Este artículo se publicó hace 5 años.
EXCLUSIVA | La mafia policial de PalmaLa cúpula policial balear encubrió a sicarios de Cursach que atacaron al testigo protegido 29
Según ha afirmado a 'Público' el testigo de cargo del caso Cursach, que ha pedido asilo en Suiza tras sufrir lesiones graves en dos ocasiones, el inspector Suárez, jefe de la UDYCO, acudía regularmente a la discoteca Tito's a recibir sobres de dinero y se negó a poner freno al acoso de los abogados del 'rey de la noche' que revelaban la identidad del 29 pese a que le quemaron el rostro con un hierro candente. Tampoco revisó la cámara que se puso ante el domicilio del testigo coaccionado y agredido.
Carlos Enrique Bayo
Palma De Mallorca/Barcelona--Actualizado a
Quizá lo más llamativo del recurso de reforma que han presentado juez y fiscal del caso Cursach, acusando a la cúpula de la Policía Nacional de Baleares de complicidad con el entramado mafioso que se intentaba desarticular, sea la acusación directa contra el que fuera inspector jefe de la UDYCO (Unidad de Droga y Crimen Organizado), Antonio Suárez, como principal encubridor de esa presunta organización criminal.
Concretamente, y en referencia a la entrevista que Suárez concedió hace poco al diario Última Hora abogando por la nulidad de las actuaciones –como explicábamos en el artículo anterior de esta serie–, el Recurso de Reforma del magistrado Manuel Penalva y del fiscal anticorrupción Miguel Ángel Subirán, al que ha tenido acceso Público, sostiene lo siguiente:
[En la entrevista publicada por UH el pasado 18 de mayo] "...cuando se le pregunta: ¿Qué opina de la instrucción del caso Cursach?, contesta:
“Se ha llevado mal la investigación, evidentemente. No se han respetado mínimamente los derechos de nadie. Huele a un montón de nulidades. Y luego llegarán las querellas de afectados. Se ha intentado criminalizar a toda la Policía Local de Palma y eso es injusto. No hay derecho a lo que se ha hecho.
"Llama la atención –continúa el Recurso de Reforma– que esto lo manifieste un señor, que no ha leído un solo folio de los miles que tiene la investigación, que ignora que hasta la fecha, prácticamente todas las decisiones adoptadas durante la investigación han sido confirmadas por la Audiencia Provincial, que omite también que el TSJ de Baleares ha inadmitido ya a trámite siete de las querellas interpuestas por los afectados a los que alude el Sr Suárez, y por último, y no por ello menos importante, el Sr Suárez en varias ocasiones PROHIBIÓ AL GRUPO DE BLANQUEO QUE SIGUIERA INVESTIGANDO AL SR CURSACH, existiendo una grabación que así lo atestigua, y que sus amigos Márquez y Palomo [los autores de cuatro atestados con el juez y el fiscal], han OMITIDO intencionadamente, como se explica en nuestras alegaciones (Ver evidencia siete del atestado)".
De ser cierto que el inspector-jefe Suárez ordenó a los policías que se ocupaban del caso que dejaran de investigar a Tolo Cursach, que lo hizo "en varias ocasiones" y que, además, eso está probado mediante una grabación, estaríamos ante un caso de flagrante encubrimiento de una red mafiosa cometido por el más alto cargo policial encargado precisamente de perseguir esas actividades.
"El inspector Suárez iba a Tito's a por sobres de dinero"
Por tanto, Público se ha puesto en contacto con el más importante testigo protegido de la causa, el 29, para comprobar si ratifica ese comportamiento del inspector Suárez. Y ciertamente, lo ha corroborado dentro del margen de su propia experiencia como testigo de cargo perseguido, coaccionado y gravemente agredido por los sicarios rumanos de la red mafiosa a los que también aludimos en el artículo anterior.
