madrid
Actualizado:De una iglesia barroca en el centro de Madrid a la Ciudad de México. De una cita rodeada de secretismo al primo trasatlántico del festival Sonorama Ribera. De una sigla impronunciable, NTRDNDNSP, a la salida del armario artístico con su verdadero nombre, José Puebla, bajo el que en mayo se presentará en el Sonoramex que tendrá lugar en el D.F. Han sido necesarios varios años para levantar un proyecto vanguardista y apenas bastaron unos segundos para desvelar la identidad de su autor.
En junio agotó las entradas de su concierto de debut, un espectáculo ruidista y atmosférico en la envolvente iglesia de San Antonio de los Alemanes, a la sombra de los frescos de Juan Carreño de Miranda y Luca Giordano, con un público heterogéneo que ocupó todos los bancos de la planta elíptica del templo malasañero. "Para mi estreno quería un lugar imponente que le aportase sacralidad a la obra", explica José Puebla (Aranda de Duero, 1975) en referencia a los 56 minutos de A SUN.
Hay ecos del Omega de Enrique Morente, aunque aquí la electrónica sustituye al rock. "En la composición manda un compás de bulerías con simplificaciones… o complicaciones", describe el músico burgalés, quien no fijó una ruta sino que se dejó llevar hasta el taconeo de un ritmo "desbordante". Los sonidos negros de Lorca le recordaron que no había que perder la pureza ni el instinto. "Manolo Caracol o la Niña de los Peines llegan a sitios ultraprofundos con un quejío. No sé si es pena, pero te atrapa", añade.
Un sentimiento que también le embarga con Jon Hopkins y con la "crudeza" de Iggy Pop y The Stooges. "Estoy satisfecho con el acercamiento", confiesa José Puebla, quien recurre a una frase del místico Hugo de San Víctor: "En la música de la humanidad cabe distinguir la que es del cuerpo, la que es del alma y la que está en la conexión que hay entre ellos". San Juan de la Cruz es otro de sus referentes, hasta el punto de que NTRDNDNSP alude a su "Entreme donde no supe, y quedeme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo".
"Estuve fraguando este proyecto durante años y elegí una sigla porque no era conocido, ni quería aparecer con mi nombre. Quería que el público no tuviese prejuicios y valorase la obra por lo que es, no por el artista, a pesar de que a veces sean un todo", recuerda el músico de Aranda de Duero, quien estampó su identidad en un mantel de altar rojo durante su concierto en San Antonio de los Alemanes. "La mística consiste en deshacerse del yo: la verdad debe estar delante, no tu persona".
Sin embargo, ese misterio contribuyó a generar expectación, aunque no tendría sentido seguir intentando pasar por un artista desconocido. "Trabajar siempre oculto resulta incómodo y tampoco sería posible", afirma José Puebla, quien desde entonces ya ha actuado en el Sonorama Ribera, en el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque de Madrid y en el Laboratorio de las Artes de Valladolid (LAVA). "Ahora quiero hacer un viaje a través de la luz". Es decir, sumar la iluminación al sonido y que adquieran "cierta magia".
Consciente de que su espectáculo dura casi una hora, también prepara un single para enganchar al aficionado. "El tiempo no es tan importante y el arte debe ser poco definible, pero hay que poner sobre la mesa algo que el público pueda escuchar". Ocultar el nombre y una canción de 56 minutos quizás no sean la jugada más comercial en una sociedad narcisista —pese a que él persiguiera deshacerse del yo— y que apenas le concede unos segundos a un tema musical o lo escucha a una velocidad acelerada.
"A SUN es una composición que no está sujeta a parámetros racionales: no hay estrofas, ni estribillo, ni una estructura definida. En estos tiempos resulta un disparate artístico", cree José Puebla, quien comenzó a trabajar en ella cuando dejó Madrid para regresar a su pueblo a cuidar de su madre, a quien le dedica la obra. Antes, ejercía de ingeniero técnico industrial y pinchaba como DJ Terrible, hasta que el estudio lo absorbió. "Tras intuir que podía haber un enganche y que la suma era poderosa, ahora quiero seguir uniendo la electrónica y el flamenco".
Pese a su admiración por Enrique Morente y Lagartija Nick, cree que el Omega no es la única "maravilla" que ha hecho evolucionar el flamenco. No obstante, se pone de rodillas ante el álbum de los granadinos, que él entiende como un sonido negro y profundo, magnético, con tramos "en los que parece que estás dentro de un volcán". Un disco "apabullante", "rupturista" y "sagrado", como "esas creaciones atemporales majestuosas y trascendentes", concluye José Puebla, quien lo ha tenido presente a la hora de componer A SUN. "Si no se hubiese publicado, quizás yo no habría llegado hasta aquí. Sin embargo, luego los hijos no salen como esperabas".
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