Este artículo se publicó hace 5 años.
feminismoEl coño insumiso retorna a las calles de Sevilla por el 1 de Mayo
Organizaciones feministas sacan varios coños insumisos por las calles de Sevilla durante la manifestación por el 1 de mayo
Sevilla-
Es la plaza Niño de Vallecas, en el Polígono San Pablo, una zona de familias trabajadoras en Sevilla. Hay un supermercado y, al lado, la Iglesia de la Virgen del Pilar. Una bandera de un niño coronado, con la leyenda Jesús es tu regalo preside la entrada al templo. A unos pasos de la puerta descansa hoy una escultura de una vulva, enganchada a una estructura de madera, lista para ser levantada.
Hace cinco años, el 1 de mayo de 2014, un grupo de mujeres salió a la calle para manifestarse por los derechos de las mujeres, incluido el derecho al aborto. Con ellas, iba en procesión, a la manera de un paso de Semana Santa, una vagina cubierta con un manto emulando la imagen de una virgen. Es lo que se dio en llamar la ‘procesión del coño insumiso’. Las mujeres fueron denunciadas por una asociación de abogados cristianos y, aunque la causa se archivó, luego se reabrió. Hoy esperan el juicio, procesadas por un delito contra las creencias religiosas y otro de provocación al odio.
Los tambores empiezan a sonar en la plaza Niño de Vallecas a las 11.49. Poco después, se escucha a los portavoces de las organizaciones convocantes -CGT, CNT, SAT...- hablar. El sonido sale por los altavoces instalados en una camioneta: “Viva la lucha de la clase obrera. Viva el primero de mayo. Es el día que conquistamos derechos laborales básicos que hoy están en riesgo por esta crisis/estafa”.
La gente, poco a poco, se congrega bajo la sombra cuarteada de dos árboles y en torno a la escultura Solidaridad, de la artista Vicky Camacho, que se yergue en el centro de la plaza. La obra refleja a unos hombres, casi androides, como hechos de cables, que parecen amontonarse unos sobre otros, mientras intentan subir de un agujero hacia una superficie, que uno de ellos ya agarra.
Pasa una mujer con un bolso de mano que lleva por leyenda: “Mis reglas”. Su dueña coge del brazo a una niña que transporta un globo de helio rosa. El globo flota, bajo el cielo azul de Sevilla. Bajo el sol de mayo.
Uno de los coños insumisos que hoy han decidido sacar las organizaciones feministas descansa sobre las baldosas, entre las que crecen pequeños filamentos de yerba que amarillea. A su alrededor, ondean las banderas rojinegras de los sindicatos CNT, CGT, también de Cuba, de Venezuela, camisetas de Star Wars, de Mafalda, otras con la leyenda Alpha Feminist, simbología comunista también. El icónico rostro del Che Guevara, hasta la victoria, siempre, está en las camisetas y en las banderas. Hay mujeres ataviadas con gorros de miliciano coloreados de negro y de morado, el color del feminismo. Hay globos rojos. Hay abanicos arcoiris. Hay chapas.
Hay sol.
Un grupo de policías nacionales encargados de mantener el orden de la manifestación salen del supermercado, uniformados, pertrechados de agua y refrescos. Vecinos y vecinas de la Plaza Niño de Vallecas fuman en los balcones. Pueden leer las pancartas, que guardan la memoria de los combates, que descansan en el suelo, a los pies de la escultura Solidaridad. Por el reparto de la riqueza. Quienes están, se quedan. Por nuestros derechos. Obrera, feminista, libertaria Telemárketing en lucha. Renault despide sin piedad.
La Iglesia da con entusiasmo y fuerza las campanadas de las 12. Resuenan por encima de los tambores. Viva la gente que lucha, se grita por los megáfonos. A las 12.21 llega a la plaza el último coño insumiso. Lo transportan cuatro mujeres, con el rostro y el cuerpo cubiertos por completo, con trajes y capuchones morados. Son recibidas con una ovación. La manifestación arranca.
Se escucha: “A igual trabajo, igual salario".
Se escucha: “Vivan los coños insumisos”.
Se escucha: “Hip hip hurra”.
Las mujeres cantan: “Somos legiones, seremos miles más, miles más, nos vamos a liberar, oh compañera, voy contigo. Feminista quiero ser”.
La comitiva avanza, escoltada por delante y por detrás por las lecheras de la Policía Nacional, por la Avenida de la Soleá.
Son las 12.26 y el sol de mayo golpea, como siempre, duro sobre las cabezas, las espaldas, de los trabajadores y de las trabajadoras.
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