Este artículo se publicó hace 3 años.
Pablo Fernández, un tipo de palabra y con palabra
Su impecable capacidad de oratoria le ha dado una innegable presencia mediática tanto en el ámbito estatal, como regional, y su capacidad de trabajo le ha llevado a ser el parlamentario más valorado de la comunidad.
Isabel de la Calle Fernández
-Actualizado a
Pablo Fernández (6 de abril de 1976) nació en León, es licenciado en Derecho, tiene un hijo y, hasta su primera incursión en política allá por 2014, regentaba como autónomo un kiosco en el barrio San Mamés de la capital leonesa.
Adherido desde muy joven a movimientos sociales, nunca había ingresado en un partido político como tal, hasta que escuchó a Pablo Iglesias y el entendimiento fue inmediato. Desde 2015 es secretario general de Podemos en Castilla y León y fue, además, designado como uno de los portavoces estatales de la organización, lo que le ha dado una gran visibilidad entre la gente.
Su impecable capacidad de oratoria le ha dado una innegable presencia mediática tanto en el ámbito estatal, como regional, a pesar de que los medios de comunicación de la comunidad son, en su gran mayoría, afines al PP, o al menos no pueden decir lo contrario.
Contra él se utilizaba el manido discurso de la falta de experiencia política, a lo que Fernández siempre contestó reclamando una política para todos, siendo un símbolo del "sí se puede".
Lo cierto es que su capacidad de trabajo (es el procurador que más viaja por la España Vaciada de Castilla y León cuando no hay elecciones, recorriendo cada pequeño pueblo y hablando con sus gentes) le ha llevado a ser el parlamentario más valorado de la comunidad, aunque ésta sea una autonomía imposible para Unidas Podemos.
Compromiso con Castilla y León
El propio Pablo Iglesias ha intentado en varias ocasiones llevárselo a Madrid definitivamente, pero Fernández antepuso su compromiso con los castellanos y leoneses a los cantos de sirena capitalinos y decidió quedarse en su tierra y finalizar la legislatura.
En 2019, sin embargo, los resultados electorales en Castilla y León fueron un serio varapalo para la formación morada, que pasó de 10 escaños a solo uno, dejándose casi 100.000 votos en el camino. Tiempo después, el propio Fernández asumió que fue un error no concurrir junto a IU en esos comicios, hecho que ahora han corregido al presentarse de la mano de IU y Alianza Verde.
En su contra, los más críticos han querido subrayar cómo en estas elecciones se presenta por Valladolid, y no por su provincia, León. El político morado, que lo cierto es que se ha volcado con esa ciudad y su provincia dejando a su familia en León, asegura que fue una decisión tomada de manera colectiva por el partido, aunque sus rivales en el hemiciclo lo achacan al miedo a quedarse fuera antes el augurio de los posibles malos resultados en los comicios.
Desde la oposición en esta última legislatura, lo cierto es que sus discursos han sido capaces de descolocar el Gobierno de Mañueco e Igea y que, en cambio, fue leal y conciliador con Tudanca cuando presentó la moción de censura. Un tipo de palabra y con palabra. Un rara avis en la política de los discursos vacíos, sin duda.
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