Este artículo se publicó hace 5 años.
Entrevista a José María González, Kichi, alcalde de Cádiz"Me parto la cara para que Cádiz sea una ciudad donde no haya privilegios, sino derechos"
"Un alcalde manda más de lo que parece, pero menos de lo que debería"; "Uno espera que una fuerza progresista se alinee contigo, pero el PSOE lleva cuatro años alineado con PP y Ciudadanos"; "Hemos demostrado que sí se podía. En Cádiz no se le corta el agua a nadie"; "Una persona que ocupa un cargo, a los ocho años ya empieza a oler un poco a pescado congelado"; "Los pitos de las ollas tienen que sonar en la Bahía de Cádiz"
José María González, Kichi, es el alcalde de Cádiz desde hace cuatro años. El día de su toma de posesión una multitud se arremolinó en la plaza San Juan de Dios, a las puertas del Ayuntamiento. Kichi, con el bastón de mando del alcalde, en la mano, le dijo a la gente: “Esto es vuestro”. Cuatro años después, opta a la reelección, con más experiencia y algunas metafóricas cicatrices, inevitables cuando se ejerce la política desde un puesto de responsabilidad.
Pero Kichi no ha perdido cierta frescura -sigue hablando de los problemas en primera persona del plural, no en tercera persona, como es habitual en el discurso político- ni tampoco, de momento, el norte, tal vez porque tiende a mirarse al espejo y a renovar la vacuna contra los peligros y las trampas del poder, de los que es bien consciente.
“Nadie está a salvo. Nosotros no somos superhéroes ni superwomans ni somos más buenos que nadie. La caoba, el terciopelo te termina por seducir”, reflexiona en esta entrevista con Público. Por ello, ocho años es el límite. En el caso de ser reelegido el próximo 26 de mayo, será la última legislatura de Kichi alcalde.
Mientras tanto, mientras llega el día de saber si sus convecinos y convecinas lo quieren de nuevo en el puesto de mando, Kichi disfruta del contacto piel con piel con la gente que permite toda campaña, que se financia sin créditos bancarios. “Para nosotros, eso es marca de la casa”, dice.
Esta es la breve conversación que el alcalde de Cádiz, en medio del ajetreo de la campaña, mantuvo con Público el pasado lunes.
¿Le gustan las campañas electorales?
Las campañas siempre nos sientan bien a la gente de Podemos. Siempre se nos quedan cortas. Con la experiencia que tengo, que no es mucha, porque uno no es un político, solo llevo en la representación pública cuatro añitos, uno se lo pasa bien. La tienes que hacer sí o sí, ¿Qué menos que pasárselo bien? Es una oportunidad para contarle a tus convecinos los proyectos. Es una oportunidad de mirarle a la cara a la gente y contarle cuáles son tus ideas y las soluciones para nuestros problemas.
¿Qué expectativas tiene de cara al 26M? ¿Qué resultado le gustaría obtener?
El resultado deseado es una mayoría absoluta. Entiendo que eso lo dirá todo el mundo. Pero en el caso de Cádiz en estos cuatro años de minoría absoluta, de todo lo contrario, en que hemos tenido que depender de la oposición para todo, concretamente del PSOE, porque al PP y a Ciudadanos ni estaban ni se les esperaban... Uno espera que una fuerza progresista se alinee contigo, pero después de cuatro años de un PSOE alineado con PP y Ciudadanos se hace casi insostenible esa situación. Lo que necesitan los gaditanos y gaditanas es una mayoría absoluta de Adelante Cádiz que nos permita aprobar proyectos y hacer política, a pesar de ellos.
Después de cuatro años en el cargo, ¿Cuánto manda un alcalde?
Mucho. Un alcalde es la máxima autoridad política de una ciudad. Manda muchísimo, lo que ocurre es que en la práctica ves como otros, desde la troica hasta tu presidente autonómico, tienen competencias y más dinero que tú. Nos encantaría tener un nivel de competencias mucho más ampliado y el nivel de financiación que tienen otras administraciones. Al final sí que eres tú, el alcalde de provincias, la primera puerta a la que llaman vecinos con dramas humanos muy serios e importantes. Un alcalde manda más de lo que parece pero menos de lo que debería.
