Entrevista a Ana G. Fernández (ALAS)"El veredicto de Samuel no elimina la LGTBIfobia, pero es un precedente para una sociedad mejor"
El día que mataron a Samuel, Ana G. Fernández se despertó porque el móvil no paraba de vibrar. "Han matado a un chico gay en A Coruña", decían las redes y los mensajes. "Al principio pensé: '¡Qué exageración!'. Pero luego fui advirtiendo que era verdad, q
A Coruña--Actualizado a
El día que mataron a Samuel, Ana G. Fernández se despertó porque el móvil no paraba de vibrar. "Han matado a un chico gay en A Coruña", decían las redes y los mensajes. "Al principio pensé: '¡Qué exageración!'. Pero luego fui advirtiendo que era verdad, que había pasado. A partir de ahí los recuerdos se apelotonan y todo aparece confuso, porque entramos en una rueda tremenda".
Ana es la presidenta de la Asociación por la Libertad Afectiva y Social (ALAS) de A Coruña, que ha ejercido la acusación popular en el juicio contra los asesinos de Samuel en el que ha quedado probado la motivación homófoba de su linchamiento. ALAS, una organización sin ánimo de lucro, mantiene desde hace años un observatorio de la violencia homófoba y un servicio de atención a las víctimas de agresiones. Reciben un caso nuevo cada dos días. La Xunta de Alfonso Rueda acaba de denegarles, en pleno juicio de Samuel, la declaración de organización de interés público.
¿Qué le parece el veredicto del jurado?
Hablar en términos festivos me sigue costando, pero hemos conseguido que lo que la calle y el colectivo LGTB decían, que esto era homofobia, se ha reconocido en sede judicial. La sensación es de alivio, de satisfacción, pero en medio de un totum revolutum de emociones, y la verdad es que es difícil saber cuál es la correcta.
¿En algún momento pensaron que los cinco acusados podían quedar absueltos, y que el crimen podía quedar sin castigo?
No. No por parte de todo el mundo. Siempre confiamos mucho en el trabajo de la Policía y del juez de Instrucción. Sabíamos que la instrucción estaba siendo complicada pero muy minuciosa. Y aunque no habíamos visto ninguna prueba ni ninguna imagen hasta que llegamos al juicio, sí que desde el primer momento sabíamos que había pruebas documentales potentes, grabaciones... Y los testimonios de las testigos directos, no sólo de Lina y de Vanessa [amigas de Samuel] sino también de Ibrahima y de Magatte, que dejaban muy claro lo que había ocurrido. Eso nos dio tranquilidad, aunque había miedo a que el jurado pudiera apreciar esa duda razonable que obliga a decidir en favor de la persona acusada. Pero eso pasa en todos los casos, no sólo en este.
Una de las acusadas ha sido absuelta. ¿Cree que se debe por esa duda razonable, o piensa que de verdad es inocente?
No lo sé. Tendría que haber estado en esas ciento veintitantas horas de deliberación del jurado. Lo que sé es que no era una cuestión sencilla, no era un proceso fácil: tres acusaciones, cinco acusados, jurado popular... El objeto del veredicto era muy complejo. Creo que el veredicto no es perfecto, entiendo que pueda haber frustración y malestar, pero también respeto esa decisión tomada de manera unánime. Una vez que la jueza dicte sentencia, veremos si hay opciones jurídicas que tomar. Pero nuestro trabajo como acusación popular era el reconocimiento de la agravante de homofobia, y en eso hemos conseguido este hito, no sé si histórico pero que va a cambiar muchas cosas no sólo a nivel jurídico, también en la sociedad. Para bien.
El veredicto parece cerrar ese debate sobre si llamarle maricón a alguien es desmerecelo por la condición sexual que intuimos en él, o si se trata de un insulto tan habitual que no puede tomarse como homófobo.
Este juicio no elimina la LGTBIfobia de nuestra sociedad. Todos lo tenemos claro, o deberíamos tenerlo claro. Pero sienta un precedente y es un paso más en esa dirección. Llevamos años en el colectivo LGTBi y en el feminista, y en muchos otros que sufren violencia, discriminación yprejuicios, haciendo hincapié en la importancia del lenguaje, de las palabras. Llamarle maricón a alguien es algo peyorativo. De hecho, fue objeto de debate desde el primer momento. En las teles, en las redes sociales, en la calle... Que no era homofobia porque "maricón" es una palabra de uso casi cotidiano. No. El veredicto es una pata más sobre la que asentar una sociedad mejor, más igualitaria, un Estado de Derecho en el que todas las personas podamos desarrollarnos libremente con independencia de lo que queramos ser o de cómo nos identifiquemos. Ahí residía la responsabilidad que sentíamos en este proceso en Alas A Coruña. Sabíamos que el hecho de que se reconociera por primera vez la homofobia ligada a esas palabras, podía cambiar vidas. Ojalá no vuelva a pasar nunca, pero si pasa, que dentro de un tiempo, en un juzgado de otra localidad del Estado español, este veredicto sirva para que otra persona que haya sufrido LGTBifobia pueda obtener justicia.
