El presidente comunista del Real Madrid que fue ejecutado a garrote vil por el franquismo
Pese a dirigir el club durante la guerra civil, el coronel Antonio Ortega Gutiérrez no figura en la historia oficial merengue.
Madrid--Actualizado a
Antonio Ortega Gutiérrez fue presidente del Real Madrid, pero su militancia comunista y su tenaz defensa de la España republicana han opacado su cargo, hasta el punto de que su nombre no figura en la historia oficial del equipo.
Durante el período que lo dirigió, entre 1937 y 1939, planteó que la práctica del fútbol no girase en torno al vil metal, aunque lo único que consiguió Antonio Ortega fue morir ejecutado mediante garrote vil por los rebeldes franquistas.
Tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, su ascenso en el escalafón militar republicano fue fulminante. Primero combatió en Euskadi, donde ejerció como gobernador civil de Gipuzkoa, y luego frenó el avance fascista durante la defensa de Madrid.
Ya en la capital, con el rango de coronel, fue nombrado director general de Seguridad y presidente del Madrid Football Club, españolizado como Real Madrid Club de Fútbol en 1941, recuperada ya la corona que había desaparecido durante la Segunda República.
¿¡Un inquilino comunista en Chamartín!? Lo de republicano, pasaría, pues un año antes Rafael Sánchez Guerra había vencido en las urnas al candidato de la derecha de siempre, que luego encarnaría Santiago Bernabéu. Pero que fuese un rojo era algo inédito.
Un comunista al frente del Real Madrid
Solo se entiende en el contexto de la guerra civil, cuando la Federación Cultural y Deportiva Obrera se hace cargo del club y nombra un comité presidido por Juan José Vallejo, quien pronto cedería el testigo a Ortega en una elección a dedo en la que influyó el PCE.
Una etapa competitivamente en blanco, pese a que el coronel trató de que el equipo disputase la Liga Mediterránea, un vano intento ante la amenaza perenne de las tropas de Francisco Franco. Pese a las dificultades, el estadio de Chamartín albergó varios partidos.
Jugadores y soldados compartieron camiseta durante el Trofeo del Ejército del Centro, aunque la victoria no conllevaba un premio, porque, de algún modo, Antonio Ortega se adelantaba al futuro lema Odio eterno al fútbol moderno y ultracapitalista.
"Una de las singularidades de este torneo era que no había ninguna copa para librar al ganador, una idea de acuerdo con los principios que defendía el coronel Ortega, que pretendía liberar al mundo del fútbol de la creciente competencia y mercantilización".
La cita es de Ramon Usall, autor del libro Futbolítica (Altamarea), donde rememora cuando el Madrid no era Real y tenía un presidente republicano y comunista, como reza un capítulo de su ensayo, en el que recupera una entrevista concedida a la revista Blanco y Negro.
"El fútbol [del futuro] no se parecerá en nada al que se practicaba antes del 18 de julio. Me refiero, naturalmente, a su organización. No se comerciará con las fichas ni con las estrellas ni con la juventud", dejaba claro Antonio Ortega.
El presidente del Real Madrid, escribe el sociólogo, ya "apuntaba la necesaria transformación futura del fútbol para alejarlo de la mercantilización", aunque la historia, tan caprichosa, ha ido por otros derroteros y se ha olvidado de la presidencia del propio coronel.
Tras la victoria rebelde, huyó a Alicante para escapar al extranjero, pero fue detenido y ejecutado a garrote vil por el franquismo el 15 de julio de 1939. Ramon Usall considera que Antonio Ortega, asesinado a los 51 años, es "el gran olvidado de la historia madridista".
"El actual Real Madrid no dedica ni una triste mención en su museo que, por el contrario, recoge una pomposa hagiografía de Santiago Bernabéu", escribe el autor de Futbolítica. "Casi como si la historia del club se iniciara con el militar franquista voluntario que participó como caporal en la ocupación de Cataluña".
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