GobiernoRajoy lanza un mensaje al PSOE: "Necesitamos moderación y no generar problemas donde no los hay"

"Poder hablar con respeto, cordialidad y buenas maneras es un privilegio". Así comenzó Mariano Rajoy su discurso en el desayuno informativo donde tenía como misión presentar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes.

El presidente del Gobierno iniciaba así su mensaje velado al reelegido secretario general del PSOE mientras aprovechaba para arremeter también contra los de Pablo Iglesias. No citó a ninguna de las dos formaciones, pero el dardo estaba claro: "Necesitamos moderación, mesura, tranquilidad,concordia y buenas formas y no generar problemas donde nos los hay".

Y es que en el PP consideran que Pedro Sánchez tiene "complejo podemita". Así lo calificó el coordinador general de los conservadores, Fernando Martínez-Maillo, antes de entrar en el Casino de Madrid donde se celebra el evento. El número tres de Génova ha criticado que el nuevo PSOE haya abandonado la "moderación" y le ha instado a volver al "centro".

Después fue Rajoy quien, tras repasar los méritos de la carrera de Cifuentes, incidió en que para seguir creciendo económicamente y crear empleo "hay que perseverar en lo que funciona [esto es, las reformas del PP] y cambiar lo que no". "Y hay que dejar a un lado el extremismo, el griterío, el radicalismo, la crispación y la falta de moderación y concordia", incidió. "Eso no sirve para nada", concluyó.

El presidente, que inusualmente decidió no huir de la prensa una vez terminado el desayuno, constató después, en un encuentro informal con los periodistas, que su mensaje iba directamente dirigido a Pedro Sánchez. Así, aseguró que su obligación es "buscar el entendimiento" con el líder de la oposición para poder pactar asuntos de Estado y afrontar juntos retos como el Bréxit o el paro y, aunque no desveló si le llamará o mantendrá algún encuentro con él en los próximos días, incidió en la "necesaria moderación" para poder llevarlo a cabo.

Como Cifuentes, Rajoy compartió su petición para que los Parlamentos, tanto los autonómicos y como el nacional, abandonen la "crispación" porque, dijo, "la calle no quiere eso".