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Actualizado:El cineasta reflexiona en Lucas sobre la realidad social de la pedofilia, la ambigüedad moral de la adolescencia y las relaciones entre adultos y menores hoy estigmatizadas. Premios del Público, Mejor Película y Mejor Actor en Zonazine del Festival de Málaga.
Bordear los límites de la pedofilia, ¡ni hablar ya de la pederastia!, para debatir sobre ello, es, posiblemente, uno de los tabúes mejor construidos, más asentados y, por tanto, más peligrosos de la sociedad de este siglo XXI. El cineasta Álex Montoya es tan consciente de ello que, aun arriesgándose a plantear el debate desde el cine con Lucas, reza para que no se deforme ninguna de sus declaraciones.
Su terror, que algún desalmado del periodismo del escándalo titule una crónica diciendo "Álex Montoya afirma que la pedofilia es buena". Su rendición: "Sé que en algún momento va a salir". La película Lucas, sin embargo, no es ni de lejos una defensa de la pedofilia. Sí es una reflexión en torno a la realidad de las personas que siente atracción por menores de edad, efebófilos o pedófilos, un retrato de la ambigüedad moral de la adolescencia y una reivindicación de las relaciones amables y saludables entre adultos y menores, hoy estigmatizadas.
Premio del Público en Zonazine del Festival de Málaga, Mejor Actor para Jorge Motos y Mejor Fotografía en el Festival de Alicante, la nueva película de Álex Montoya es la historia de un chaval de clase baja, que acaba de perder a su padre, sufre el distanciamiento de su madre y se siente apartado de sus compañeros por una evidente cojera. Para él, la oferta que le hace un hombre, Álvaro, de pagarle por unas inocentes fotos es una especie de salvación. Las fotos son para crear perfiles falsos en redes sociales y poder hablar, "solo hablar", con chicas jóvenes. A Lucas le da igual, está desesperado.
¿Por qué sintió la necesidad de contar una historia como ésta?
La necesidad salió de la curiosidad, intenté ponerme en la situación de un pedófilo, un ejercicio teórico. Y de ahí salió todo, salió el personaje de Lucas, un chico aislado, que no tiene padre, y con él surgió la idea de nadar a contracorriente. Su entorno es tan hostil que la mejor figura paterna que encuentra en es la de un pedófilo. Es un poco subversivo.
¿Todos tenemos ciertas pulsiones contra las que tenemos que luchar?
Exacto. La pedofilia y la pederastia es un territorio muy extenso en el que caben verdaderos sádicos, gente muy cruel, y gente mucho más normal. El personaje que yo quería crear tenía una pulsión contra la que lucha, pero busca la manera de satisfacerla dañando al menor número de personas posibles. Es un personaje empático, no bueno, porque bueno o malo no significa mucho, yo lo distingo más entre empatía y sadismo. ¿Hasta dónde podemos entender por qué hace lo que hace?
¿Lo que hace subversiva la película es que el personaje sea mejor persona que otras de esta historia?
La idea es un poco la de Frankenstein. Básicamente, queremos etiquetar a las personas sin saber mucho más de ellas, las etiquetamos como monstruos y vamos con antorchas a por ellos y posiblemente los que van con las antorchas y los primeros que quieren matarlos sean los que tienen más que ocultar. Y los de las antorchas son personas disfuncionales que nos rodean, verdaderos sádicos, pero que se esconden mucho mejor. La película plantea esto, simplemente, que hay que intentan comprender y saber que los hijos de puta nos rodean sin que nos demos cuenta.
Las relaciones de los adultos con los menores pueden ser saludables, ¿crees que esta sociedad las ha estigmatizado?
Totalmente. Cuando yo era pequeño iba con tíos míos mayores, hacíamos cosas, nadie se planteaba que hubiera nada sexual en ello. Como hay casos muy llamativos y crueles de pederastia, entendemos que los sádicos nos rodean y que el peligro está en cualquier esquina, y yo creo que la gran mayoría de la gente es básicamente empática y no tiene ninguna intención sexual cuando está con niños. De hecho los adultos y los niños ganan mucho relacionándose entre diferentes generaciones, pueden aprender mucho de nosotros. Yo tengo dos hijos y ahora revivo cosas de la niñez.
