roma
Actualizado:Elegante, comedido, institucional. Se estrenó como jefe del Gobierno sin ninguna experiencia política y ahora es el único que puede detener la llegada de Salvini al Palazzo Chigi. De ser, aparentemente, el títere en manos del M5E y de la Liga, con el tiempo ha marcado su propio estilo en la política italiana. Según qué época, ha conseguido convencer tanto a la derecha, como a la izquierda. Ha permanecido siempre como un agente super partes: un hombre bisagra sosegado dentro de un país destinado a ser, como de costumbre, un laboratorio político. De ser un mero extra a protagonista principal entre actores secundarios deseosos de desbancarlo. Pero el pasado, sin embargo, podría pasarle factura.
Giuseppe Conte, está en la cuerda floja. El actual presidente del Gobierno italiano, en el cargo desde hace un año y medio, tiene cada vez menos apoyo en el Parlamento transalpino. A esto hay que sumarle un posible escándalo político, todavía por comprobar, vinculado a la transparencia con la que habría accedido al mundo del profesorado universitario del que procede. Así pues, de ser hoy en día el líder del que más se fían los italianos, ahora arriesgaría de tener que poner sobre la mesa su cargo y dejar a Italia ante la posibilidad de unas nuevas elecciones con el soberanista líder de la Liga, Matteo Salvini, como posible premier.
Al parecer, Conte se convirtió en profesor titular de Derecho Privado a la vez que un socio suyo era miembro del tribunal. Así informan de ello estos días los medios de comunicación italianos citando una investigación del programa Le Iene, la edición italiana de Caiga Quien Caiga que asegura que el profesor Guido Alpa, hoy profesor de Derecho Privado de la Universidad de la Sapienza de Roma; no sólo fue una de las grandes fuentes académicas para Conte, sino que fue además un socio profesional. Si se analiza con atención el currículum del actual premier, se puede apreciar que "en 2002", mismo año del concurso docente, "abrió con el profesor y abogado Guido Alpa un nuevo bufete dedicándose al derecho privado". Por el momento el jefe del Gobierno italiano niega que Alpa y él hayan tenido negocios en común.
Pero uno de los hechos que más está complicando la supervivencia de Giuseppe Conte en el actual Ejecutivo transalpino es la difícil relación con Luigi Di Maio, actualmente socio de mayoría del actual Gobierno. El líder de los grillinos fue quien, ante los ojos del presidente de la República, Sergio Mattarella, hace un año y medio propuso la figura de Conte como candidato a primer ministro, entonces en una anómala coalición con la soberanista Liga de Salvini. Cuando cayó el Ejecutivo este verano, Di Maio volvió a proponer a Conte como una solución de continuidad, no obstante ahora el socio clave de minoría fuera el socialista Partido Democrático (PD).
Pero en las últimas semanas, sin embargo, en un clima donde la actual mayoría de Gobierno no ostenta ninguna cohesión; Giuseppe Conte se está perfilando como una suerte de gran figura institucional, inmediatamente por debajo del jefe del Estado. El actual premier está aportando a su país un liderazgo personal muy marcado por la sobriedad intelectual y la elegancia política que permite, por el momento, que Italia siga teniendo voz y voto, por ejemplo, en el contexto internacional. El hecho en sí de que Conte haya podido presidir tanto un Ejecutivo soberanista –en una coalición entre el M5E y la Liga, entre 2018 y 2019– como uno de centro izquierda –como resultado de una alianza entre los grillinos, el PD y el expremier Matteo Renzi– es una clara evidencia de ello.
Esta vocación institucional de Giuseppe Conte es la que le está desgastando por dentro, políticamente, a Luigi Di Maio. En la prensa italiana, de hecho, se habla ya de una "rivalidad" entre el líder del M5E y Giuseppe Conte, alimentada fundamentalmente por el representante de los grillinos en un momento de falta de liderazgo en la formación anti establishment. Al parecer, las relaciones entre ambos no van por buen camino, sobre todo porque Di Maio sospecha que el primer ministro Conte esté trabajando para montarse su propio partido.
El actual premier nunca ha pertenecido formalmente al Movimiento 5 Estrellas, aunque haya sido dicho partido en proponerlo como jefe del Gobierno. Este semana el periódico italiano Corriere della Sera, de hecho, recordó las palabras de Conte cuando fue escogido por los grillinos de Di Maio: "Cuando me llamaron, por honestidad intelectual, les dije que no los había votado". Hasta que Di Maio no ha empezado a llevarse mal con el jefe del Gobierno, para la prensa transalpina Conte era del M5E. Ahora que las cosas se han puesto feas entre ambos, algunos grillinos están convencidos de que el presidente del Ejecutivo simpatiza por el Partido Democrático.
