Los vendedores de ilusiones que sueñan con ser millonarios
Cada vez más jóvenes venden el sueño del dinero fácil. Primero, ofrecen una curso gratuito para engañar a vulnerables con la promesa de un futuro emprendedor, para terminar con un Lamborghini en Dubái.
Silvina Friera (Página 12)
Los jóvenes vendedores de ilusiones, que se mueven como peces en las aguas de las redes sociales, quieren ser millonarios. El sueño se vende inicialmente a través de una masterclass gratuita que busca llamar la atención de personas vulnerables, con la autoestima muy baja, que necesitan la promesa de un futuro “exitoso”.
Les convencen de que se convertirán en emprendedores de su propio destino, con una vida sin jefes donde el “ascenso social” se consigue entrenando duro en el gimnasio y llevando un Rólex. Que se harán con coches de alta gama, como un Lamborghini, con casas con vistas increíbles en las zonas más caras de la ciudad y que disfrutarán de viajes a Miami y Dubái.
Lo gratis, después, sale caro: el curso sala comunidad que ofrece Matías Cardozo, una charla motivacional para “que empieces a escapar del sistema”, cuesta 50 dólares al mes. En un escalafón superior, está el curso sala (“una formación donde no solo aprenderás a cambiar tu identidad por completo, sino también a crear un negocio de cero”) para el que hay que pagar unos 900 dólares mensuales (882 euros), 1500 dólares por tres meses (1400 euros) y 2500 dólares por seis meses (2450 euros).
Nuevo ejército digital
Matías Cardozo tiene 19 años y es de Corrientes, provincia de Argentina. “Pasé de un pueblo a hacer 130 mil dólares al mes”, asegura en sus redes sociales y revela que tiene 10.000 alumnos al mes. Su “mentor”, el paradigma aspiracional de donde vienen todos estos jóvenes gurúes digitales, es un el influencer español llamado Amadeo Llados, dueño de la escuela Tu1millon.
Se trata, según cuentan, de "un chaval normal nacido en un pequeño municipio del norte de Madrid” que en 2015 estaba fregando platos y con 50 dólares en el banco, “hasta que encontró quién era y su propósito a través de ayudar a los demás”. Dice que en 2018 se hizo millonario y desde entonces, ayuda a ganar dinero y a escapar del sistema.
El mito del “origen humilde” de Llados lo desmontó una investigación de Público: estudió en el King’s College, un colegio británico premium de Madrid. El influencer fue denunciado por nueve personas por delitos de estafa agravada, odio y organización criminal por la venta de cursos a través de Internet en los que promete "hacerte millonario". El delito de estafa se debe a que el joven español que vive en Miami hace creer a sus clientes que van a obtener un título legítimo por recibir su curso, cuando no tiene competencias para emitir certificado de estudios.
Lo que agrava el asunto es que utiliza un sistema piramidal, en el que son los propios seguidores los que deben encontrar nuevos clientes, es decir, vender el mismo curso que contrataron. Respecto al delito de odio, Llados se hizo popular en las redes sociales por discriminar a las personas con sobrepeso y a quienes tienen bajos ingresos, “los mileuristas”, como se refiere con desprecio a quienes ganan mil euros al mes.
Estos jóvenes “vende humo”, que crecen como hongos en las redes sociales, quizá se conviertan en el mayor ejército digital jamás visto hasta ahora. El teléfono móvil, como si fuera una extensión de sus manos, registra momentos de sus vidas. Se despiertan a las 05.00 am porque "hay que levantarse antes de que salga el sol", en cualquier lugar y circunstancia, y entrenar en el gimnasio, hacer burpees (salto de rana).
Aunque hablen de la “marca personal”, se evidencia una misma matriz: un batiburrillo de libros de autoayuda. No consideran que sea una estafa o algo inmoral lo que hacen: vender cursos con la promesa de que podrán tener un Lamborghini, viajar a Miami o vivir en Dubái. Basta con dejarse llevar por el algoritmo en cualquiera de las redes, para ver que cada vez hay más adolescentes entre 15 y 16 años sumergidos en esta narración donde proliferan palabras como "marca personal" y "negocios". La pérdida de dinero abonando cursos podría ser un “mal menor”, en comparación con un patrón de comportamiento que consiste en “ir contra el sistema”, dejar los estudios, la ESO o la facultad, porque estudiar “no sirve para nada”.
El arte de la simulación
Cardozo es la punta del iceberg de estos impostores digitales que se entrenan en el arte de la simulación y la mentira. Ahora mismo basta entrar a cualquiera de sus redes sociales para ver que está en Miami y que se encontró con su maestro: el inefable Llados. En uno de los videos que subió, se jacta de que está viajando en primera: “Viviendo el puto sueño: Rólex, business; es la tercera vez que viajo y no conozco economy”. En el universo virtual las mentiras parecen tener patitas más cortas: Ariel Campi desmontó el simulacro: “Yo estuve con él en un viaje de Panamá a Buenos Aires, estaba sentado en la fila 30 y luego pidió permiso para grabar un video en business”.