La película se plantea si es posible la reinserción de estas personas, ¿usted cree que es posible?
Son delitos socialmente imperdonables, porque la gente que hace más ruido es poca, pero muy ruidosa. Los casos más escabrosos de la pederastia son de gente que ni siquiera tiene una inclinación natural hacia los prepúberes, sino que son sádicos y su meta final es hacer el máximo daño a la persona más frágil. Hay muchos pedófilos que sí tienen la inclinación sexual, pero que luchan contra ella porque saben que estaría mal hacerlo. Este gente está estigmatizada socialmente y ni siquiera se plantea tratarles, porque se esconden, no pueden hacer otra cosa. Es un tema bastante dramático. Estas personas existen y van a seguir existiendo, lo que hay que hacer es tratarles sin prejuzgarles. Pero, claro, esto no va a suceder porque estamos en una sociedad tan polarizada que… imagínate si el gobierno planteara algo así… imagínate los del Vox y los del PP. Es un tema tabú todavía hoy.
Mucha gente siente atracción sexual por menores, no hablo de niños…
Claro, es un tema muy frecuente. Eso se llama efebofilia, que es la atracción sexual por adolescentes y es un tema muy delicado porque biológicamente tiene sentido. Cuando se desarrollan los órganos sexuales, que esa persona provoque atención sexual en otra gente es relativamente normal. Pero se mete todo en el mismo saco y no es lo mismo. Ahora la situación es que cualquiera que declarase que se siente atraído por una persona de menos de 18 años tendría problemas. Es un problema que nadie quiere analizar con un mínimo de seriedad. En la película intento no hablar de pederastia, sino que intento tener un thriller con un pedófilo. No me atrevo a iniciar esta conversación porque me llevaría muchas hostias…
Ha elegido que las víctimas de la película sean hombres en lugar de mujeres, que es lo habitual en el cine. ¿Eso no es también subversivo?
La violencia viene de los hombres, eso es básicamente cierto. Los hombres, por lo que sea, son más propensos a la violencia en la sociedad actual. En cuanto a las víctimas, la elección de que sea un chico es, seguramente, porque soy heterosexual y entiendo mejor a un adolescente que a una adolescente… Si fuera una chica sería una película más complicada.
El sonido del afilador ya anuncia al comienzo que Lucas es de clase obrera. ¿Es más fácil caer en ciertas trampas cuando te hace falta dinero?
Sí, lo del afilador es una caracterización rápida. En cuanto a la pregunta, en Sudamérica, por ejemplo, las familias más desestructuradas suelen ser de clase baja, las familias con más dinero suelen tener más redes en el caso de que pase una cosa como la muerte del padre, hay dinero y más gente que te puede ayudar. En una familia de clase media baja es más complicado levantar la cabeza después.
¿Lucas está en ese momento en que un joven está decidiendo qué está bien y qué está mal?
Sí, pero además, y volviendo a lo anterior, si fuera de una familia más rica, estaría todo mucho más controlado. Hay excepciones, por supuesto, pero siempre hay un control mayor entre ricos sobre lo que hace la progenie. En el caso de Lucas está en ese momento y tiene una situación de mierda. De entrada le da igual lo que el tipo haga con las fotos porque lo que necesita en ese momento es dinero para salir de esa mierda. También tiene una intuición de que Álvaro no es esencialmente peligroso.
¿Qué han significado los premios que ha ganado la película?
Nos viene de fábula porque la película se estrena ahora y queríamos hacer mucho ruido y muy rápido. El premio de Málaga y los premios en Alacant nos viene muy bien para que la gente sepa que la película existe, no tenemos anuncios en televisión ni nada por el estilo. Y nos ha gustado mucho el Premio del Público, porque era gente joven, que es un target que tenemos en mente, y me ha tranquilizado bastante en cuanto a todos estos problemas que seguramente aparecerán en algún artículo, alguien saldrá diciendo que hago apología de algo. La gente que ha visto la película la ha entendido bastante bien. La única manera de darse a conocer con presupuestos tan bajos es contar historias que sean un poco diferentes, es un riesgo hasta cierto punto un poco calculado. Plantea preguntas nuevas…
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