madrid
La última de las estaciones afectadas por los cierres ha sido la de Príncipe de Vergara (líneas 2 y 9 de Metro de Madrid), que fue clausurada el pasado 10 de agosto y que estará de nuevo en funcionamiento el próximo 24 de agosto, aunque con posterioridad a esa fecha continuarán las obras de mejora.
Durante esas dos semanas, según informó un portavoz de Metro a este diario, se realizará una renovación y modernización integral de la estación, que comprende la instalación de seis ascensores. En ese tiempo, los trenes pasarán por Príncipe de Vergara, pero no efectuarán parada en los andenes.
Las obras cuentan con un presupuesto de 11,76 millones de euros e incluyen, además de los nuevos ascensores, la incorporación de nuevas dependencias y la mejora de la señalización al viajero y de las instalaciones (electromecánicas, protección contra incendios, climatización, comunicaciones, venta y peaje).
Además, se va a aprovechar esta intervención para la retirada de materiales con amianto, unos trabajos previstos en el Plan de Desamiantado de suburbano madrileño, en el que la Comunidad de Madrid invertirá 140 millones de euros hasta 2025 para eliminar cualquier resto de este material en la red de Metro.
Otra estación que se vio afectada por el cierre el pasado 20 de julio fue la de Bilbao (líneas 1 y 4 del Metro), cuyos andenes se reabrirán dos meses más tarde, concretamente el 21 de septiembre. En este caso, la clausura servirá también para instalar un ascensor, en el marco del Plan de Accesibilidad e Inclusión que está desarrollando la compañía.
La estación que se lleva la palma en cuanto a la duración de las obras es la de Gran Vía (líneas 1 y 5 del Metro). En la primera mitad de 2018, el suburbano inició las obras de instalación de nuevas escaleras mecánicas y ascensores y durante los trabajos se encontraron una serie de restos históricos, hallazgo que se puso en conocimiento de la Dirección General del Patrimonio.
Patrimonio marca el ritmo
“Es Patrimonio precisamente”, asegura Metro, “el que está marcando el ritmo de las obras, razón por la que todavía no se puede concretar una fecha para la reapertura”.
Otro quebradero de cabeza para los responsables del suburbano es la presencia en sus instalaciones de amianto, un material muy peligroso que puede causar cáncer y cuyo uso está prohibido en España desde 2002.
Por este motivo, la compañía puso en marcha el año pasado el Plan de Desamiantado, que se prolongará hasta 2025, y cuyo objetivo es eliminar cualquier rastro de este material en la red del metropolitano.
El uso del materiales con amianto está prohibido desde 2002
Hasta la fecha, Metro ha adjudicado 27, 4 millones de euros sobre un total de 140 para realizar los trabajos de retirada de amianto. Este plan se ha consensuado con la mayoría de sindicatos de Metro, salvo CCOO y el Sindicato de Maquinistas, “que no han querido participar pese a los reiterados ofrecimientos de la compañía”, indicaron las mencionadas fuentes.
En Metro no dudan del éxito alcanzado en el desarrollo del plan y citan como ejemplo que el suburbano de Barcelona ha contratado al Metro de Madrid como asesor para su propio plan de detección y eliminación de este material en las instalaciones y trenes del metro barcelonés.
Trenes antiguos
En el caso de Madrid, la presencia de amianto en se ha detectado hasta ahora en 27 componentes de los trenes más antiguos de la red (modelos 2000, 5000 y 6000). Cuando se localizan los puntos afectados por el amianto, en la mayoría de los casos piezas minúsculas, se suspenden los mantenimientos habituales y estos se realizan por personal especializado.
En los casos en que es necesario, se retiran coches del servicio para eliminar las piezas con amianto, ya que en todo momento prima la seguridad de trabajadores y usuarios, indica la compañía.
En instalaciones de la red, el amianto está presente en las estaciones más antiguas (un total de 53) y en algunas zonas como las bóvedas o cuartos técnicos. Respecto a otras instalaciones, también se ha trabajado en labores desamiantado en los depósitos de Cuatro Caminos, Ventas, Canillejas, Aluche, Fuencarral, en el recinto de Cavanilles, y también se ha actuado en diferentes elementos de subestaciones eléctricas.
Por otra parte, Metro de Madrid ha efectuado hasta la fecha más de 1.100 reconocimientos médicos específicos a sus trabajadores, sin que se hayan detectado hallazgos patológicos compatibles con exposición al amianto. Esta vigilancia de la salud se oferta con carácter anual a un colectivo laboral de trabajadores en activo compuesto por 1.072 agentes.
Igualmente, Metro tiene establecido un Plan de Inspecciones de Seguridad y mediciones de control, para garantizar que las instalaciones existentes se encuentran en buen estado y no suponen un riesgo de exposición a fibras de amianto.
En este sentido, hasta la fecha se han realizado ya más 575 mediciones ambientales y personales, en las que se ha podido constatar que no existe riesgo de exposición a fibras de amianto, asegura el metropolitano.
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