madrid
Se le acabó la fiesta a Alvise. El ultraderechista cosechó grandes cantidades de dinero gracias a su influencia política y mediática. Recibió 100.000 euros de un empresario en el punto de mira, denunciado por delitos de estafa, organización criminal o blanqueo. En este vídeo explicamos una historia en la que el discurso ultra se entrelaza con intereses económicos.
Todo comenzó el 27 de mayo, en plena campaña electoral para las elecciones europeas. En Madrid, un empresario entregó al líder de Se Acabó la Fiesta (SALF) 100.000 euros en efectivo, adelantó eldiaro.es. El empresario es Álvaro Romillo, más conocido en redes sociales como Luis CryptoSpain. Tenía una empresa llamada Madeira Invest Club. El objetivo de este dinero fue financiar la campaña electoral, el partido político y al propio Alvise. ¿Pero cómo se sabe todo esto?
Los dos reconocen las irregularidades
Los dos implicados reconocieron las irregularidades, aunque lo hicieron por vías distintas. Romillo presentó un escrito a la Fiscalía mientras que Alvise publicó un vídeo en sus redes sociales. Álvaro Romillo acudió a la Fiscalía General del Estado para entregarle un escrito con numerosos documentos. En ese escrito se admite la entrega de los 100.000 euros a Alvise.
La documentación recoge conversaciones entre los dos. En ellas, se muestra cómo Alvise admite que su intención es recaudar entre 300.000 y 360.000 euros. Los objetivos de Alvise son los siguientes:
◾Financiar su campaña electoral.
◾Financiar su partido: Se Acabó la Fiesta.
◾Financiarse a sí mismo, para prescindir del sueldo de eurodiputado que está sorteando.
◾Pagar sus multas por las causas judiciales que le salpican por revelación de secretos y difusión de bulos.
Los líos judiciales llegan a tal punto que Alvise fue el candidato al Parlamento Europeo con más condenas en los tribunales, escándalos o conductas indebidas. Fue condenado a pagar 60.000 euros a Ábalos por publicar fotos hechas en su casa sin consentimiento; 7.000 euros a la periodista Ana Pastor por intromisión en su imagen; y a Manuela Carmena por inventarse que recibió un respirador en 2020, en la primera ola de la pandemia. Alvise ha recurrido estas tres sentencias y, en el caso de Ábalos, debe repetirse el juicio.
¿Por qué Romillo deja tirado a Alvise?
La relación entre Alvise y Romillo parecía sólida, con intereses comunes e ideológicos. Los dos defienden un discurso populista contra el Estado y los servicios públicos. El empresario ayudó al político a recaudar fondos a través de criptomonedas. Por su parte, Alvise le prometió legislar a su favor, beneficiando el mercado de las criptomonedas.
Sin embargo, todo cambió cuando Romillo vio peligrar su libertad. Decidió cooperar con la Justicia y Hacienda al percatarse de que tanto la Agencia Tributaria como la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) habían echado el ojo a su compañía, Madeira Invest Club. La empresa fue definida por la CNMV como "chiringuito financiero". Este chiringuito cerró de golpe el lunes 16 de septiembre.
Madeira Invest Club ha sido denunciada por varios inversores. Entre las acusaciones: estafa, apropiación indebida, organización criminal y blanqueo de capitales. Los afectados piden que Alvise devuelva los 100.000 euros entregados por Romillo, ya que encajan en los delitos de blanqueo de capitales y financiación ilegal de partidos políticos.
El juez habla de 27.000 afectados y un perjuicio de 300 millones de euros
La Audiencia Nacional está investigando el caso. El juez instructor es José Luis Calama. Este juez ha explicado que tras la actividad de la empresa de Romillo puede haber hasta 27.000 afectados, con pérdidas superiores a los 300 millones de euros. Lo que parecía ser una simple inversión en criptomonedas y arte, resulta ser parte de una compleja trama con conexiones internacionales en Portugal, Estados Unidos, República Dominicana, Estonia y Albania, ha especificado el juez.
La reacción de Alvise: reconocer un posible delito
En un intento desesperado por justificarse, Alvise publicó un vídeo en el que admitió recibir los 100.000 euros. En esa publicación se presentó a sí mismo como un simple autónomo que cobra por un trabajo en efectivo. Dijo que no presentar factura fue un "sacrificio moral".
Es una excusa que no se sostiene. Alvise reconoció no haber hecho factura, supuestamente, para no enriquecerse a través de su actividad política, pero, paradójicamente, el dinero que obtuvo procedió de vender su influencia como eurodiputado. Alvise, en su vídeo, hizo un batiburrillo populista. Mezcló la corrupción política, la crisis de vivienda, la xenofobia; y defendió a organizaciones ultras como Desokupa. Seguidores del ultra han pasado del entusiasmo por su resultado en las europeas a la decepción.
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