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Alérgicos a la carne roja por culpa de una garrapata

El síndrome alfa-gal es un complejo cuadro de síntomas desencadenado por la ingesta de carne de mamíferos. Cada vez se detectan más casos, sobre todo, en Estados Unidos.

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Redondo de ternera durante una visita del alcalde de Madrid a la sede de la Fundación José María de Llanos, a 21 de diciembre de 2023, en Madrid. Alejandro Martínez Vélez / EUROPA PRESS

Su nombre completo es alfa-1,3-galactosiltransferasa, un oligosacárido (carbohidrato) presente en las células de muchos mamíferos, con la excepción de los seres humanos y los monos.

Resulta que, "cuando una garrapata pica a uno de estos mamíferos, junto con la sangre, absorbe alfa-gal, que se queda en sus glándulas salivales. Luego, si pica a una persona, le puede inocular ese carbohidrato", explica a Público la doctora Consuelo Giménez, experta en enfermedades tropicales y profesora en la Universidad de Alcalá de Henares.

Como respuesta, la persona libera inmonoglubolina E para luchar contra lo que el organismo considera una sustancia extraña. Esto hace que, incluso meses después de la picadura, desarrolle la alergia, es decir, que el sistema inmunológico reaccione cuando consume cualquier producto alimenticio que contenga alfa-gal.

Esto incluye la carne roja (vacuno, cerdo, oveja, cabra, venado), pero también productos derivados de mamíferos, como lácteos, gelatina -por ejemplo, la que se usa en muchas gominolas– y el medicamento cetuximab, anticuerpo monoclonal para tratar el cáncer de colon.

Carne roja, el desencadenante del síndrome

Entre tres y ocho horas después de la ingesta, el cuerpo puede reaccionar con una batería de respuestas similar a la mayoría de las alergias alimentarias.

Algunas de ellas son "picor intenso en todo el cuerpo, urticaria, angioedema, trastornos gastrointestinales y, en el 70% de los casos, dificultades respiratorias particularmente peligrosas para personas que sufren asma", señala Juan José Badiola, catedrático de Sanidad Animal en la Universidad de Zaragoza, en la reunión de la Red Nacional de Riesgos Emergentes, organizada por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) en 2019.

A, veces, incluso, podría darse una reacción alérgica grave y potencialmente mortal, conocida como anafilaxia.

garrapata
Dos garrapatas sostenidas en una mano. CEDIDA

Descrito hace apenas 20 años

Síntomas tan dispares "se empezaron viendo en las consultas de atención primaria como cosas aisladas, no se relacionaba como un síndrome. Se asociaban a la ingesta de carne, pero no se conocía su mecanismo. Era difícil de detectar, en parte, porque las reacciones no aparecen hasta hasta varias horas después de comer la carne", nos dice la doctora Giménez.

"Hasta 2007 no se describió la asociación entre picaduras de garrapatas y desarrollo de alergia a la carne de mamíferos", apunta Badiola. "Dos años después, en 2009, quedó confirmada, identificándose el responsable de la reacción alérgica alfa-gal".

Según este experto, "el síndrome se está convirtiendo en un problema global con una prevalencia creciente en todos los continentes".

En la actualidad, se ha identificado casos en el sur, este y centro de Estados Unidos y en Australia, Japón, Suecia, Francia, Italia y España.

Estados Unidos se lleva la palma con "medio millón de casos posibles y 110.000 personas con diagnóstico confirmado", nos dice la doctora Giménez. Sin embargo, en España las cifras son mucho menores, con 22 casos identificados entre 2022 y 2023.

La diferencia puede estar en la eficacia de especie de garrapata transmisora. Mientras en Estados Unidos es la Amblyomma amaricanum, conocida como "estrella solitaria", muy eficiente para inocular el alfa-gal, en Europa se ocupa de ello la Ixodes ricinus, presente sobre todo en el norte de la península.

Factores de riesgo

También influye el tipo de hábitat. Las garrapatas prefieren las zonas de bosque con arbustos abundantes y pastos altos.

Por otra parte, no todas las personas que sufren una picadura de garrapata desarrollan esta alergia. Y las que lo hacen, no la padecen por igual. Pueden tener una sensibilidad diferente dependiendo de varios factores.

Se ha observado, por ejemplo, que las personas de grupo sanguíneo que no sea B apenas padecen el síndrome. O que "su sensibilidad aumenta en función del número de picaduras de garrapatas", señala Badiola. Por eso, vivir en un medio rural o trabajar en el campo son factores de riesgo asociados.

También influye el tipo de carne que, al comerse, dispara la reacción. Como nos explica este veterinario, por ejemplo, en Estados Unidos está asociado al consumo de hamburguesas a la parrilla y, en Francia, a los riñones de cerdo.

Tratamiento sencillo

Si se padecen alguno de los síntomas descritos, la forma de determinar un diagnóstico se basa en la presencia de anticuerpos IgE en un análisis de sangre.

En caso de confirmarse el síndrome, algo que, como hemos visto, es muy poco común en España, el tratamiento es sencillo: "Sustituir la carne roja por carne de pollo, pavo o pescado", aconseja Giménez. Los afectados tampoco deben consumir medicamentos o productos que contengan componentes de mamíferos.

¿Tiene cura? Aunque, puede convertirse en una alergia de por vida, en ocasiones, "se ha descrito casos de regresión y desaparición espontánea del síndrome", afirma Badiola.

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