Siguen las protestas por la muerte del vendedor ambulante en Sevilla: "No nos han dicho la verdad"
Este jueves a las 19.00 horas tendrá lugar una concentración en el centro de la ciudad para exigir que se investigue lo sucedido en torno al fallecimiento de Mahmoud Bakhum, senegalés de 43 años.
Sevilla--Actualizado a
Varias organizaciones sociales han convocado este jueves una concentración en Sevilla en memoria del vendedor ambulante migrante que se ahogó el pasado domingo en el río cuando huía de la Policía Local de la capital andaluza, y para exigir una investigación que aclare lo sucedido.
"Queremos que la fiscalía intervenga", dice a Público Alfonso Romera, presidente de La Carpa, una asociación que ha repartido toneladas de comida y agua entre los temporeros extranjeros de la fresa que malviven en los asentamientos de chabolas de la provincia de Huelva.
Lo que quieren saber las entidades convocantes y las que se han adherido a la concentración, La Carpa, Plataforma Somos Migrantes, Asociación Pro Derechos Humanos y Sevilla Negra, entre otras, es por qué Mahmoud Bakhum, un senegalés de 43 años, con permiso de residencia en España y una familia de varios hijos en aquel país, se tiró a la dársena del río Guadalquivir que cruza la ciudad de Sevilla cuando huía de los policías locales que le dieron el alto por estar vendiendo en la calle ropa sin autorización.
Responsables de la Policía han asegurado que Mahmoud se tiró de forma "sorpresiva" al agua, que dos agentes intentaron rescatarlo y no lo consiguieron, y que la autopsia revela que murió por ahogamiento sin ninguna señal de violencia, pero la duda ha prendido y ha avivado las protestas de quienes no se creen que eso fuera realmente así.
Mahmoud estaba vendiendo camisetas del Sevilla, del Betis, del Madrid, del Barcelona y de otros equipos de fútbol en la avenida más céntrica de la ciudad, la de la Constitución, una semana antes de los Reyes Magos y a dos días de Fin de Año, cuando las compras de regalos se multiplican, en las fechas que más caja se hace. Un dinero que, seguro, le vendría muy bien para enviar un extra a su familia en Senegal.
Como tantas otras veces, apareció una patrulla de la Policía Local y él y sus compañeros salieron corriendo, cargando a la espalda la mercancía envuelta en esos grandes hatos de tela que han dado nombre a su trabajo: manteros. Pero esta vez la huida duró más de lo habitual.
A más de un kilómetro de distancia, Mahmoud fue avistado por otra patrulla policial que le volvió a dar el alto y se dirigió al muelle donde atracan los cruceros que suben por el Guadalquivir cargados de turistas.
Viéndose acorralado, se agarró a uno de los noray a los que se amarran los barcos y finalmente cayó al agua sin soltar el hato de tela en el que guardaba el género del que disponía en ese momento para vender en una buena jornada de compra navideña: 34 camisetas de equipos de fútbol que pudieron convertirse en un lastre fatal.
Hassan Sall, confundador de Sevilla Negra, una asociación que defiende los derechos de la población negroafricana y afrodescendiente en la capital andaluza, no cree muy verosímil que una persona que lleva más de diez años viviendo en España, trabajando parar mantener a su familia que vive a miles de kilómetros, se tire al agua sin más; él sostiene que detrás de esta tragedia se esconde más de lo que se ha contado oficialmente.
"No nos han contado la versión verdadera de lo que pasó. ¿Qué ha pasado antes de que se tirase al agua? Que nos lo expliquen con hechos reales, no con bulos racistas", dice a Público.
Detrás están, según Hassan, las persecuciones "constantes" que sufren los vendedores ambulantes, los manteros que "intentan buscar el pan" en las calles de Sevilla y que son tratados como delincuentes.
"Me cuesta mucho entender lo que ha pasado. Me he quedado en shock, con un trauma por la información muy manipulada que se está dando. Y me gustaría que haya justicia, que haya una investigación para que la familia de Mahmoud pueda tener al menos una reparación", subraya el cofundador de Sevilla Negra.
Están las persecuciones y también las agresiones, los abusos que cometen algunos policías con los manteros a los que persiguen como personas racializadas, afirma Hassan Sall.
"Hay que hacer justicia, porque nuestra vida vale mucho más que un objeto que se venda en la calle. No puede ser comparable un objeto con una vida humana. ¡Basta ya! Que se acabe el abuso policial. Hacemos un trabajo que no quiere hacer ningún español y lo hacemos porque queremos buscar la vida, una oportunidad, nada más", subraya.
"Es muy doloroso todo esto"
Lamine conocía muy bien a su compatriota Mahmoud, como la palma de su mano, dice. Compartió piso con él durante dos años y trabaja como él en la venta ambulante a salto de mata, sin puesto fijo, en cualquier calle con mucho tránsito peatonal. Sabe perfectamente cómo es de dura la vida en la calle, de la que aún tiene una huella en el rostro a causa de la paliza que, asegura, le dieron unos policías el pasado mes de agosto cuando le quitaron la mercancía que estaba vendiendo.
"Nosotros no vendemos droga, solo camisetas a 20 euros. Y es muy doloroso todo esto", dice Lamine a este periódico. Él no sabe lo que le pasó a su amigo, no estaba allí cuando ocurrieron los hechos, pero cree que hay que investigar lo sucedido, indagar más, ver las imágenes de las cámaras situadas a lo largo del largo recorrido de más de un kilómetro que hizo Mahmoud Bakhum desde la avenida de la Constitución hasta el muelle donde se ahogó.
