Este artículo se publicó hace 3 años.
Qué se va a negociar en la Cumbre del Clima de Egipto, la última oportunidad para salvar el planeta
Los países del Sur Global, los que más padecen la crisis climática y los que históricamente menos han contribuido a ella, presionarán a los países desarrollados para que aporten más fondos para la adaptación a un clima marcado por las sequías, las inundaciones o la subida del nivel del mar.
Alejandro Tena
Madrid--Actualizado a
La Cumbre del Clima de Egipto, la COP27, es la última gran oportunidad para la lucha contra la crisis climática. Durante dos semanas, las delegaciones deberán concretar medidas y compromisos reales para mantener la subida del termómetro del planeta por debajo de 1,5ºC respecto a los niveles preindustriales. Esta es una cumbre esencial para los países del Sur Global, las naciones y estados más empobrecidos, que menos han contribuido al calentamiento del planeta y más padecen sus consecuencias. El hecho de que la sede y la presidencia recaiga en manos de un país africano sintetiza muy bien cuáles son los puntos de debate que marcarán la agenda: financiación y adaptación.
En Glasgow, los países acordaron duplicar en 2025 los fondos para la adaptación. Ahora, en Sharm el-Sheij –cuidad egipcia que acogerá la COP27– las conversación serán mucho más burocráticas y tratarán de consensuar la creación de un mecanismo que garantice que los países desarrollados aporten dinero para garantizar que los Estados menos desarrollados puedan adaptar sus economías a la crisis climática.
En paralelo a ello, están las conversaciones del Fondo Verde. En esta cumbre se deberá acordar cuánto dinero pondrán los países en la próxima ronda de aportación, fijada en 2025.
Pérdidas y daños
El otro punto fuerte tiene que ver con la reparación por pérdidas y daños por la crisis climática, una discusión que se lleva postergando desde la COP19 de Varsovia. De nuevo, los países del sur –sobre todo el grupo de pequeños estados insulares (AOSIS-Alliance of Small Island States)– reclaman que haya dinero para garantizar que puedan sufragar los gastos derivados de monzones, subida del nivel del mar o sequías extremas que echen a perder las cosechas.
Además, las delegaciones de estas naciones exigen la creación de un instrumento vinculado a la ONU que garantice que la financiación para reparación llegue a destino. Frente a ello, los países del norte, con Europa a la cabeza, ya argumentaron en Glasgow que no hace falta implementar nuevas herramientas financieras, defendiendo que ya existen fondos suficientes que podrían permitir a los Estados solventar los daños derivados de la crisis climática.
Es posible que este sea el punto más crítico de todas las negociaciones y para evitar que la cumbre encalle, la propia presidencia egipcia ya ha eliminado este elemento de los puntos principales de la agenda, relegándolo a "otras cuestiones de financiación".
Mitigación
Se espera que durante la primera semana de la COP27 se presente oficialmente el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y la propia ONU instará a los Gobiernos a asumir las conclusiones de esta publicación, que recoge el consenso científico en materia de cambio climático.
Los países acordaron en Glasgow que, para este encuentro, presentarían actualizados sus Compromisos Nacionales Determinados (NDC), pero la propia ONU ha advertido que los planes de descarbonización son insuficientes para conseguir mantener la subida temperaturas global por debajo del umbral del 1,5ºC respecto a los niveles preindustriales.
Mercados de carbono
En el Acuerdo de París, los países se comprometieron a diseñar una herramienta para crear una especie de mercado de carbono que sustituyese al sistema de Kioto. Ese es un asunto que, desde entonces, lleva enquistado en todas las cumbres y que debería haber salido adelante en la pasada conferencia climática de Escocia. El problema del debate es cómo será esta herramienta y cómo por qué principios se regirá: por los del mercado o por los de la justicia social.
Para los países menos contaminantes, además de los grupos ecologistas, el diseño de un mercado de carbono podría ser perverso y permitir que los Estados más desarrollados incrementen sus emisiones de CO2 a costa de comprar derechos de emisión a naciones poco industrializadas. Además, hay dudas importantes sobre qué ocurrirá con los créditos de carbono que los países habían adquirido ya a través del mecanismo de Kioto. En Glasgow, ante el enquistamiento de las conversaciones, los países se emplazaron a tener diseñado este punto antes de 2027, por lo que no será una pieza fundamental para el transcurso de la COP de Egipto.
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