Este artículo se publicó hace 8 años.
Los Presupuestos andaluces de 2017 dejan a Díaz manos libres para liderar la oposición a Rajoy
El Parlamento aprueba las cuentas del año que viene con los votos de PSOE y C’s y el rechazo de PP, Podemos e IU. Andalucía es la única comunidad que aprueba a tiempo su Presupuesto y consolida la estabilidad política que servirá de lanzamiento a las aspiraciones de la presidenta.
Daniel Cela
SEVILLA.- El Parlamento andaluz ha aprobado este jueves los Presupuestos Autonómicos para 2017, los segundos que firman juntos PSOE-A y Ciudadanos, consolidando así la alianza que formaron al inicio de la legislatura. Queda fuera el resto de formaciones: PP, Podemos e IU, que han votado en contra tras ver cómo el Gobierno de Susana Díaz rechazaba todas y cada una de las enmiendas presentadas por la oposición: 603 de los populares, 315 del grupo morado y 116 de la coalición de izquierdas.
En el primer trimestre de 2017, previsiblemente la presidenta andaluza formalizará su candidatura a la secretaría general del PSOE federal
Andalucía es la primera comunidad autónoma que aprueba sus cuentas para el año que viene en tiempo y forma, es la única, por tanto, que ha superado esa sombra de incertidumbre que invade el panorama político español desde que murió el bipartidismo tradicional, las instituciones se hicieron más plurales, y tanto PSOE como PP se vieron obligados a exprimir toda su capacidad de diálogo para llegar a acuerdos con los partidos emergentes: Podemos y Ciudadanos.
No todos lo han conseguido. Ni el Gobierno central ni el resto de regiones gobernadas por alianzas tan jóvenes y experimentales como la de Andalucía, van a culminar el año con los deberes hechos. En ese terreno de incertidumbre, de estar en la cuerda floja, se mueven los barones socialistas cuyos gobiernos autonómicos dependen de la formación de Pablo Iglesias (aún sin presupuestos en la mesa).
Susana Díaz lo sabe, por eso este jueves se ha servido de la aprobación de los Presupuestos andaluces para presentarse como aval “para la estabilidad política, para la seguridad jurídica, para la confianza para los inversores y para las posibilidades de desarrollo económico y creación de empleo” (las cuentas prevén 85.000 puestos de trabajo para 2017): los cuatro pilares de un buen estadista.
La oposición le ha echado en cara a Díaz que deje atrás esta región con la tasa de paro más elevada de Europa
En el primer trimestre de 2017, previsiblemente la presidenta andaluza formalizará su candidatura a la secretaría general del PSOE federal, dará un paso adelante para reunificar y fortalecer su partido y ejercerá de hecho como líder de la oposición a Mariano Rajoy fuera del Congreso, hasta que éste convoque elecciones.
2017 será un año cargado de incertidumbres: el Gobierno central todavía debe aprobar los Presupuestos Generales y necesita al PSOE; el PSOE necesita tiempo para salir de su crisis y recomponer la unidad interna y también necesita lavar su imagen de nuevo aliado del PP, para lo cual se esfuerza en demostrar que está ejerciendo una oposición dura y trata de visualizar la utilidad de haber facilitado la investidura a Rajoy a cambio de marcar la agenda social a su Ejecutivo (aumento del salario mínimo, bloqueo de las reválidas, pacto por un mínimo energético…) Ambas cosas -tiempo y oxígeno político- se las está proporcionando el propio Rajoy al PSOE, convencido de que la estabilidad del país pasa por recuperar el bipartidismo.
2017 también será el año del referéndum por la independencia de Catalunya, el año en que el Gobierno abra por fin (con tres años de retraso) la reforma del modelo de financiación autonómica. El debate territorial pondrá a prueba la capacidad de diálogo de todos los líderes, dentro y fuera de sus partidos, ya también está por ver cómo los socialistas catalanes resuelven su encaje en el seno del PSOE federal.