El análisis de ese recorrido puede reflejar, a juicio de Lamine, la persecución policial que sufren habitualmente los manteros por vender en la calle las camisetas de equipos de fútbol que les compran muchos españoles que no pueden pagar los altos precios de las oficiales que venden los clubes.
Es una persecución que, además, apostilla, no sufren los españoles que venden el mismo producto en los puestos de los mercadillos. "¿Es que sólo los negros hacen daño?", se pregunta este senegalés afincado en Sevilla.
Alfonso Romera, el presidente de La Carpa, hace un alto en las gestiones de un envío de garrafas de agua al asentamiento de temporeros de Lucena del Campo, en Huelva, arrasado recientemente por un incendio, para atender a Público.
Esta asociación ya ha hecho 180 expediciones para llevar toneladas de alimentos, agua y mantas a los poblados chabolistas donde malviven cientos de trabajadores migrantes en la recogida de la fresa. Por si fuera poco, ahora se ha ocupado también de convocar la concentración en memoria de Mahmoud Bakhum que tendrá lugar a las siete de la tarde de este jueves en la plaza de la Gavidia de Sevilla.
"Era un hombre muy conocido entre la comunidad senegalesa de Sevilla, que no estaba robando, estaba vendiendo camisetas del Betis y del Sevilla. Y queremos que haya un acto de duelo y que la gente se entere de lo que ha pasado y se exprese", dice Romera.
Denuncian una narración oficial que "no cuadra"
El presidente de La Carpa considera que deben ser investigados unos hechos cuya narración oficial, a su entender, no cuadra: una persecución de más de un kilómetro, un hombre que no sabe nadar y se tira al agua...
"Profesionalmente, entiendo que es un fracaso de los policías, como si a mí, que soy médico, ya jubilado, se me hubiera muerto un paciente en el quirófano. La muerte de este hombre no puede ser un orgullo para esos policías. Hay una gran desproporción entre un delito menor que pudo cometerse para comer y el resultado final. No es la policía que debe tener Sevilla", se lamenta Alfonso Romera.
El jefe de la Policía Local, Antonio Luis Moreno, expresó ante los medios de comunicación su extrañeza por el comportamiento de Mahmoud cuando se vio acorralado, que no soltase la mercancía y saliese corriendo. "No es el modo de operar de los vendedores ambulantes que, normalmente, sueltan el hatillo. Este hombre no lo soltó y tomó esta decisión, que nunca sabremos por qué", declaró el responsable policial.
Los convocantes de la concentración en memoria de Mahmoud quieren que la fiscalía investigue lo sucedido, que se aclaren todas las circunstancias que rodearon a su muerte. Romera resume lo sucedido de esta manera: "Fue un problema de orgullo policial contra la dignidad de un hombre. Hay que aclarar si los policías fueron héroes o criminales".
La Plataforma Somos Migrantes y la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) también exigen que se investigue la muerte de Mahmoud Bakhum. Una portavoz de ambas organizaciones, Teresa Escobar, asegura que este caso les tiene en "shock" porque el fallecido era muy conocido de todos y quieren que "se haga justicia de verdad" con lo que califica como un "caso claro de violencia institucional".
"Queremos que se investigue como se haría con cualquier otro caso, que se clarifique, porque no nos basta con las informaciones que se han dado, que nos parecen insuficientes. Estamos en un estado de derecho", recalca Teresa Escobar.
La Asociación Pro Derechos Humanos, que reclama "el fin de las redadas y la persecución al colectivo de manteros y vendedores ambulantes”, sostiene que la “criminalización institucional de la pobreza se está cobrando vidas humanas".
Esta organización recuerda al respecto que la primera medida que tomó José Luis Sanz tras asumir la alcaldía de Sevilla como candidato del PP, fue impulsar un plan contra la venta ambulante a la que recurren muchas personas en una ciudad con grandes índices de pobreza.
El precedente de Madrid en 2018
Por esa razón, con independencia de la responsabilidad penal que pudiera haber en este caso, APDHA entiende que el alcalde es “el responsable político de la muerte de Mahmoud”. Al respecto, esta organización recuerda que en 2018 una persona de origen africano que también se dedicaba a la venta ambulante murió, en Madrid de un infarto cardíaco tras una larga persecución policial.
En el caso de Mahmoud, su muerte ha dejado muchas preguntas que no dejan de revolotear en la cabeza del cofundador de Sevilla Negra: "¿Por qué lo persiguieron? ¿Por qué lo pusieron en peligro? Tiene a su mujer, a sus hijos en Senegal, y se lanza al agua, pero no es un niño, tiene más de 40 años. ¿Qué me están contando?".
Antes de la concentración convocada para este jueves, ya ha habido en Sevilla dos marchas de protesta de compañeros y amigos del fallecido.
La primera se produjo horas después de conocerse que había muerto ahogado en el río tras una persecución policial: varias decenas de personas se congregaron durante la noche del domingo delante de la Jefatura de la Policía Local, contra la que llegaron a lanzar objetos, por lo que fue detenido uno de los manifestantes. Y el lunes, tras un acto de homenaje en el muelle donde Mahmoud perdió la vida, se dirigieron al centro de la ciudad, donde fueron interceptados por agentes antidisturbios de la Policía Nacional.
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