Si un conflicto internacional explota, un frente de ataque del PP al Gobierno se abre. El 15 agosto de 2021 los talibanes se hicieron con el control de Kabul, la capital de Afganistán. La comunidad internacional se centró en la evacuación de miles de civiles, que quedaron atrapados bajo el yugo de un régimen que pone cadenas a todos los derechos y libertades.

A los tres días de que Kabul cayese, el primer avión enviado por España volaba ya hacia Madrid con 53 españoles y colaboradores afganos. La operación de repatriación se alargó hasta el 27 de agosto. Más de 10 días en los que el principal partido de la oposición hizo del conflicto una nueva batalla contra el Ejecutivo.

"La operación ha llegado siete días tarde porque Pedro Sánchez estaba de vacaciones", dijo entonces Pablo Casado, presidente del Partido Popular en aquel momento. El PP llegó incluso a cuestionar la legalidad de la operación de evacuación española.

Más de dos años después, el PP vuelve hacer de otro conflicto internacional un arma arrojadiza contra el Gobierno con una escalada de críticas y movimientos parlamentarios con el mismo objetivo que veces anteriores: desgastar al Ejecutivo en funciones y mostrar las diferencias internas de la coalición del PSOE con Sumar.

El PP ya ha pedido la comparecencia del ministro de Exteriores en funciones, José Manuel Albares, para que "aclare" la posición del Gobierno, esperando fricciones con sus socios como hicieron en la guerra de Ucrania a cuenta del envío de armamento y material militar.

Porque el ataque terrorista de Hamás a Israel, cuya respuesta está siendo devastadora en términos humanos, ha recrudecido al límite el conflicto en la franja de Gaza —latente pero encapsulado mediáticamente desde Occidente durante décadas— y ha movido el foco de los asuntos nacionales.

Así, en la última semana el debate político se ha desarrollado en términos de condenas y muestras de apoyo a la sociedad israelí y/o palestina que el PP ha retorcido hasta el límite de defender que los socios parlamentarios del Gobierno estaban en cercanía "ideológica" con el entorno de la milicia de Hamás.

De esta manera lo apuntaba el lunes Borja Sémper, vicesecretario de Cultura y Sociedad Abierta del PP, secundado horas más tarde por el propio Alberto Núñez Feijóo, que habló de actitudes "equidistantes" y "comprensivas". El Ejecutivo se revolvió contra estas declaraciones         —basadas en las muestras de apoyo a la causa de liberación palestina de ERC, BNG, Bildu y miembros de Sumar y Unidas Podemos—, pero los populares han terminado la semana como la empezaron.

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, dejó entrever la posibilidad de que el Gobierno estuviese financiado a Hamás. "España tiene que estar a la altura de las grandes democracias y cortar el grifo sin contemplaciones a nada que tenga que ver con un grupo terrorista que es capaz de hacer esas cosas", aseguró.

El apoyo del PP a Israel "nunca decaerá"

Casi al mismo tiempo, de manera telemática desde la sede nacional del PP, Feijóo y Esteban González Pons, vicesecretario de Institucional, se reunieron con otros líderes populares europeos para analizar la situación del conflicto, aunque, por lo que ha trascendido de ese encuentro de forma oficial, Pons centró sus reflexiones en críticas a Sánchez. Tanto por no mantenerles informados directamente de la situación como por no haber llamado al presidente de Israel, Benjamin Netanyahu.

La postura oficial del PP es el cierre de filas absoluto con Israel. "Estamos del lado de Israel. Nuestro apoyo a Israel nunca decaerá. Es responsabilidad sagrada de todos los Estados, incluido Israel, proteger a sus ciudadanos y defenderse contra el terrorismo, de acuerdo con el derecho internacional", reza la declaración institucional del PP europeo que Génova hace suya.