ser el discreto técnico sanitario, como lo presentaron los medios de comunicación a finales de 2021, cuando se dio a conocer la relación sentimental, a un avispado comisionista que se embolsó casi dos millones de euros por intermediar entre dos empresas en la compra-venta de material sanitario en lo peor de la pandemia por la covid.
Al más puro estilo de Tomás Díaz Ayuso, el hermano de la presidenta, que ganó 234.000 euros solo por idear e intermediar en la venta de mascarillas, con un amigo, a la Comunidad de Madrid al comienzo de la pandemia, Alberto González Amador dio un importante impulso a su patrimonio convirtiéndose en comisionista, cuando aún no mantenía relación con la presidenta Ayuso.
Este ceutí afincado en Madrid, con vínculos familiares en la provincia de León, se dedica a la consultoría en relación a la prevención de riesgos laborales para varias mutuas, como Frater Prevención, que en 2016 pasó a formar parte del Grupo Quirón. Este es su principal cliente.
Como asesor externo, González Amador facturaba sus servicios a través de su sociedad Maxwell Cremona SL, constituida en 2016, con el objeto social de "proyectos de eficiencia energética". A comienzos de 2020, antes de la llegada del confinamiento, puso en marcha un plan para intermediar en el negocio de la compra-venta de material sanitario.
Su papel se limitó a poner en contacto a la empresa FCS Selects Products SL, que vendía mascarillas y guantes, con la mercantil gallega Maper Asesores, que quería comprar los productos sanitarios. Por ello, obtuvo casi dos millones de euros, que quiso ocultar al fisco, a través de un entramado empresarial con el objetivo de hurtar dinero a Hacienda, tal y como adelantaron Eldiario.es y El País.
A raíz de aquella operación, la Agencia Tributaria detectó que la pareja de Ayuso comenzó a utilizar otra mercantil para justificar sus ingresos con facturas falsas, Masterman and Whitaker SL, que en su constitución tenía la denominación de Círculobelleza SL, radicada en León y con vínculos con una empresa de construcción de Ponferrada, adjudicataria de obras públicas para hospitales y centros de salud de la provincia.
En su denuncia, la Fiscalía indica que la cantidad defraudada por González Amador asciende a 350.000 euros.
Una casa de huéspedes
Entre los diversos usos que el novio de Ayuso ha dado al dinero de las comisiones, figura un alojamiento turístico en el barrio de Usera (Madrid), cerca del Hospital Doce de Octubre, de ahí el nombre de la sociedad que constituyó en marzo de 2022: October Twuelve Accommodation SL.
Se trata de dos bajos contiguos que han sido convertidos en un alojamiento con cinco habitaciones y que se oferta en varios portales en Internet a un precio de 107 euros la noche.
Esta sociedad la comparte la pareja de Ayuso con el abogado madrileño C. N. M. que presuntamente habría participado en el entramado societario para ocultar los dos millones de euros de las comisiones no declaradas a Hacienda. Este abogado no ha sido denunciado por la Fiscalía, pero el juzgado podría cambiar esa situación.
Alberto González Amador ha pasado de vivir a principios de los años 2000 en una humilde zona de Madrid, con su padre y un hermano, a residir ahora en un lujoso piso en el barrio madrileño de Chamberí, valorado en más de un millón de euros e hipotecado en medio millón.
Lo adquirió en verano de 2022, tras defraudar a Hacienda, según la Fiscalía. Isabel Díaz Ayuso vive con él y disfruta de las comodidades del piso de lujo, de 183 metros cuadrados. También disfruta del vehículo de alta gama que adquirió su novio poco después del pelotazo de las comisiones: un Maserati que ronda los 85.000 euros.
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