Este artículo se publicó hace 3 años.
La ruta canaria suma 786 víctimas este año y cierra su verano más negro con siete muertos al día de media
La OIM ha registrado 654 fallecimientos entre junio y septiembre en esta peligrosa travesía. Solo en agosto perdieron la vida más de 12 personas al día, mientras que la cifra total es más del doble que en 2020.
Jairo Vargas Martín
Madrid-
La ruta migratoria entre la costa atlántica de África y las islas Canarias se cobró de media siete vidas al día el pasado verano. Entre junio y agosto, 654 personas migrantes murieron intentando alcanzar el archipiélago español a bordo de embarcaciones precarias y sobrecargadas, lo que representa el dato más trágico desde que se tienen registros y desde la fuerte reactivación de esta travesía, considerada una de las más peligrosas del mundo.
Son las cifras adelantadas por la agencia EFE y confirmadas a Público por el Proyecto Missing Migrants (Migrantes Desaparecidos) de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), vinculada a la ONU, que alerta de un escalofriante aumento de tragedias en esta ruta en lo que va de año.
Desde enero hasta el pasado 14 de septiembre murieron 786 personas en el trayecto entre las costas de Senegal, Mauritania, Malí, Marruecos o el Sáhara Occidental (puntos habituales de salida de las embarcaciones) y Canarias. Son más del doble de víctimas que las contabilizadas por a OIM en el mismo periodo de 2020, cuando registró 343 muertos o desaparecidos.
Casi la mitad de estas muertes tuvieron lugar este agosto, quizás el más oscuro de los que se tiene constancia, con 379 fallecidos, una media de más de 12 al día.
Pero estos datos, advierte la OIM, son apenas una aproximación a un drama mucho mayor, ya que solo contabilizan los casos verificados tras la recuperación de cadáveres o a través de los testimonios de supervivientes de estas tragedias. Muchos otras otra pateras se pierden para siempre en el Atlántico sin que se tengan noticias, son los llamados "naufragios invisibles".
El colectivo Caminando Fronteras ya alertó el pasado junio de una mortalidad sin precedentes en esta travesía, con 2.087 muertos o desaparecidos en el Atlántico durante los primeros meses de 2021. Estos datos suponían un aumento del 526% respecto al registrado por esta organización el mismo periodo del año pasado y un número muy similar al de las víctimas contabilizadas en todo el año pasado, 2.170.
177 mujeres y 50 niños fallecidos
"Estamos ante uno de los años con mayor número de víctimas mortales de la última década y aún no hemos entrado en el periodo de mayor afluencia hacia Canarias. Hemos llegado al momento clave del año, los meses de octubre y noviembre, con cifras de llegadas muy superiores a las del año pasado ", explica a Público Txema Santana, asesor en materia de Migraciones de la Vicepresidencia del Gobierno canario.
"Ya no vemos solo a hombres jóvenes que salen a buscarse la vida, sino a familias enteras que huyen"
Santana alerta no solo del número de víctimas, sino también del perfil. "La ruta se ha feminizado bastante, ya no vemos solo a hombres jóvenes que salen a buscarse la vida, sino a familias enteras que huyen de países muy frágiles, en algunos casos con conflictos armados aún vivos y cuya situación se ha agravado todavía más con la pandemia", advierte.
Esto queda reflejado en el aumento de mujeres y niños fallecidos, que según las cifras de la OIM ascienden a 177 mujeres y medio centenar de menores, cuando en el mismo periodo del año pasado murieron 32 mujeres y cuatro niños.
Alrededor de 11.000 personas han llegado a Canarias en lo que va de año, más del doble que en el mismo periodo de 2020, cuando arribaron 5.121, según datos del Ministerio del Interior. Se espera que durante los dos próximos meses las llegadas alcancen máximos, como ya ocurrió el pasado año, con picos de más de mil personas rescatadas en una sola jornada.
Aunque la mortalidad no solo va a aparejada al número de personas que se ven obligadas a poner su vida en riesgo para escapar de situaciones de pobreza, persecución o conflictos, sino también al estado de la mar, a la orientación en una ruta que puede superar los mil kilómetros de distancia y, sobre todo, al tipo de embarcaciones utilizada por las redes del tráfico de personas para echar a la gente al mar.
Tanto Caminando Fronteras como Santana coinciden en que cada vez es más habitual encontrar lanchas neumáticas sobrecargadas de personas y en muy malas condiciones de flotabilidad. "Son embarcaciones muy inestables que no está para nada adaptadas a las condiciones del Atlántico", apunta el asesor del Gobierno canario.
Según la OIM, la mayoría de las tragedias documentadas en la ruta canaria se deben a naufragios, aunque también aumentan el número de fallecimientos por las duras condiciones soportadas en la travesía, como hipotermia, deshidratación o agotamiento. "Hablamos de embarcaciones que se pierden y van una semana o hasta dos a la deriva, sin alimentos ni agua suficiente para decenas de personas", explica Santana.
"La situación en los países de origen no hace pensar que las personas vayan a dejar de salir. En Mali sigue habiendo un conflicto armado, en Senegal siguen hablando de falta de peces por la sobrepesca industrial de multinacionales y en Guinea hubo un golpe de estado hace apenas una semana. Si no se atajan los problemas de las personas en los países de África seguirá habiendo éxodo. Ya hemos visto que solo con seguridad y control en las fronteras no sirve, ¿cuántas personas más tienen que morir para darnos cuenta de que la mejor manera de protegernos es ayudándonos?", opina.
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