¿Desde un Ayuntamiento se puede cambiar la vida de la gente?
Desde un Ayuntamiento se debe cambiar la vida de la gente. Nosotros hemos podido comprobar cómo el límite de las instituciones se podía estirar. Que sí se podía. Sí se podía garantizar que en Cádiz no se le cortase el agua a nadie. Somos una de las escasas ciudades de este país en las que a nadie se le corta el agua. Que sí se podían recuperar servicios frente a una dinámica contraria en todos los contextos administrativos. Mientras en otras administraciones se privatiza, poner de manifiesto que se pueden recuperar servicios, derechos y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores es un avance importante y gratificante.
¿Ocho años son suficientes para cambiar las cosas como le gustaría?
Ocho años son suficientes para ocupar la primera línea de representación pública. Eso no quiere decir que los proyectos públicos se terminen. Quizás estemos acostumbrados a ese personalismo, a ese figureo de la clase política. Evidentemente, los problemas de esta ciudad, que arrastra problemas más estructurales desde hace más de 40 años, no se van a solucionar del todo en 8 años, pero para eso están los recambios. Que nuevos compañeros y compañeras retomen esa bandera.
Una persona que está en política, que ocupa un cargo, a los ocho años ya empieza a oler un poco a pescado congelado. Es decir, la frescura, la honestidad, la coherencia, son ingredientes importantes a la hora de ocupar la primera línea de representación pública. Y nadie está a salvo. Nosotros no somos superhéroes ni superwomans ni somos más buenos que nadie. La caoba, el terciopelo te termina por seducir.
Por eso, antes de que eso ocurra, a los ocho años…, que es un tiempo de sobra. Son ocho años de tu vida. Además los ocho mejores años de tu vida. Ten en cuenta que ya empezamos a dejar de ser jóvenes. Yo ya estoy andando la senda de la senectud. Emplear esos ocho años de mi vida, de mi juventud, en la representación pública son más que de sobra. Después que venga un compañero o compañera con las mismas ideas, con la misma fuerza, con la misma honestidad. Estos proyectos son a largo plazo. Es mentira que los problemas de la ciudadanía se resuelvan cada cuatro años. Eso es un bulo que tenemos que desmentir.
¿Qué legado le gustaría dejar?
El legado que me gustaría dejar después de este paso por el ayuntamiento, por poder disfrutar del honor de ser alcalde de mis paisanos, es que se me recuerde como alguien que se partió la cara y que se dejó todas sus fuerzas y todo su ánimo y toda su potencia en defender a la ciudad, en hacer de Cádiz una ciudad más democrática, una ciudad donde no haya privilegios sino derechos, donde no haya existencialismo sino derechos conseguidos, donde se avance considerablemente hacia elementos como la accesibilidad, la movilidad sostenible, la lucha contra el cambio climático. En definitiva, el legado es haber hecho transitar a Cádiz desde el pasado más oscuro hacia el futuro que Cádiz se merece.
Diga tres cosas para Cádiz que ha hecho de las que se siente satisfecho y otras tres que considera necesarias, imprescindibles para los próximos cuatro años.
La puesta en marcha del suministro mínimo vital es un logro increíble en lo concreto, pero también por lo que tiene de simbólico. Para mí es muy importante que en Cádiz se haya avanzado hacia la consecución de derechos. La puesta en marcha de la recuperación de servicios públicos frente a la dinámica de privatizaciones permanente es otro logro importante.
Creo que la gran asignatura pendiente que tenemos es el bono social eléctrico. Ha sido imposible aprobar el bono social eléctrico por la mezquindad del PP. Ha sido su mezquindad la responsable de que no se haya puesto en funcionamiento. Cabe garantizar que el bono social eléctrico lo pondremos en marcha sí o sí en estos próximos cuatro años.
También me gustaría hacer hincapié en otro logro que me parece importante. En Cádiz, con la remunicipalización del servicio de playa, hemos sido capaces de revalidar la concesión de banderas azules, la máxima distinción en materia de sostenibilidad y respeto al medio ambiente. Además hemos firmado el primer convenio colectivo de los trabajadores del servicio de playa. Cuando contrapones esta idea y la enfrentas con el pasado con dos ERTES de estos trabajadores y congelación salarial de cuatro años, el logro es importante.