¿El del jurado del caso de Samuel le parece entonces un veredicto justo?
En cuanto a la agravante, sí. Han quedado muchas cosas demostradas que se han peleado mucho dentro de la sala de vistas. Hay otra agravante que no ha salido, la de ensañamiento, y cuesta pensar que no lo hubiera. Pero hay que respetar el trabajo del jurado. Cuando haya sentencia, si hay que tomar alguna acción, la tomaremos. Pero ahora hay que respetar la decisión del jurado, que no lo ha tenido fácil. Y me dirán: "¿Y si la decisión hubiera sido otra, también la respetaría?". Sí, lo haría.
Algunos de los abogados de las defensas han tratado de combatir la agravante de homofobia restándole importancia.
Restarle importancia hasta me parece optimista teniendo en cuenta lo que dijeron.
Me refiero a que había una instrucción policial y judicial trabajada y comprometida que motivó esa acusación con pruebas y testimonios.
Es el manual del discurso perfecto de blanqueamiento de la homofobia y la LGTBIfobia. Es perpetuar los discursos de odio. Dice mucho de qué piensan de nosotros y nosotras: que somos una cosa folclórica, exótica...
Un abogado de la defensa incluso habló de "folclore homosexual".
Creo que se retrató a sí mismo. Que cada uno saque sus conclusiones. Fue duro escuchar eso justo en donde estábamos, en el juicio por un asesinato homófobo. Pero fue la mejor defensa que supieron hacer, y coincide con ese manual de defensa de los discursos de odio y blanqueamiento de la LGTBIfobia.
"Da igual que Samuel fuera o no fuera lo que fuera. Que te griten '¡maricón de mierda!' es homofobia".
También ha quedado claro que existió homofobia con independencia de cuál fuera la condición sexual de Samuel, que él nunca expresó.
Que eso se tuviera que debatir en sede judicial es terrible. Siempre lo hemos dicho. Da igual que Samuel fuera o no fuera lo que fuera. Que te griten "¡maricón de mierda!" es homofobia. Hay una lectura de la masculinidad, de la gestualidad, de la expresión de género... Es horroroso, porque estamos hablando de estereotipos que intentamos romper fuera, porque son los estereotipos por los que nos agreden y nos insultan, pero que en la sala de vistas era lo único a lo que nos podíamos agarrar. Obviamente no fue sólo el primer insulto, porque los testigos han dejado claro y ha quedado probado que las expresiones de "¡maricón de mierda!" y "¡puto maricón!" siguieron saliendo [en las conversaciones de los acusados] a lo largo de toda la noche [en la que Samuel fue asesinado] . Yo no conocía a Samuel, pero creemos que lo que hubo fue una lectura de la pluma, de su pluma. No sé por qué costó tanto decirlo en el juicio: pluma era la palabra. Cuando te llaman maricón de mierda es porque te leen de determinada manera y quieren atacar a tu masculinidad, situarte por debajo... "No estrás a mi altura como hombre, eres una nenaza, un calzonazos...".
¿No le aterra que haya gente a la que ese clic en la cabeza, les siga haciendo estallar de odio?
Claro que nos aterra. Algunas personas lo hemos vivido. En Alas tenemos un servicio de atención a la LGTBIfobia y ahí están los datos. Y eso que no llegamos a saber todo lo que ocurre. Según la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea sólo se denuncian entre un 9% y un 10% de las agresiones homófobas. La mejor muestra es que en las semanas siguientes al asesinato de Samuel, como se refleja en nuestro informe de 2021, recibimos muchos más casos que en años anteriores en esa misma época. Hubo visibilidad mediática, debate sobre la importancia de las denuncias de violencia homófoba... El clamor social hizo que mucha gente dijera: "Esto me está pasando a mí". Y que fuera consciente de la importancia de denunciarlo. Hay mucha violencia oculta y muchas muertes silenciosas. Cuando una persona decide acabar con su propia vida porque la LGTBIfobia le ha machacado hasta ese punto, eso también es violencia.
Si pudiera, ¿qué le diría a Samuel?
¿Qué le diría? Uf. Cuando ves esa película de terror en los vídeos... Le diría que ojalá que nunca hubiera salido de ese bar, que ojalá nunca le hubiera pasado lo que le pasó, que nunca más sea la última copa de nadie en un bar, que no vuelva a pasar algo así... ¡Qué difícil! No sé qué le diría. Le he hablado mucho últimamente, no soy creyente, pero últimamente he mirado mucho hacia arriba. Se me hacen agua los ojos. ¿Qué le diría? Que si esta sentencia sirve... ¿Qué le diría? ¿Gracias, Samuel? Es imposible, no sé qué decir.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.