Precisamente, el Testigo 29 es clave en la causa porque mantiene que él mismo vio "en innumerables ocasiones cómo Antonio Suárez iba a la discoteca Tito's –cuartel general de Cursach– a por sobres de dinero, los sábados a primeros de mes, sobre las doce o la una de la noche". Y que eso lo declaró ante el juez Penalva en su despacho, aunque no se le tomó testimonio judicial, y que está dispuesto a prestar esa misma declaración en la vista oral del caso Cursach.
Cuando el 29 comenzó a ser amenazado y coaccionado por los cinco sicarios rumanos que han acabado siendo encausados por esas actividades, lo primero que hizo fue acudir a la Jefatura de la Policía Nacional para denunciar los hechos y pedir protección, puesto que le estaban presionando para que cambiase su testimonio e incriminase al juez y al fiscal. Pero, explica, una y otra vez se topó con que desde la cúpula policial se protegía y encubría a esos matones a sueldo:
"Después de que me quemaran la cara, Suárez no quiso detener a Campaner y Herrero a pesar de que me amenazaban y difundían mi identidad en redes"
"Después de me quemaran la cara [con un hierro candente]" –relata el 29 a Público en referencia a la segunda agresión que padeció a manos de los sicarios– "el inspector Suárez no quiso que se detuviera a [Vicente Coco] Campaner y a [José Ignacio] Herrero", abogados de Cursach y de los sicarios rumanos, "a pesar de que estaban amenazándome y difundiendo mi identidad, con los dos apellidos, por las redes sociales. Ni siquiera los quiso investigar y tuve que poner la denuncia judicial yo mismo, pagándome el abogado"...
"Porque cuando fui a poner la denuncia en la Policía Nacional, el propio Suárez llegó a decirme que no mirara el Facebook", donde le estaban señalando esos abogados. "En un principio ni siquiera me quería admitir la denuncia", continúa el 29. "Y los escoltas [que se le habían asignado] alucinaban porque sabían lo que estaba pasando y Campaner les conminaba a que no hablasen conmigo".
Tanto es así, que Campaner fue finalmente condenado en los tribunales por quebrantar una medida cautelar que se le impuso y que le prohíbe publicar en redes sociales y medios de comunicación datos personales o que puedan facilitar la identificación o localización del testigo protegido 29.
La sentencia del Supremo de hace pocos días avala las denuncias del 29, de Penalva y de Subirán
Un año antes, el Juzgado de lo Penal Nº6 de Palma de Mallorca había condenado a uno de los sicarios, Florian Bogdan Puscasiu, a dos años y dos meses de prisión por haber atacado al testigo 29 en el garaje de su casa, rompiéndole dos costillas y causándoles graves lesiones cervicales, como se puede comprobar en la Sentencia 71/18 del Procedimiento Abreviado 429/17, que se reproduce íntegramente al final de este artículo.
El Tribunal Supremo ha confirmado definitivamente esa sentencia hace pocos días, y no sólo por amenazas y lesiones, sino también por "obstrucción a la Justicia", avalando así las denuncias del Testigo 29, así como las del juez Penalva y el fiscal Subirán.
Pero los abogados Campaner y Herrero han seguido defendiendo a los sicarios que perseguían al Testigo 29, y especialmente al que dirigía las operaciones de acoso y agresión, vigilando los pasos de la víctima y comunicando su localización a los demás matones: Adrian Ionel Vernicianu, quien primero ofreció dinero y después amenazó repetidamente al testigo para que cambiase su declaración contra la mafia de Cursach.
Un sicario protegido por los abogados de la red Cursach
No sólo eso, sino que cuando el 29 se querelló contra Vernicianu para que dejase de acosarle, los abogados de Cursach lograron que saliera bien librado del juicio –celebrado dos meses después de la condena de Puscasiu– y, a continuación, le dieron asistencia letrada para que presentase una querella contra el testigo protegido –en flagrante fraude de ley– reclamándole ¡150.000 euros de indemnización! por supuesta denuncia falsa.