La presidenta de la Junta define el presupuesto como “de izquierdas”, aunque a sus socios les incomoda esta calificación
En primavera el PSOE celebrará un Congreso federal para elegir nuevo líder y entonces podrá constatar si deja atrás la crisis de credibilidad que le aleja de sus votantes, si recupera el terreno que le ha robado la abstención y Podemos y si vuelve a ser una opción real de Gobierno. Susana Díaz no disimula que pretende asumir todos estos retos en primera persona, y para poder hacerlo, ha dejado atado y bien atado un año político completo en Andalucía, gracias a la aprobación este jueves de los Presupuestos Autonómicos. Para saltar a Madrid tomará impulso en la estabilidad de su Gobierno y en su ventaja electoral sobre PP y Podemos, dos condiciones necesarias que existen en Andalucía y no en otras comunidades.
La oposición, en cambio, le ha echado en cara a Díaz que deje atrás esta región con la tasa de paro más elevada de Europa (más de 900.000 desempleados al finalizar el año), y un diferencial crónico de diez puntos por encima de la media nacional. Además, dicen, mientras la presidenta presume de haber blindado la sanidad pública, una marea blanca de más de 50.000 personas en las calles de Granada ha evidenciado que el descontento aquí con su gestión es similar al que ha ocurrido en otras regiones gobernadas por el PP (algo que ella siempre había negado).
Las cuentas de Andalucía para 2017 ascienden a 33.239,5 millones de euros. Es un presupuesto diseñado por un Gobierno socialista en minoría, que incorpora medidas propuestas por Ciudadanos que movilizan 1.400 millones de euros. Son números gruesos que sostienen una forma de hacer política, dice Díaz, “a contracorriente del estilo austericista del Ejecutivo de Rajoy”. La presidenta de la Junta define el presupuesto como “de izquierdas”, aunque a sus socios les incomoda esta calificación, y prefieren puntualizar que son unas cuentas “necesarias”.
Al margen de las definiciones, el PSOE ha tratado de equilibrar sus políticas sociales, muchas de ellas ya pactadas en la anterior legislatura con IU, con medidas de corte más conservador introducidas por la formación de Albert Rivera, por ejemplo la rebaja del impuesto de Sucesiones y Donaciones, que la Junta usaba para gravar más a los que más tienen, o la equiparación salarial de los profesores de la escuela privada concertada con los de la pública.
La falta absoluta de sintonía entre Susana Díaz y Teresa Rodríguez, líder andaluza de Podemos, hace impensable imaginar cualquier tiempo de acercamiento
La oposición ha criticado con saña el proyecto de ley de Presupuestos para 2017, desde la izquierda y desde la derecha, lo cual le ha servido a la presidenta para presumir de “centralidad”. La consejera de Hacienda, María Jesús Montero, ha vuelto a anunciar que las cuentas crecen un 2,8% respecto al presente ejercicio, pero ha eludido mencionar que casi una quinta parte del total (un 22,2%, unos 4.162 millones de euros) va destinado a amortizar la deuda del Gobierno andaluz con el Estado por los préstamos del Fondo de Liquidez Autonómica y el Plan de Pago a Proveedores. En 2017, Andalucía dedicará 11,4 millones de euros al día para a saldar esa deuda pública con Rajoy. No obstante, Díaz ha preferido poner el foco en el gasto social, que ocupa ocho de cada diez euros de las arcas públicas, contando, claro, con que el capitulo más abultado de los presupuestos sigue siendo el de personal de la Junta, que asciende a 10.241,8 millones de euros, 175 millones más que en 2016 (la mayoría sanitarios y profesores).
La oposición de izquierdas ha criticado a Díaz por cerrarse a las propuestas de sus rivales políticos y circunscribir la negociación al único partido que sustenta su Gobierno. Podemos e IU le reprochan al PSOE que haya abandonado toda posibilidad de entenderse con las fuerzas progresistas, pero los socialistas andaluces constatan que en las comunidades donde sus compañeros de partido gobiernan gracias a la formación morada, “ni hay presupuestos aprobados ni se los espera”.
La falta absoluta de sintonía entre Susana Díaz y Teresa Rodríguez, líder andaluza de Podemos, hace impensable imaginar cualquier tiempo de acercamiento. No se necesitan y por tanto no se buscan. Díaz sostiene que Rodríguez representa al Podemos más radical del país, “aquel al que no le duelen prendas en asociarse con la derecha con tal de hacer daño al PSOE”. Rodríguez, por su parte, acusa a Díaz de ostentar la línea más dura y conservadora de los socialistas, la que impidió un Gobierno de Pedro Sánchez con apoyo de Podemos, y la que ha tejido una “gran coalición” con Rajoy, el PP y Ciudadanos.
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