'Despotorre', dos cómicas que rompen con los tabúes: de sufrir un aborto al humor sobre la violencia de ETA
A Bilbao, una ciudad con una cultura rica en crítica política, le faltaba un humor desde el punto de vista de dos mujeres disidentes. Su 'show' ha triunfado pero los medios no les hacen entrevistas.
Madrid--Actualizado a
Hemos venido a la vida para reír. O eso es lo que tienen por bandera en el show de Despotorre. De momento, parece mejor opción que ponerse una pulserita de España en la muñeca. Dos mujeres en Bilbao, Ane Lindane (Bilbao, 1989) y Raquel Torres (Madrid, 1988), deciden no poner cortapisas a su forma de dar la vuelta a temas difíciles —por escondidos—.
Cómo se socializa la violencia, cómo es ir a abortar, cómo vivieron en la infancia el terrorismo de ETA, quién es quién en la política vasca o demás asuntos que dejan de pertenecer al reducto del debate entre amigas —el verdadero Brain Training y no aquel juego de la Nintendo— para pasar a contarse a través del humor en un escenario.
Lindane y Torres denuncian que no llegan a los medios generalistas porque hacen un humor de "mujeres y disidencias" desde Bilbao. No les hacen entrevistas pero llenan las salas con un público diverso. "No encaja con el rollo de los periódicos de gran tirada en Bilbao, a los que incluso hemos criticado por ciertos artículos".
Si apuntas tu flecha hacia las cúpulas mediáticas, rebota. En Público, tomamos nota y decidimos entrevistar a estas dos cómicas para hincar la atención de un medio generalista al servicio de las nuevas y buenas risotas.
Criticáis en Twitter que vuestro 'show' no llega a los medios generalistas y aquí estamos para corregirlo. ¿Por qué no hay reportajes de Despotorre?
"Nuestro humor se aleja del humor blanco o del humor entendido 'para todos los públicos'", comenta Raquel Torres
Ane Lindane: Empezamos hace dos años con el Despotorre. El público empezó a asistir con frecuencia, hacíamos un show para mujeres y disidencias, algo que nunca se había visto en Bilbao. Era una cosa muy bonita y los medios, digamos, generalistas y locales no nos prestaban atención. Nos pareció insólito.
Raquel Torres: Creo que se debe al carácter que tenemos, que no encaja con el rollo de los periódicos de gran tirada en Bilbao, a los que incluso hemos criticado. Nuestro humor se aleja del humor blanco o del humor entendido "para todos los públicos", aunque no exista nada para todos los públicos. Podemos resultar incómodas.
Diríais que esa es la tecla que habéis tocado para que acuda tanta gente, la incomodidad y la crítica política.
Lindane: En realidad, las dos hacemos lo que queremos y nos damos cuenta de que alcanzamos a bastante gente. Hemos empezado a hacer algo en donde no había nada. Donde había un público que no sabía que le gustaba la comedia, han descubierto que si les puede interesar —algo, además, alejado de lo mainstream—.
Torres: Se ha abierto un camino para ver otra cosa diferente. La gente, creo, ha visto en nosotras algo diferente de lo que habían visto. No es que queramos marcar un precedente, pero sí darle otra forma de hacer humor al público.
¿No lo relacionáis con que tengáis un espacio pionero del 'stand up' (la comedia en vivo) feminista y transfeminista?
"Estamos trayendo nuestra experiencia a un humor en el que antes eran sólo cómicos", explica Raquel Torres.
Lindane: Claro, pero en Bilbao ya existen estos discursos —hacia los que nos dirigimos— feministas y transfeministas. Euskal Herria tiene una politización muy arraigada. Había expresiones de otros artes en relación a esto, pero no del humor. Existía ese caldo de cultivo politizado, pero faltaba el humor.
Torres: Muchas otras nos han abierto un camino aquí. Nosotras traemos nuestra experiencia y nuestro propio relato a un humor en el que antes eran solo cómicos. Sólo el hecho de ser mujeres, ya hace nuestro humor diferente porque tenemos experiencias distintas.
