Qué son las inteligencias artificiales fundacionales y por qué necesitas saberlo
La batalla más importante en el terreno digital es el desarrollo de gigantescos sistemas de IA multitareas, y la UE puede quedarse muy atrás.
Madrid--Actualizado a
Todos los días hacemos uso de la inteligencia artificial, seamos conscientes o no. Cualquier actividad humana –que involucre un dispositivo conectado a la red– alimenta inmensas máquinas que procesan, deciden y responden de acuerdo con parámetros establecidos cuya relación entre sí es, generalmente, desconocida; la máquina imita cada vez mejor la inteligencia humana.
El surgimiento de las IA fundacionales ha supuesto un enorme salto cualitativo que nos afecta aún más. Los grandes sistemas de IA se han alimentado masivamente de datos extraídos de internet y son capaces de realizar una amplia variedad de tareas.
Estos sistemas son la base, el "cerebro", de muchas aplicaciones que están demostrando una gran eficacia para estructurar grandes cantidades de información, automatizar tareas cada vez más complejas y generar contenidos inteligibles, textos, fotos, vídeos e incluso código.
Alto coste
Los sistemas fundacionales son muy complejos y costosos. Son modelos alimentados con billones de parámetros que requieren una gran cantidad de potencia de computación, por tanto, una inversión enorme en equipamiento y energía.
Uno de los casos más exitosos en este campo, OpenAI (fundada en 2015 como una entidad sin ánimo de lucro), recientemente recaudó nada menos que 6.500 millones de dólares, lo que la valora en 150.000 millones de dólares, a condición de que abandonase del todo su carácter benéfico y dé beneficios en dos años.
Parece que el sector está teniendo problemas de escalabilidad
Prácticamente todos los gigantes de la era de internet están desarrollando sus propias AI fundacionales: X, Meta, Alphabet, Apple y Microsoft (que pretende reabrir una central nuclear en el noroeste de EEUU para alimentar sus máquinas dedicadas a la IA) están invirtiendo cantidades ingentes de dinero y recursos en sus sistemas.
No obstante, parece que el sector está teniendo problemas de escalabilidad, o al menos así se desprende de los primeros resultados de Orion, de Open AI, así como los desarrollos a futuro de Google y Anthropi, según un resumen CNN y la agencia Reuters.
Al mismo tiempo que el Gobierno de Pekín está apostando por este sector decidida a no quedarse atrás en la generación de grandes sistemas capaces de generar texto y contenidos audiovisuales de manera automática. Y aparentemente en China el limite legal es el cielo.
La UE y el futuro
Mientras tanto, la Unión Europea ha establecido una serie de límites a los desarrollos de la inteligencia artificial, por cuestiones de seguridad y para salvaguardar ciertos derechos fundamentales de sus ciudadanos, tales como la propia imagen o la propiedad intelectual de los contenidos.
Un Reglamento General específico establece una escala de peligrosidad en función de la finalidad de las aplicaciones, exige transparencia e incide en las evaluaciones de riesgo, algo que ha contrariado a la industria estadounidense hasta el punto de que algunas multinacionales se plantean no desplegar sus sistemas en el territorio comunitario.
La exigencia de transparencia y la evaluación de riesgos podrían crear una brecha en la UE
La UE corre el riesgo de quedar a merced de los sistemas estadounidenses o chinos en los próximos años, dado que carece de importantes desarrollos de inteligencia artificial fundacional. Y puede que ni siquiera cuente con el acceso a nuevos desarrollos que se están lanzando a una velocidad nunca antes vista.
Por un lado, la exigencia de transparencia es una de las razones de que Meta (Facebook, WhatsApp e Instagram) haya anunciado que no lanzará en Europa su sistema multimodal Llama 3.2, capaz de procesar a la vez imágenes, textos, vídeos o gráficos para generar información. No obstante, sí lanza en españa el asistente para las gafas Ray-Ban Meta. Probablemente Apple Intelligence tampoco llegará a este lado del Atlántico, como tampoco el asistente de voz del popular ChatGTP de OpenIA.
Por otro lado, la evaluación de riesgos a los que se obliga a las empresas que usen IA va a ser materialmente imposible para las mismas, porque sencillamente no pueden evaluar el riesgo de un sistema que no es suyo.
En su informe de gran impacto [PDF], el economista, ex primer ministro italiano y ex presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, señala como una de las tres patas fundamentales para aumentar la competitividad de las economías comunitarias es, precisamente, aumentar el gasto en I+D y rebajar la regulación para "desbloquear su potencial innovador y modernizar sus industrias".
Este informe, elaborado a petición de la Comisión Europea y presentado el pasado 9 de septiembre, afirma que las dependencias de la UE –en materia energética o militar, y también tecnológica– se han convertido en importantes vulnerabilidades que pueden conducir a la irrelevancia mundial de los países miembros.
"El 70% de los modelos de IA fundamentales vienen de EEUU"
Draghi señala en su informe que "alrededor del 70% de los modelos de IA fundamentales vienen de EEUU desde 2017 y sólo tres 'hiperescaladores' estadounidenses representan más del 65% del mercado de la nube global y europeo".
"El mayor operador de nube europeo representa solo el 2% del mercado de la UE", apunta, y señala que "la computación cuántica está lista para ser la próxima gran innovación, pero cinco de las diez principales empresas tecnológicas a nivel mundial en términos de inversión cuántica tienen su sede en los EEUU y cuatro en China; ninguna tiene su sede en la UE".
En el mismo documento el economista recuerda que "la principal razón por la que la productividad de la UE se desvió de la de Estados Unidos a mediados de los años 1990 fue el fracaso de Europa a la hora de aprovechar la primera revolución digital liderada por Internet, tanto en términos de generación de nuevas empresas tecnológicas como de difusión de la tecnología digital en la economía".
Para Draghi, "Europa se está quedando atrás en las tecnologías digitales revolucionarias que impulsarán el crecimiento en el futuro".
¿Es la regulación una garantía para proteger a los ciudadanos europeos –tal y como sería deseable– o una barrera para la revolución de la inteligencia artificial, que podría dejar al Viejo Continente en manos estadounidenses y chinas?
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