Y esa demanda de indemnización la presentaba, con abogados pagados por Cursach, el mismo que había estado siguiendo y vigilando al testigo protegido, marcando así el lugar exacto en el que aparcaba su coche –donde le rompieron las costillas–, sin que el inspector Suárez accediese a investigar el asunto. Más aún, al final la Dirección General de la Policía Nacional envió agentes desde Madrid para que situasen cámaras de vigilancia en torno al perímetro de las viviendas de varios testigos protegidos, ante la impunidad con la que actuaba contra ellos el grupo de sicarios mafiosos contratado por Cursach.
"En una ocasión me destrozaron el coche entero y aunque fui dos veces a la Jefatura de Palma para pedir que revisaran el contenido de aquella cámara, no me hicieron ni caso. Al final, mandé una carta por burofax a [Antonio] Jarabo [que en aquel entonces era el jefe superior de Policía de Palma] explicando lo que me había pasado, para que quedara constancia", cuenta el Testigo 29 a Público. "Y a esa carta me contestó el propio Suárez, diciendo que ya no podían revisar el vídeo que había filmado la cámara en las fechas de la agresión".
Los sicarios hallaron su escondite en sólo tres días
Aunque el súmmum de la persecución contra el testigo supuestamente protegido se produjo después de que intentase esconderse de los agresores, buscando trabajo en un hotel situado en un lugar recóndito del otro extremo de la isla. A los tres días ya tenía a otro sicario –también rumano– apostado en la puerta del establecimiento, vigilándole, pese a que sólo la Policía Nacional podía conocer su nuevo destino.
Pocos días después, le asaltaron de madrugada, cuando salía de su trabajo en el hotel, le arrojaron al suelo junto a su coche, en el párking, y le quemaron la mejilla con un hierro candente. "Todavía tengo una marca roja, después de ir al médico un montón de veces, y me han tenido que colocar una prótesis en la parte inferior de la boca porque me partieron los dientes", explicó el 29 a este diario.
"La próxima vez te dejaremos ciego para que no puedas reconocer a ningún policía", le dijo el mafioso por teléfono
Peor todavía, dos días después de esa terrible agresión –cometida en otro de los momentos en que no tenía escolta, circunstancia que sólo podía conocer la cúpula policial de Palma–, recibió una llamada del propio Vernicianu desde Rumanía, adonde había huido. "Tuvo el cuajo de decirme que él mismo había enviado a los que me quemaron y amenazó: "La próxima vez te abrasaremos los ojos porque ciego no podrás reconocer a ningún policía", recuerda el testigo.
Mientras tanto, Campaner y Herrero seguían haciendo carambolas jurídicas para paralizar las denuncias contra Vernicianu, modificando una y otra vez la supuesta dirección de su domicilio para que las citaciones judiciales fueran infructuosas pero no se le diera por fugitivo. Hasta que, el pasado 21 de marzo, la jueza del Instrucción 5 de Palma dio por terminadas las maniobras dilatorias, como se puede ver en la siguiente providencia:
Finalmente, este último 11 de septiembre se pudo presentar el auto de solicitud de "emisión de orden europea de detención y entrega respecto del investigado ADRIAN IONEL VERNICIANU", que reproducimos a continuación:
En este punto, vale la pena repetir la declaración que nos hizo el Testigo 29 hace unos meses y que explica cómo se puede soportar todo esto y seguir dispuesto a acudir al juicio oral y declarar contra el inspector Suárez:
"Yo esto no lo hago por dinero. Lo hago porque durante cinco años vi cómo extorsionaban a chicas, les quitaban el pasaporte, llorando, les pegaban… viniendo con la cara amoratada a trabajar, las prostitutas. Yo esto lo hago por ellas. A muchas de ellas las acompañé yo a la Policía y, como en aquella época estaba Antonio Suárez, le entraba por un oído y le salía por el otro. Y no les hacían ni puto caso".
Pero todavía hay más testigos de la presunta complicidad del inspector Suárez con la mafia de Cursach, aunque deberemos contarlo en otro artículo porque éste es ya demasiado extenso.
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