Este artículo se publicó hace 8 años.
El Acuario de Valencia da un nuevo impulso al estudio de la fauna marina para protegerla
El Oceanogràfic presenta su fundación, dedicada a la investigación y la conservación, sin descuidar la divulgación y la educación.
Malen Ruiz de Elvira
MADRID.- Las crías de tortuga, de pocos centímetros de longitud, nadan en un tanque mientras esperan ser soltadas en el Mediterráneo cuando se desarrollen lo suficiente. Están en la llamada Arca del Mar, las instalaciones del Oceanogràfic de Valencia donde hasta recientemente se ha centrado la labor de recuperación e investigación marinas de los especialistas de este enorme acuario de gran aceptación popular. Desde ahora, esta labor es una de las patas de la nueva Fundación Oceanogràfic, el marco para ampliar la misión del acuario en los aspectos de la investigación y conservación, sin olvidar la divulgación y la educación.
En investigación, ya se han iniciado trabajos para la reproducción de las anguilas, tan ligadas a la cultura valenciana, de cara a proteger las poblaciones salvajes, ya que están en peligro crítico de extinción. En fisiología de vertebrados se pretende identificar los cambios en el medio ambiente que afectan a los animales, como por ejemplo las ballenas beluga, de las que hay ejemplares en el acuario. Otra línea es estudiar las enfermedades que sufren los animales del acuario y también a los varados que llegan enfermos o afectados por los plásticos o las artes de pesca a la costa, para poderlas controlar. Muy ligado a este aspecto está el establecimiento de indicadores objetivos de bienestar animal, que permiten conocer el estado de los animales tanto en el acuario como, por extrapolación, en los hábitats naturales.
“También queremos transformar a los visitantes”, dice Daniel García Párraga, director del comité científico de la fundación, “porque lo que no se admira y conoce no se protege, y cada vez hay más amenazas para la vida marina mientras la gente, al concentrarse en las ciudades, está cada vez más desconectada del mundo natural”.
La nueva fundación tiene lemas (“El mar nos necesita, necesitamos el mar”) y programas sobre el papel, pero sobre todo proyectos, en concreto 30 proyectos de acciones directas y de investigación en laboratorio y en el medio marino, muchos en colaboración con otras entidades, como el Acuario de Vancouver o la Universidad Autònoma de Barcelona. Hacen seguimiento por satélite de ejemplares de pez luna y tortugas marinas y estudios acústicos sobre comunicación entre cetáceos y el impacto sobre estas criaturas de los ruidos creados por el hombre.
Quieren ampliar el Arca del Mar con una nueva instalación en la Marina Real que incluirá un cerco marino, para albergar, sobre todo, delfines y tortugas marinas en dificultades, así como restaurar hábitats con ayuda de voluntarios y reforzar las labores de propagación de tortugas y galápagos, con las técnicas innovadoras de incubación, eclosión y cría que han desarrollado durante más de 10 años. Tienen también un nuevo barco oceanográfico, en colaboración con la Asociación Alnitak, y han firmado un convenio de colaboración con el ministerio de Defensa para estudiar los leones marinos y su posible uso en labores de rescate.
El director del departamento de Investigación es Andreas Fahlman, un científico de origen sueco del prestigioso centro oceanográfico Woods Hole en Estados Unidos. Él lleva el programa de Fisiología de Vertebrados, que incluye el uso de técnicas novedosas de imagen médica para fines de conservación y el diagnóstico y tratamiento del síndrome descompresivo en tortugas marinas. Este síndrome se ha descrito recientemente y se produce supuestamente en las ascensiones a superficie bajo situaciones de estrés, como en el caso de los buceadores humanos.
La investigación científica y técnica no es nada nuevo en el acuario, como lo demuestra su cara oculta, la que no ven habitualmente los visitantes y permite que sobrevivan los animales. La alimentación, cuidado y entrenamiento exigen continuamente el desarrollo de nuevos conocimientos. Un ejemplo es la salud animal, que incluye estudios forenses, el descubrimiento de nuevos virus y herramientas de diagnóstico de infecciones.
En los sótanos, además de todas las instalaciones técnicas, relacionadas con los enormes tanques donde permanecen en exposición la mayor parte de los animales, están las dedicadas a la cuarentena de los peces llegados de fuera, incluidos los tiburones, y también de los recién nacidos en el acuario y los enfermos. Se hacen tratamientos profilácticos y para acostumbrarlos a la comida, con técnicas de entrenamiento en los casos de tiburones y rayas, por ejemplo. Allí abajo están también los acuarios con crías de algunas especies que se consiguen reproducir en cautividad como el curioso pez pipa, de la familia de los caballitos de mar. Los peces llegados al acuario proceden de otros acuarios, algunos, y los demás de su pesca con un permiso especial.
La Fundación Oceanogràfic, que preside Celia Calabuig, es una iniciativa de Avanqua, la empresa que lleva un año gestionando el acuario, y la Ciudad de las Artes y las Ciencias, de la que éste forma parte.
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