Francisca, de 75 años, y su hijo, que sufre un cáncer de garganta relativamente avanzado, recibieron el pasado mes de junio la noticia de que iban a ser desahuciados de su vivienda, un piso en la calle Colón de la localidad castellonense de Caludiel, donde la mujer lleva viviendo casi 50 años. El Juzgado de Primera Instancia número 1 de Segorbe ordenó el desalojo, en un principio, para el 18 de octubre; pero el juez ha decidido adelantar el lanzamiento y finalmente tendrá lugar este viernes, 12 de julio, a las 10.30 horas.

Según la progenitora, su marido firmó un contrato de alquiler de renta antigua, el 15 de enero de 1976, con el que no habían tenido nunca ningún problema. Sin embargo, hace cinco años, la casera se puso en contacto con la inquilina para advertirle de que debía abandonar la vivienda, a lo que Francisca se negó, por lo que el asunto quedó, finalmente, en manos de la Justicia.

La arrendataria denunció a Francisca por impagos, cosa que la inquilina niega que ocurriera, ya que sólo decidió no abonar el último mes de alquiler al ver que tiene que abandonar la casa en cuestión de días. Sin embargo, el juicio sigue en pie desde 2022.

Sacar más beneficios a costa de la salud de otros

Esta madre que va a ser desahuciada alega que su arrendataria le explicó que el motivo por el que quería que se marcharan era sacar más rentabilidad y ganar más dinero con el piso. Francisca trató de negociar un nuevo precio, ofreciendo pagar más, pero la casera se negó a aceptar la propuesta.

Francisca cuenta, en declaraciones a El periódico Mediteráneo, que está "desesperada", ya que la situación actual de la familia es de incertidumbre por no saben a dónde ir. Cuentan con la opción de mudarse a un pequeño piso, también en Claudiel, pero no se adapta a las necesidades de su hijo.

El varón, de 53 años, fue diagnosticado de cáncer de garganta hace un  año y, a partir de ahí, la enfermedad no hizo más que empeorar. La quimioterapia hizo que perdiera fuerza en las piernas, por lo que ya no puede subir escaleras. Además, el hombre utiliza una máquina de oxígeno y aire, por lo que una habitación adecuada para él sería aquella que cuente con espacio suficiente para la instalación del aparato.

A todo esto se suma que el hijo de Francisca debe acudir tres veces en semana al hospital y no cuentan con vehículo propio o alguien que les lleve. Dada la movilidad reducida del varón, la mujer explica que también necesitarían una vivienda cercana al centro sanitario o que esté bien comunicada.