Este artículo se publicó hace 10 años.
Rivera, sobre el cara a cara: "Son los últimos coletazos del régimen bipartidista y la política basura"
El líder de Ciudadanos tira de victimismo en su peor día de campaña, en que las encuestas le relegan al tercero o cuarto lugar -y no al segundo, como hasta ahora- después de protagonizar varias polémicas en la última semana.
-Actualizado a
Lugar: Teatro Caja Ávila, en Ávila.
Asistentes: 550 personas. Aforo lleno.
Intervinientes: Luis Fuentes, portavoz de Ciudadanos en las Cortes de Castilla y León, Pedro Sierra, candidato al Congreso por Ávila, y Albert Rivera.
Incidencias: Además del retraso habitual y los lloros de un par de niños que no dejaron de interrumpir, Rivera creó un pequeño tumulto a su salida del teatro. Había prometido saludar "una por una" a las 50 personas que se habían quedado fuera. No pudo. Tenía que marcharse para llegar a tiempo a La Sexta.
ÁVILA- "Política basura". Esas fueron las palabras más repetidas por Albert Rivera esta tarde en Ávila, "la cuna de la Transición" —como se encargó de recordar el candidato provincial, Pedro Sierra—, para denunciar los ataques de "la vieja política y el populismo" y aventurar, de paso, que esta noche, con el debate a dos entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, llegará el principio del fin del bipartidismo.
Las últimas polémicas protagonizadas por Ciudadanos —su propuesta de equiparar violencia género con violencia doméstica y los tuits de Marta Rivera de la Cruz, así como sus flojas actuaciones en los debates a tres y a cuatro— le están pasando factura en las encuestas. Las últimas que pueden realizarse para cumplir con la ley electoral, publicadas hoy, relegan a los naranjas a la tercera o cuarta posición después de haber estado anteriormente rozando la segunda. Y, aunque intentó restarle importancia a ello, Rivera tiró de victimismo para justificarlo.
Recordó, como ya había hecho por la mañana en Madrid, los "falsos tuits" (en alusión a una metedura de pata de la socialista Carme Chacón), los "insultos a alguien por su condición física" (por el tuit de un concejal del PP que se metía con Begoña Villacís) o los "escraches" de la PAH a su sede que, según él, son motivados por el mensaje de Podemos y Ada Colau, especialmente. "Frente a la política basura intolerable de algunos partidos, nosotros les vamos a sonreír. Porque no sabemos jugar en el barro ni meternos con los demás, salvo contra los que meten la mano en la caja", mitineó. Aunque él también cayó en ella al insinuar que el popular Pablo Casado ("ustedes tienen un candidato aquí" -dijo sin citarle") es joven, pero viejo. O al aprovechar para volver a los ataques contra Podemos, cuando hace unos días su punto de mira era ya sólo el PP.
Estando en Ávila, no pudo evitar hacer mención a Adolfo Suárez, la Transición y el "diálogo". De nuevo, se presentó como el mejor para encabezar esa Segunda Transición en la que será necesario sentar "a todos" a la mesa para poder negociar, entre otras cosas, la reforma de la Constitución. "Al que no sepa dialogar que deje la política, porque la Transición se hizo con diálogo, y se hizo porque había gente que tenía altura de miras y no hacía política basura". "Es hora de parecerse más a los mejores momentos de España y no a los de la política mediocre", incidió. "Igual que aquí se forjó la Transición, nosotros hemos venido a la política para cambiar las cosas, sin gritar y sin insultar", zanjó.
De hecho, puso como ejemplo de "política basura" el debate de esta noche entre PP y PSOE. Pero también aventuró que "serán los últimos coletazos de un régimen bipartidista agotado, cansado, decadente, sin ideas y sin argumentos". "Hoy la vieja política se va a dar la mano para salvar al soldado Sánchez, pero será el último debate con cronómetros, con corsés, sin preguntas y sin Ciudadanos".
Y zanjó: "Aunque se están dando la mano estos días e intentando salvarse uno a otro, no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo y ha llegado el tiempo de la Segunda Transición Ciudadana". "En Transición ganaron los que reconciliaron, los que dialogaron, los que apostaron por unir a los españoles; ahora también ganaremos", jaleó ante un teatro que consiguió llenar, a pesar de la lluvia, por haber vuelto a su tónica habitual de elegir espacios pequeños para sus mitines.
No obstante, entre lloros de bebés y espontáneos que le gritaron aquello de "presidente, presidente" -con la consiguiente molestia de Rivera por las interrupciones-, el candidato a de C's a la Presidencia del Gobierno presumió del éxito del día anterior. Se vanaglorió de la "conjura de Vistalegre", pero también volvió a advertir al público de los peligros de una baja participación. "Si no llegamos al 80%, el bipartidismo se frotará las manos", alertó. Y ahí, después de recordar su figura de "presidente catalán" que unirá España y la propuesta de Pablo Iglesias de convocar un referéndum en su comunidad, arremetió contra Podemos: "Si no acudimos a teñir las urnas de naranja, el 21 de diciembre o no habrá cambio, o el cambio será a peor", concluyó.
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