Público
Público

De la amnistía a la DANA: un año desde la última investidura de Sánchez con la incertidumbre como protagonista

El 16 de noviembre de 2023, Pedro Sánchez fue investido con 179 votos favorables de una mayoría plurinacional inédita en el Congreso. Los primeros doce meses de legislatura han estado marcados por la ofensiva judicial contra la amnistía, la esposa de Sánchez y el estallido del 'caso Koldo'. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras ser investido en el Congreso el pasado 16 de noviembre de 2023.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras ser investido en el Congreso el pasado 16 de noviembre de 2023. Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

Hay una máxima que se repite hasta la saciedad en las filas socialistas: "¿Cuándo lo hemos tenido fácil?". Desde que Pedro Sánchez llegó a Moncloa en 2018, vía moción de censura contra Mariano Rajoy, ha pasado de todo en nuestro país.

Quedaron atrás los tiempos de las mayorías absolutas y el PSOE se ha tenido que fajar en lograr acuerdos parlamentarios y de Gobierno nunca antes vistos. A eso se le han sumado una serie de acontecimientos inesperados, desde la gestión de una pandemia mundial hasta una terrible DANA, pasando por una guerra en suelo europeo. 

El 16 de noviembre de 2023, el Congreso de los Diputados eligió de nuevo a Sánchez como presidente del Gobierno. Se cumple un año desde una investidura que salió adelante con 179 votos a favor gracias a un abanico plurinacional formado por ERC, Junts, EH Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria, aparte de Sumar y del PSOE. 

"Va a ser una legislatura dura y compleja. Pero hay que ser firmes", reconocían entonces fuentes socialistas de primer nivel. La ofensiva de la derecha y ultraderecha representada por PP y Vox era ya muy fuerte y no ha cesado prácticamente ni un solo momento. En aquellos días los ultras ya asediaban de manera constante en las calles la sede del PSOE en Ferraz y se produjeron ataques a diferentes casas del pueblo en varios puntos del Estado. Las consecuencias de la DANA han vuelto a ser aprovechadas ahora este mes de noviembre por los mismos grupos. 

El eje político de un año atrás se vertebraba en una ley, la de amnistía para los implicados en el procés de Catalunya. Los socialistas ya habían abierto camino anteriormente con los indultos y mantenían una relación más o menos estable con ERC. Pero los resultados electorales obligaban ahora a contar con Junts, el partido de Carles Puigdemont. 

Las negociaciones no fueron fáciles y se llevaron incluso fuera de España, con reuniones en Suiza o Bruselas del secretario de Organización socialista, Santos Cerdán, con el propio Puigdemont. Los acuerdos se lograron finalmente, anticipados por gestos como la inclusión de las lenguas cooficiales en el Congreso, por ejemplo. 

"Va a ser una legislatura dura y compleja. Pero hay que ser firmes", reconocían hace un año en el PSOE

Faltaba la aplicación de la ley. Y desde el primer momento se abrió otro frente, el judicial. Las maniobras en los tribunales fueron constantes, con valoraciones políticas o manifestaciones inéditas a las puertas de los juzgados. El Gobierno tuvo que modificar la ley ya pactada por exigencias de Junts, que no terminaba de fiarse del blindaje para todos los implicados, especialmente Puigdemont. 

Junts se ha mantenido durante doce meses muy exigente. Tumbó algunas iniciativas del Gobierno. Mientras tanto, a la izquierda del PSOE se produjeron también movimientos tectónicos de calado como la salida de Podemos del grupo parlamentario de Sumar. La fuerza morada se convertía así en otro grupo político con el que se debía negociar y también demostraron su fortaleza en alguna ocasión. 

El 'caso Koldo', Begoña Gómez y la reflexión de Sánchez 

El año que llevamos de legislatura ha estado marcada también por las investigaciones judiciales. A finales de febrero comenzaron a conocerse autos de la Audiencia Nacional que apuntaban a una trama organizada presuntamente por Koldo García, asesor del exministro de Transportes José Luis Ábalos. Las informaciones provocaron un shock en las filas socialistas por afectar a una figura importantísima del PSOE. 

