2024, el año en el que Feijóo normalizó a Junts y llevó al límite su estrategia de acoso y derribo al Gobierno
Génova, arrastrada por el PP de Madrid, ha extremado su ofensiva contra Sánchez.
La situación de Mazón puede ser el gran quebradero de cabeza para Feijóo en 2025.
Madrid-
El 2024 empezó con polémica para el Partido Popular: el 3 de enero, Miguel Tellado, portavoz en el Congreso, presentó la enmienda a la totalidad del PP a la ley de amnistía en la que proponían "disolver" a los partidos que impulsaran declaraciones de independencia o referéndums ilegales; no señalaron a ninguno en concreto, pero lo redactaron pensando en los independentistas catalanes; una idea que lleva la firma de Vox desde hace años y que generó tal ruido que Génova la metió rápido en un cajón. Solo un año después, los populares no quieren ni oír hablar de aquel episodio. Es más, en los últimos meses es habitual que los de Alberto Núñez Feijóo se refieran a Junts per Catalunya como "un partido más" en el Congreso y que presuman con orgullo de sus acuerdos en materia económica. En doce meses, el giro ha sido de 180 grados.
Y, a medida que han ido avanzando en la normalización de Junts —un partido con el que Feijóo rechazó reunirse en la ronda de contactos para su investidura fallida en septiembre de 2023—, han desplazado de sus discursos la amnistía u otras cuestiones pactadas por el Gobierno de coalición con los independentistas para sustituirlas por los "escándalos judiciales" de Pedro Sánchez. "Lo que de verdad le puede hacer daño", dicen en el partido conservador. Este año se ha materializado, según distintas fuentes del PP consultadas por este periódico, algo que tanto en Génova como en los territorios venían barruntando desde el fracaso en las últimas generales: los acuerdos con Junts, ERC o EH Bildu no penalizan tanto al Gobierno y era necesario encontrar otra vía de ataque.
Se la han dado organizaciones ultraderechistas como HazteOír o pseudosindicatos como Manos Limpias con denuncias al entorno familiar más cercano a Sánchez —su hermano y su esposa— y también el 'caso Koldo', dentro del que ya se investiga por varios delitos al 'exnúmero dos' del PSOE y exministro de Fomento, José Luis Ábalos. "El 2025 discurrirá entre los juzgados, Waterloo y quizá algo de Franco", auguró Feijóo en su balance de año el pasado 27 de diciembre.
Este ha sido el año también en el que el presidente nacional del PP se ha avenido a renovar el Consejo General del Poder Judicial tras más de cinco años de bloqueo. Lo hizo tras las elecciones europeas y antes de las vacaciones de verano, en lo que parecía un amago de reconstruir las relaciones con el Gobierno. Fue un espejismo; un acuerdo extraordinario que no tiene visos de volver a repetirse en ninguna otra materia, ni siquiera para aliviar la presión migratoria que sufren las Islas Canarias.
Porque Feijóo, arrastrado por el PP de Madrid —cuyo tono duro se ha impuesto en Génova— ha llevado al límite su ofensiva contra Sánchez. En marzo amenazó con llevar a la esposa del presidente del Gobierno a la comisión de investigación que impulsó en el Senado, algo que terminó haciendo Isabel Díaz Ayuso en la Asamblea de Madrid el pasado mes de noviembre. Una "línea roja" para el sector del PP más moderado que Feijóo no quiso traspasar en primer persona, pero que Génova sí buscó en connivencia con la Puerta del Sol. Con Tellado en el Congreso, el PP no da tregua y todo es motivo de disputa con el Ejecutivo. "Aunque la legislatura vaya para largo, Feijóo no quiere que nadie se relaje y se baje la guardia, quiere mantener una presión constante", resume un alto cargo del partido. Del próximo año solo cabe esperar una batalla sin cuartel por parte de la derecha.
Mazón, el gran quebradero de cabeza
Las investigaciones judiciales que afectan de una u otra forma al presidente del Gobierno, así como los resultados electorales en Galicia —pese al "gran error" de Génova en una comida de un alto cargo con periodistas en Lugo— y sobre todo en Catalunya, están en la lista de cosas positivas de este 2024 para Feijóo. En contraposición, el auge de Vox en las encuestas que no consiguen frenar y la mala gestión de la DANA de Carlos Mazón que ha arrastrado a la marca del partido, al menos, en el País Valencià. En un intento de amortiguar el efecto de la crisis política que se vive en la Comunitat Valenciana, el PP ha decidido proteger por el momento al president y dirigir sus ataques al Gobierno central. Este puede ser el gran quebradero de cabeza para Feijóo en 2025 porque, si se cumplen los estatutos, el PP valenciano debería celebrar un congreso ordinario en el que se volvería a elegir la presidencia del partido.
Mazón tiene la oportunidad de dar un paso atrás o volver a presentarse, aunque nadie en el partido cree que tuviera el respaldo de Génova para ello. Lo más probable, dicen fuentes del PP, es que este congreso no se celebre en tiempo y forma y se de una patada hacia adelante al asunto. Algo que, por otro lado, no sería una excepción si se tiene en cuenta que todavía sigue pendiente el del PP catalán, aplazado sine die.
En cuanto a Vox, la relación de la cúpula de Feijóo con la extrema derecha desde su salida de los gobiernos autonómicos —otro gran movimiento político que ha marcado el 2024 para el PP— es ambivalente y se hacen esfuerzos por mejorarla. En las comunidades autónomas sucede lo mismo y también la actitud de Vox es asimétrica: si bien Castilla y León, por ejemplo, ya ha prorrogado los presupuestos ante la imposibilidad de acuerdo con Vox, en otras regiones como Murcia o Aragón hay opciones de entendimiento, según fuentes del PP. Así, después de abrirle la puerta de los gobiernos de par en par a los de Santiago Abascal, el PP ha vuelto este año a la encrucijada de los lazos con Vox, crecido por el influjo de la ultraderecha mundial. Algo que tampoco pasa desapercibido en Génova.
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