Yo no soy nada autocomplaciente. Hay mucho trabajo que hacer, mucho trabajo que andar, y muchos errores que enmendar, pero evidentemente seré yo, porque no lo va a hacer nadie más, el que hable de los logros que se han conseguido.
La posibilidad de haber reducido la deuda a proveedores de 45 a 5 millones es importante también. No hay mejor política de apoyo al pequeño y mediano empresario en este país que hacer esto desde el municipalismo.
A los demás se les puede llenar la boca, prometer el oro y el moro en campaña, pero frente a las promesas están los hechos. En Cádiz podemos poner encima de la mesa unos cuantos.
¿Cuál es su posición en el debate recurrente sobre los astilleros y la construcción de buques militares?
Para nosotros, para un alcalde de la bahía de Cádiz es primordial defender la carga de trabajo porque es primordial luchar, también luchar por la defensa de los derechos humanos en la propia bahía. Los pitos de las ollas tienen que sonar. Fíjate que tenemos la manía de comer tres veces, sobre todo los gaditanos y gaditanas chiquitititos.
El peso de la geopolítica internacional, de la defensa de los derechos humanos, no se puede depositar sobre las espaldas de los gaditanos y gaditanas, sino sobre las de quienes dirigen la SEPI. En definitiva, al gobierno de este país se le tiene que echar en cara que se apoye de una manera u otra el comercio el negocio y la industria de la guerra.
En ningún caso voy a permitir que a ningún habitante de la bahía de Cádiz, por hacerlo extensivo porque en esto hablamos de Cádiz, pero también de San Fernando, de Puerto Real, de Chiclana, del Puerto de Santa María, le depositen sobre sus espaldas, las de mis convecinos, esa responsabilidad. Esa responsabilidad no nos toca a nosotros.
¿Cómo son sus relaciones con Pablo Iglesias?
Mi relación con Iglesias es estupenda. Es mi secretario general. Es la persona que quiero que sea presidente de este país. Por tanto, es estupenda. Que a veces estamos en desacuerdo, sí. Que a veces nos peleamos, porque en todo no pensamos igual, sí. Pero por lo menos no nos pegamos puñaladas en la espalda como se las pegan en otros partidos, no hay nada más que recordar las primarias del PSOE o todos los procesos internos del PP. Creo que no se ha terminado de entender en este país cual es la relación interna de miembros de un partido como Podemos. Podemos pelear todo lo que se quiera, pero hay una lealtad inquebrantable. No hay mejor presidente del Gobierno que Pablo Iglesias.
¿Son importantes unas buenas relaciones en el partido para dirigir una ciudad?
Nosotros hablamos de las corbetas, pero hemos sido los únicos, mi compañero Iglesias en el Congreso y este que habla en reuniones con la ministra, que hemos planteado alternativas. La diversificación basada en energía renovable para Navantia solo la ha defendido Unidas Podemos en el Congreso y el alcalde. Por tanto, esa relación existe y es importante que esté engrasada y goce de buena salud. Un municipio por sí solo no puede conseguir ciertas cosas si no es con la colaboración de sus compañeros en otras instituciones. Hay muchos asuntos que dependen de otras administraciones, también de la Junta de Andalucía. Y está el enorme trabajo que hacen nuestros compañeros y compañeras en el Parlamento Europeo, esgrimiendo argumentos de peso desde una mirada alternativa que nos devuelve la esperanza de que otro mundo es posible. Cuando los escucho, sobre todo cuando escucho a Miguel Urbán, sí. Unidas Podemos es la única alternativa.
¿Es Podemos una herramienta igual, más o menos útil para resolver problemas que cuando surgió?
Podemos es la única herramienta que puede garantizar una alternativa diferente al relato que nos habían pintado. Nos. habían pintado que no se podía y estamos demostrando que sí se puede. Nos habían pintado que los recortes y el austericidio y el rescate a los bancos eran la única alternativa que podíamos hacer y que no podíamos salir del guión de la troica y estamos demostrando que existen otras alternativas.
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