Pese a que no estaba todavía investigado, los socialistas actuaron con rapidez y exigieron el acta de diputado a Ábalos. El exdirigente socialista se revolvió y se mantuvo como parlamentario pero decidió pasar al Grupo Mixto. En paralelo se decidió expulsar a Ábalos del PSOE. Una decisión que, señalan ahora en el PSOE, fue acertada visto el cerco al exministro, para el que ya se ha pedido su imputación. 

El frente judicial también tiene otro nombre propio. El de Begoña Gómez, esposa de Sánchez. Un goteo de informaciones periodísticas comenzaron a ponerla en el candelero por supuesto tráfico de influencias a cuenta de su cátedra en la Universidad Complutense y otros supuestos favores a empresas como Air Europa. Una querella presentada por la organización ultra Manos Limpias fue aceptada por el juez Juan Carlos Peinado, que ha alargado la investigación hasta el día de hoy. 

Sánchez, Moncloa y Ferraz defendieron desde el minuto uno que no había caso. Hasta tal punto que el presidente del Gobierno se planteó tirar la toalla. Escribió una inédita carta en la que anunció que necesitaba reflexionar durante cinco días si le merecía la pena seguir en el cargo ante los ataques recibidos. El PSOE contuvo la respiración, celebró un Comité Federal catártico pidiendo que se quedara y Sánchez finalmente anunció su continuidad "con más fuerza". 

Más recientemente, la Justicia también ha puesto su mirada en el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por supuestamente filtrar información confidencial de la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Sánchez ha defendido a García Ortiz por hacer su trabajo de desmentir los bulos diseñados desde la Puerta del Sol, concretamente por el jefe de gabinete de la presidenta madrileña, Miguel Ángel Rodríguez. 

El desbloqueo del CGPJ 

En materia legislativa, dadas las circunstancias excepcionales, la legislatura no ha tenido grandes hitos. Más allá de la amnistía, uno de los grandes logros ha sido el acuerdo con el PP para desbloquear el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), algo pendiente por la negativa de la derecha desde hace más de cinco años.

El CGPJ, junto a la reforma del artículo 48 de la Constitución, han sido los grandes acuerdos entre PSOE y PP

Es prácticamente el único acuerdo de relevancia entre socialistas y populares en estos doce meses, aparte de la reforma constitucional del artículo 48 para eliminar el término "disminuido" de la Carta Magna. La ley de paridad, la Ley del Derecho a la Defensa o varios decretos anticrisis han salido también adelante hasta el momento como asuntos destacados. 

Estos doce meses también han estado marcados por los procesos electorales. Se celebraron comicios consecutivos en Galicia y Euskadi, que tocaban por calendario. Por si fueran pocos los sobresaltos, el PSOE se encontró con un adelanto electoral en Catalunya que marcó la vida política sobremanera. A Sánchez le fue bien y, tras mucho esfuerzo de negociación, el PSC consiguió la investidura de Salvador Illa como president de la Generalitat tras un pacto con ERC que, por otro lado, complicó todavía más las relaciones con Puigdemont. 

Datos económicos 

A nivel político, la confrontación del PSOE con el PP no ha cesado, sino todo lo contrario. Alberto Núñez Feijóo y Sánchez solo se han reunido en una ocasión, en diciembre del pasado año y además en el Congreso, como exigió el líder del PP para no tener que ir a Moncloa. A su vez, los socialistas, con Sánchez incluido, han hurgado en las divisiones internas del PP apelando en muchas ocasiones al liderazgo real de Isabel Díaz Ayuso. "Es su jefa", le ha llegado a decir el líder socialista a Feijóo. 

Pese a toda esta permanente situación de incertidumbre, la intención de Sánchez es agotar la legislatura. De momento, antes de la gestión de la DANA que ha paralizado la actividad política prácticamente, la intención es aferrarse a la aprobación de unos nuevos Presupuestos Generales del Estado (PGE). Como se ha visto esta semana con el paquete fiscal, la tarea es complicada por tener que convencer a grupos ideológicos diversos. 

Pero en Moncloa no se rinden, avisan. En su defensa, fuentes del Gobierno suelen recurrir a la buena marcha de la economía y los datos de empleo, a la recuperación progresiva de los principales indicadores desde la pandemia y la guerra en Ucrania. Las próximas semanas serán clave para determinar si eso es suficiente para mantener la estabilidad necesaria en los doces meses más complicados, seguramente, para Sánchez. 

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias