Este artículo se publicó hace 6 años.
CineRon Perlman: "Tenemos a dos engendros decidiendo el futuro del planeta"
El popular actor neoyorquino coprotagoniza y produce ‘Sergio & Serguèi’, una película independiente dirigida por el cubano Ernesto Daranas que aboga por romper las barreras de odio, ideología y religión en el mundo.
Madrid-
“Monstruo, payaso, salvaje”… los calificativos para Donald Trump salen de la boca de Ron Perlman con una naturalidad y, al mismo tiempo, con una fiereza asombrosa. El actor neoyorquino –entrañable Hellboy, bárbaro Clay Morrow (Hijos de la anarquía)-, un hombre ‘tranquilo’, se altera tanto ante cualquier movimiento del presidente de EEUU que ha llegado a anunciar en Twitter que iba a presentarse candidato para las próximas elecciones. Todavía no se ha echado atrás. Mientras tanto, sigue en el cine.
Recién llegado del Festival de Málaga, donde ha entregado un premio a su ‘hermano’ Guillermo del Toro, Perlman, que pregunta el nombre de todo lo que le interesa de Madrid y que, la verdad, intimida un poco a primera vista, se transforma –igual que hace con alguno de sus personajes- en cuanto empieza la entrevista en un ser extremadamente cordial, de educación exquisita y con un discurso humanista, progresista. A esta mutación ayuda mucho el entusiasmo que pone cuando habla de la película Sergio & Serguèi, donde participa como actor y como productor y que ha presentado en Málaga.
“Es una película cubana de amistad, de fraternidad, de abandonar los odios que nos quieren hacer vivir nuestros gobiernos”. Dirigida por el cineasta cubano Ernesto Daranas y con Tomás Cao y Héctor Noas en los otros dos papeles protagonistas, esta es la historia de tres personajes solitarios que a pesar de barreras ideológicas se encuentran, se comunican y se ayudan. Un profesor de Filosofía marxista cubano, radioaficionado, consigue conectar con el último cosmonauta soviético, medio abandonado en la estación orbital Mir. Peter, un periodista independiente bastante molesto para los poderes de EEUU, amigo del primero, se une a esa recién inaugurada amistad.
La película está ambientada en 1991, al final de la Guerra Fría. Hoy, a propósito de la guerra de Siria, vuelve a activarse la rivalidad entre EEUU y Rusia…
Sí, Siria es lo mismo de siempre, el problema universal, el problema del poder, la ambición de poder y en manos de quién está. Ahora tenemos a dos engendros decidiendo el futuro del planeta. El poder siempre ha intentado mantener a la gente separada, odiándose unos a otros. Pero este tribalismo es universal desde que el hombre vivía en cuevas. Llegan los gobiernos y te dicen que te van a proteger, que van a defender tus rasgos nacionalistas… En realidad, solo quieren imponer su visión. EEUU vendió su intención de hacer un experimento universal para hacer democrático todo el mundo y la URSS hizo lo mismo con el comunismo. Y así estuvieron 57 años. El deseo de poder siempre ha estado ahí. Y lo que está pasando ahora en Siria es lo mismo, los dos quieren imponer su visión.
La amistad de estos tres personajes de la película ¿es una metáfora de hacia dónde debería ir el mundo?
Sí. Pero quiero decir que el hecho de que sean radioaficionados es casi un acto de sedición en Cuba, porque allí el gobierno no facilita ninguna comunicación con el mundo exterior, no vaya a ser que lleguen nuevas ideas, que son muy peligrosas.
Con la tecnología que hay hoy, además, eso es un sistema muy arcaico, pero lo que importa es que estos personajes llegan a entenderse mutuamente. Tal vez sea esa la forma en que lleguemos a un mundo en paz.
En el mundo globalizado ¿no es ya la hora de superar intereses nacionales?
Sí, lo es. Cuando veo las películas de los países que se supone que tengo que odiar, como Irán, resulta que descubro películas preciosas, bellísimas, que hablan de las aspiraciones de la humanidad… Tenemos que comunicarnos unos con otros, es la condición para hacer más humano el planeta. Hay que terminar con la tensión entre lo que se supone que debemos odiar y la poca verdad que hay alrededor de ello. La verdad es que hay gente hermosa en todas partes, solo tenemos que encontrar el camino. Y, en mi opinión, la cultura y el cine son dos de las mejores vías que tenemos para ello porque ejemplifican las cosas comunes. Tenemos que intentar crear una comunidad de naciones sin religión ni ideologías que nos empujan a odiarnos. ¿Te imaginas cómo sería el mundo si lo lográramos? Adiós a la obsesión que hay con la identidad, adiós a los monstruos que nos hacen odiarnos.
¿Cómo nació su vocación de productor? ¿qué le hizo embarcarse en esta película?
En 1991 hice con Guillermo del Toro Cronos. Fue mi primera experiencia fuera de EEUU y en el cine auténticamente independiente, sin hombres con traje por todas partes imponiendo reglas. Como artista, aquella fue una de mis experiencias más magnéticas y se quedó grabada en mi cerebro. Desde entonces he querido producir películas pequeñas, independientes, cine original, inteligente, que hable de los problemas que tiene la gente. Cine en el que cada película es una misión.
Y ¿’Sergio & Serguèi’?
Para un americano es fascinante trabajar en Cuba. Hace siete años conseguí reunir el capital que necesitaba para crear mi propia productora y hacer un cine que no tuviera nada que ver con Hollywood, esa feria para divertir a la gente. Me llamaron y me ofrecieron interpretar un personaje en esta película y puse como condición para aceptar que me dejaran producir.
Usted es una especie muy rara de actor de género y subgéneros siempre en películas muy alejadas de la banalidad de Hollywood… ¿Cuál es la clave?
Lo que hago es examinar en manos de quién están esas películas. Cuando Guillermo del Toro hizo Cronos, no era una película sobre vampiros, era una historia sobre la vida eterna, sobre la venta de nuestra alma, sobre las cosas que mueven a la humanidad. Cuando hace una de superhéroes, éstos son multidimensionales, tienen una brújula moral. En su cine hay compresión, se habla de justicia y de injusticia. Sus películas son una aproximación al hombre. Su arte se levanta sobre la idea de ‘amarás a tu prójimo’, si puedo ayudar a un hombre más débil… y eso lo tengo con esos personajes.
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