En los primeros días de este año, un usuario en Instagram lo acusó de haber estafado a un miembro del equipo Boca Juniors. “Vos le debés plata a Marito. Te pagó 150 lucas por una mentoría y lo mandaste a revisar tus historias” denunció el usuario, que también lanzó una amenaza directa: “Devolvé la guita en 48 horas o vas a terminar como lechuga en una valija por Parque Centenario. El que avisa no traiciona”. “Lechuga” le decían a Fernando Pérez Algaba, un asesor financiero en redes sociales que ostentaba una vida de lujos y fue encontrado descuartizado en una maleta en Ingeniero Budge (Argentina).
Después de la acusación, circuló un video en que se lo ve al colorado alumno de Llados corriendo por Puerto Madero, mientras otro joven intenta golpearlo. Algunos especularon que podría ser un montaje para ganar más notoriedad. “Mientras más haters tengo, más dinero hago”, reconoció Cardozo.
En Cómo dominar el miedo, Cardozo predica su autoayuda digital: “Dios te trajo al mundo no pudiendo dominar nada, excepto tus pensamientos. Te dio el poder de ser consciente de lo que pensás la mayor parte del tiempo. Y todo aquello que pensás conscientemente, se volverá tu realidad. Porque lo que pensás determina tus creencias y tus creencias, tu realidad. Accionarás como eso que te convertiste en base a tus pensamientos, porque las acciones y palabras del humano son impulsos de sus pensamientos. Está muy cargado de significado que dios nos haya dado el poder de dominar lo que pensamos, y este mismo puede dominar el miedo. Ya que el diablo cuando quiere implantar miedo, ataca a tus pensamientos”.
Si no quedó claro el funcionamiento de estos cursos piramidales, el “jefe”, o sea Llados, le vende cursos a personajes como Matías Cardozo, quien a su vez le vende los mismos cursos a otros jóvenes y así continúa la cadena. Otro joven que en Instagram se llama Kinginz se presenta como “el argentino que fue de un Ford a un Lambo (Lamborghini)” y cuenta que tiene más de 500 alumnos. “Te enseño a vivir de las redes”, anuncia. Su mentor es Llados y ofrece la sala de 0 a 100, una mentoría para “aprender a crear tu marca personal para generar dinero, cambiar hábitos, dejar vicios y ser tu mejor versión”, a 490 dólares por tres meses (480 euros) o la sala 0 a 100 VIP a 1997 dólares por tres meses (1958 euros).
El 1 de febrero de 2024 posteó en Instagram una serie de fotos de su primer Lamborghini (en una está con Llados) y escribió: “No tengo palabras para explicar lo que está pasando por mi cabeza. Del barrio de Caballito en Buenos Aires a Miami con un fuckin Lambo!! Soñé con este momento desde que vendía móviles en los recreos de la escuela y me compré mi primer Ford Ka. Llegué con 5.000 dólares a Miami en el 2018 haciendo Uber y mírame dónde estoy hoy en día brooooo!!!!". Bro es la abreviatura de la palabra inglesa brother.
La crisis de la sociedad salarial
Ezequiel Gatto, doctor en Ciencias Sociales que estudia los efectos de las tecnologías digitales en la imaginación del futuro, advierte que el sueño del dinero fácil no es algo nuevo. “Se lo puede rastrear en las búsquedas de oro y plata en la experiencia colonial en el siglo XVI, que eran maneras de soñar con una tierra de abundancia, sin malestares, sin penas, sin obstáculos. En eso hay una larga historia, que se puede conectar incluso a nociones religiosas o teológicas como el paraíso”.
Gatto también es investigador del Conicet y plantea que en las últimas décadas, la vieja práctica de poner el cuerpo, algo que exigía las expediciones en busca del oro, “ya no tiene sentido porque el dinero no tiene forma, no es metálico”: consiste en sentarse frente a una computadora.
“Las redes sociales e internet, con la expansión del dinero electrónico primero, el dinero digital, las criptomonedas, las billeteras virtuales y las tecnologías de las finanzas, son el gran territorio de circulación monetaria. Por lo cual es de esperar que quienes quieran capturar flujos de ese dinero, participen muy activamente de las redes sociales”, reflexiona y encuadra el fenómeno de estos jóvenes que venden cursos con “la evidente crisis de la sociedad salarial, que hace que las posibilidades de conseguir dinero para vivir ya no estén dadas por las formas salariales tradicionales, entonces hay que trabajar de otra cosa como emprendedor o cuentapropista”.
El doctor aporta una perspectiva interesante para comprender este fenómeno de los vendedores de ilusiones: “En un mundo muy incierto como el nuestro, en el sentido estricto de que no sabemos bien qué va a pasar, es muy difícil articular un proyecto y que dure, es muy difícil tener algunas garantías de ordenamiento. A medida que se incrementa la incertidumbre, a más flujo financiero mayor incertidumbre; esta fantasía de ser millonario tiene que ver con acumular la mayor cantidad de recursos monetarios para lidiar con la incertidumbre".
Ezequiel Gatto incide: "Esto conecta bastante bien con todos; es transversal. Todos estamos en una experiencia muy incierta y el dinero es una manera de lidiar con eso, sobre todo cuando se dificultan los proyectos colectivos y hay grandes decepciones respecto a procesos previos. Ahí aparece el dinero como promesa: la venta de cursos para vender cursos”.
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