Eso tampoco quiere decir que sólo enganchemos a mujeres. Parece que cuando hacemos algo las mujeres, es sólo para mujeres, pero no es una realidad.
Nosotras tenemos un público mixto. Y si fuera mayoritariamente femenino, también sería estupendo, pero no lo es. Ya hemos escuchado mucho humor del otro. No es sólo por el hecho de ser mujeres.
¿Está entonces el humor disidente convirtiéndose en relato de mayorías o sigue habiendo un nicho?
Lindane: Nosotras estamos en una burbuja. En Madrid nos fue bien, en Vallecas de la hostia... Pero conectamos también con un público concreto. No sé si decirte de mayorías.
Torres: Otro tipo de humor más habitual, de hace 10 y 20 años, todavía está muy arraigado. Que nosotras estemos encima de un escenario es nuevo. En nuestro caso, no podemos decir que tengamos un público exclusivamente femenino. El open está pensado para cómicas y disidencias porque necesitábamos ese espacio. A nosotras nos cuesta encontrar cómicas porque aquí no había una salida tan fácil y la gente se iba a Madrid o Barcelona.
Lindane: La gente me decía: "Eres la única tía que conozco, al menos en Bizkaia, que hace comedia". Estaba claro que si en Bilbao no montábamos nosotras nuestro espacio, nadie nos lo iba a dar.
Torres: No queríamos que la gente tuviera que bajarse a Madrid a hacer comedia. Queríamos que la pudieran hacer aquí.
¿Y podéis vivir de hacer comedia?
Lindane: No [risas]. Está complicado. Mejor esto que 12 horas detrás de la barra de un bar, pero...
Torres: Los frutos los recogemos poco a poco. No es lo mismo que cuando empezamos, que remábamos solas. Por ejemplo, este hilo en Twitter ha removido ofertas que antes no nos pasaban, pero sigue siendo inestable.
¿Os habéis encontrado con el síndrome de la impostora en vosotras o en vuestras compañeras a la hora de montar el 'show'?
Lindane: Yo nunca lo he sentido mucho, la verdad. Al principio, cuando empecé, era súper kamikaze, me colaba en fiestas de barrio a contar chistes de ETA que no entraban del todo bien [risas].
Luego hablaremos de esos chistes de ETA...
"Para tener síndrome de la impostora alguien tiene que tener expectativas sobre ti", comenta Lindane
Lindane: [risas] Luego le abrimos: ¡Que pase la ETA!. Bueno, sobre lo otro, para tener síndrome de la impostora alguien tiene que tener expectativas sobre ti y durante mucho tiempo nadie ha tenido expectativas sobre mí. Ahora ya sí y siempre pienso: "¡Joder, se van a dar cuenta de que no valgo!".
Torres: Si vas a un gaztetxe (centro social ocupado), como íbamos nosotras al inicio, vas a pasarlo bien porque tampoco cobras y no hay tanta responsabilidad. Ahora preparamos un show donde cobramos una entrada, ya no es lo mismo.
Lindane: Siempre estamos pensando que las entradas son demasiado caras para el espectáculo que vamos a dar. Hay que comer, pero tenemos miedo de defraudar. Los tíos generalmente no tienen este miedo. Les dicen: "¡Ay, mira qué chaval tan salado!"; y ya se suben a un escenario.
A nosotras nos machacan con que no destaquemos porque sino seremos unas flipadas, ahí nace el síndrome de la impostora. Aquí las cómicas vienen con todo preparado, en un tío sería mucho más habitual tirarse a la piscina.
¿Habéis roto ese techo de cristal en Bilbao?
Lindane: Yo creo que no y que si lo hubiéramos roto tendríamos que limpiarlo. Venimos de la precariedad más absoluta y todo nos lo hacemos nosotras: la promoción, la cartelería, los vídeos, incluso las sillas [risas]. No hay nadie más detrás que nosotras dos.
¿Cómo de necesario era hacer humor en euskera?