En la remota posibilidad de que el Gobierno italiano de Giuseppe Conte cayera por falta de apoyos parlamentarios o por un escándalo a él vinculado; fundamentalmente Italia se vería abocada a tres escenarios: un nuevo primer ministro, una nueva alianza M5E-Liga o unas nuevas elecciones con el leguista Matteo Salvini ganador.
La opción de un nuevo premier sería muy impopular porque no tendría otra función que dilatar una alianza ya descafeinada como la que ahora están ejerciendo el M5E y el PD, en cuanto adversarios históricos. Además, el leguista Matteo Salvini estaría presionando constantemente para desgastar ese hipotético Ejecutivo.
Podría barajarse también un nuevo Gobierno del Movimiento 5 Estrellas junto a la Liga pero el fracaso de dicha coalición en el anterior Gobierno de Giuseppe Conte pone en evidencia que esta opción no sería otra cosa que ver una misma película dos veces. Al fin y al cabo, durante muchos meses en este año, Salvini y Di Maio han estado peleándose y haciendo las paces constantemente porque no estaban de acuerdo en muchos elementos de su "pacto de Gobierno". Lo mismo ha ocurrido, pero mucho más rápidamente, en el actual Ejecutivo del M5E con el PD, a tan sólo pocas semanas desde su arranque.
Una nueva alianza M5E-Liga, igualmente, no habría que descartarla porque ambas formaciones tienen un claro corte anti establishment, aunque los de Salvini destaquen por su fuerte soberanismo y los de Di Maio por su mayor moderación en relación a la Unión Europea. Esta opción podría permitir la continuidad de los grillinos al frente del Gobierno italiano cuando tienen sólo el 16% en los sondeos; y a los leguistas de volver al Ejecutivo sin tener que afrontar unas elecciones generales que, por el momento, les vería igualmente ganadores al convencer a 1 de cada 3 italianos.
La tercera opción –y más probable– sería un adelantamiento de las elecciones generales, algo que en el país no ocurre desde el año 2008. Con una Liga que lleva meses triunfando en las encuestas con un 33% de los apoyos, unas eventuales elecciones generales darían la victoria al soberanista Matteo Salvini que se convertiría en primer ministro, junto al apoyo de Hermanos de Italia de Giorgia Meloni y los moderados europeístas de Forza Italia, el histórico partido del magnate y expremier Silvio Berlusconi.
Giuseppe Conte (Volturara Appula, 1964) cuando fue designado jefe del Gobierno italiano hace 18 meses, en su curriculum no tenía ninguna experiencia política y fue muy criticado por ello. Fue elegido, sin embargo, por su estilo sobrio respaldado por su solvente bagaje profesional y académico. Se licenció en Derecho por la Universidad la Sapienza de Roma con el máximo de las notas y ha estudiado también en las universidades de Yale (Estados Unidos), Nueva York (Estados Unidos), en la Sorbona de París (Francia) y Viena (Austria).
Antes de ser presidente del Gobierno italiano fue profesor de Derecho Privado en la Universidad de Florencia y como abogado ejerció dentro del Derecho Civil y Mercantil siendo titular de un importante bufete de abogados en la capital italiana. Dirigió diferentes revistas científicas, fue miembro del consejo de administración de la Agencia Espacial Italiana (ASI) y trabajó para el Banco de Italia.
Hay que tener presente que Italia es una república parlamentaria, de modo que siempre que haya un primer ministro con suficiente apoyos en las Cámaras, en teoría no hay necesidad de adelantar unas elecciones generales. En la XVII legislatura italiana –entre 2013 y 2018–, por ejemplo, hubo tres premiers: Enrico Letta (2013-2014), Matteo Renzi (2014-2016) y Paolo Gentiloni (2016-2018).
En cualquier caso, una hipotética marcha de Giuseppe Conte no implicará en absoluto, la convocación automática de elecciones generales. Cuando se trata de encontrar un nuevo inquilino para el Palazzo Chigi, en la medida de lo posible, Italia siempre tiene un plan alternativo. Pero por el momento, Conte es el único que puede retrasar el auge definitivo del soberanismo en Italia.
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