Lindane: ¡Pero qué necesidad había de hacer humor en euskera! [risas]. Siempre ha hecho falta. Todo en euskera siempre. El stand up en euskera está surgiendo ahora y, probablemente, es uno de esos ámbitos en los que todavía hay un camino por hacer. Por ejemplo, en euskera no hay un chiste de "mis tetas". Muchas veces carecemos de lugares comunes y los estamos creando ahora.
Torres: Yo me doy cuenta de que hace falta el humor en euskera —sin ser vasca—, porque todavía hay reticencias a escuchar comedia en euskera. En Bilbao se habla euskera y hay que normalizarlo. La gente nos decía que teníamos que avisar. No creo que nadie vaya a Londres a ver un musical y diga: "Tendrían que avisar de que es en inglés".
Lindane: ¡Cuidado con Cats, podría contener trazas de inglés!
Reivindicáis la libertad sexual de las mujeres en cada 'show'. ¿Cómo incorporáis este tema?
Lindane: Empezamos a enseñar las tetas por gracia y ahora es la firma de la casa [risas]. Tenemos naturalizado enseñar las tetas, las bragas y hablar de sexo. Miguel Nogueras se queda en pelotas en muchos de sus shows. No nace como una reivindicación, es algo que nos sale natural.
Torres: Esto es como el euskera: basta que nos desacrediten por enseñar las tetas, más las enseñamos. Nos subimos ahí con nuestro cuerpo, con nuestra ropa y nuestros medios. El desnudo también puede ser comedia. Jugamos con el humor y jugamos con nuestro cuerpo. Como actriz, una de las partes de la comedia es el acting.
Os atrevéis con chistes sobre ETA. Abrís este melón sin rodeos. ¿Alguien se ha ofendido?
Lindane: Yo vengo de entornos muy politizados donde estos temas siempre han estado ahí. Subo al escenario mis vivencias. Lo más duro que he jugado son chistes sobre torturas. Tengo amigas y amigos que han sido torturados y me decían que subirlo al escenario era un ejercicio de memoria y reivindicación, de seguir hablando de ello.
Con otros temas, como los motes de los nombres de ETA o de cómo yo de pequeña no entendía qué estaba pasando, tienen un punto transgresor sólo por hablar de ello, pero nunca me he pasado. No he tenido problemas.
Torres: Siempre puede haber gente que se sienta violenta, da igual el tema. Puede ser sexo o religión, no sólo ETA. El humor también tiene ese componente de ser incómodo. Ane también viene de vivir la realidad de ETA, así que habla de lo que conoce.
"Frivolizar con temas tabú es un ejercicio para cambiar la realidad", dice Lindane
Lindane: Yo tengo un monólogo sobre el aborto y la religión con un humor negro nítido. A veces, funciona, y a veces, no tanto. Cuando la gente se queda en shock por mí quitándole drama al tema del aborto, o frivolizando con temas tan tabú, es un ejercicio de cambio de la realidad. No he conseguido la risa, me quedo con mal cuerpo, pero el segundo objetivo lo tengo.
Después del Despotorre, ¿tenéis algún proyecto a futuro?
Torres: A parte del Despotorre, hicimos el Despotorre Roast este año, y el año pasado otro formato. Tenemos el Open en el cabaret, que normalmente llenamos y, aparte, los bolos que nos salen del Despotorre.
El Roast era para hacer un formato diferente y llamar a nuevas cómicas de otros sitios. Además, en el cabaret había gente que se quedaba sin entradas.
Habéis conseguido inundar lo local con temas muy globales.
Torres: La idea es poder ir a otras ciudades. Nos encanta tener el espacio que tenemos en Euskadi, pero no es que queramos hacer algo local. En Bilbao tiramos de referencias más locales porque sabemos que van a funcionar, pero eso lo vamos adecuando. Cuando vamos a Madrid buscamos la complicidad en determinados chistes.
Lindane: Nada nos gustaría más que hacer una gira por todo el Estado. Es verdad que luego hay casos de humor local que se exportan a todo el país. Incluso sin que la gente pille la referencia.
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