Este artículo se publicó hace 3 años.
Multa de 1,9 millones a Endesa por contaminar un río que nutre de agua potable a una comarca de 25.000 personas
La empresa, que recurrirá la sanción, abrió las compuertas para generar electricidad en un embalse en el que se acumulan metales pesados de una antigua mina de su propiedad, pese a las advertencias de la Xunta para que no lo hiciera.
A Coruña-
La Xunta de Galicia acaba de proponer sancionar a Endesa con más de 1,8 millones de euros por contaminar entre agosto y octubre del año pasado el río Eume, en A Coruña, del que se nutre el abastecimiento de aguas de una comarca habitada por 25.000 habitantes y que en la temporada estival suele triplicar de largo esa cifra.
La Xunta acusa a Endesa de haber omitido expresamente sus indicaciones, y de haber cometido infracciones muy graves con el vaciado del embalse para producir electricidad, que provocaron la contaminación del río con metales pesados acumulados en el fondo del embalse y que, ante el evidente riesgo para la salud pública, obligaron a cortar durante once días el suministro de agua potable y causaron daños al dominio público hidráulico por valor de 932.284 euros.
La empresa, cuyas campañas de publicidad en prensa y televisión se centran en subrayar con carácter recurrente su compromiso social y medioambiental - "En Endesa trabajamos para hacer realidad un nuevo modelo energético basado en las energías limpias que nos permita ofrecer un mejor servicio y cuidar nuestro planeta", afirma en su web-, ha confirmado a Público que recurrirá la sanción. Ésta consiste en la obligación de reintegrar el valor de los daños causados y en dos multas de 600.000 y 350.000 euros por sendas infracciones muy graves de la Ley de Aguas de Galicia en su máximo. La primera, por desatender los requerimientos de la Xunta, y la segunda, por incumplir las condiciones del régimen de explotación establecidas por la Administración. En total, más de 1.880.000 euros.
Según la propuesta de resolución sancionadora de la Xunta, Endesa Generación SA modificó el régimen de explotación del embalse sin autorización administrativa, como consecuencia de lo cual se produjo "una importante afección en forma de turbidez y color lolcalizada en el río Eume a su paso por los términos municipales de Pontedeume y Monfero, visible hasta su desembocadura". El episodio obligó a la Administración autonómica a proceder a "una intervención urgente para garantizar el suministro de agua a la población, atajar el deterioro de la calidad de las aguas y proteger el ecosistema en una zona de alto valor ambiental".
El embalse del Eume, en el municipio de As Pontes de García Rodríguez, fue construido en la década de los cincuenta del siglo pasado. Explotado por Endesa en régimen de concesión, está enclavado en un entorno de enorme riqueza ecológica y paisajística, parte de la Red Natura europea, a unos 30 kilómetros de la desembocadura del Eume en Pontedeume, un pequeño municipio costero muy frecuentado por el turismo en verano y cuyo mayor atractivo natural, además de sus playas, son las Fragas do Eume, un precioso bosque atlántico que rodea el cauce del río.
Pese a esa idílica descripción, el embalse es una bomba de relojería, ya que ha ido acumulando durante decenios los residuos tóxicos provenientes de la explotación de la mina de carbón de la que se alimentaba la central térmica de As Pontes, también propiedad de Endesa y hoy en vías desmantelamiento por los compromisos de España para reducir sus emisiones de CO2. Cuando en el embalse del Eume la cota del agua baja demasiado, afloran esos lodos tóxicos que se han ido acumulando en el fondo del pantano, de forma que son arrastrados río abajo por el vaciado de la presa hasta llegar las captaciones de agua para el suministro humano.
El embalse es una bomba de relojería, ya que ha ido acumulando durante decenios los residuos tóxicos provenientes de la explotación de la mina de carbón de la que se alimentaba la central térmica de As Pontes
Según figura en la propuesta sancionadora de la Xunta, de más de 40 páginas, las normas de explotación del Embalse para el segundo semestre del ejercicio hídrico obligaban a Endesa a mantener una cota mínima de agua de 306 metros sobre el nivel del mar (msnm). Sin embargo, a partir del 27 de julio empezó a detectarse un descenso continuado debido a las aperturas sistemáticas de las compuertas decretadas por Endesa para generar electricidad. El 8 de agosto, Aguas de Galicia, el organismo autonómico competente en la materia, requirió a la compañía para que cesara en su actuación, pero, lejos de hacerlo, Endesa respondió por escrito tres días después de que seguiría adelante con su decisión unilateral de evacuar agua del embalse hasta llegar a los 283,2 msnm. En aquel momento, el precio de la electricidad se encontraba al alza tras cuatro meses de subidas consecutivas.
Al día siguiente de aquel escrito, el 12 de agosto del 2020, empezó a fraguarse el desastre. Se produjo un episodio de lluvias torrenciales que, según Meteogalicia, alcanzaron en la zona los 84 litros por segundo y metro cuadrado. Las tormentas arrastraron los lodos en el embalse revuelto y con sus orillas de barro tóxico peladas varios metros, y contaminaron todo su cauce porque Endesa seguía abriendo las compuertas y manteniendo la cota de agua por debajo de los 300 msnm.
Endesa bajó demasiado el nivel del embalse
"Con la bajada del nivel del embalse por debajo de sus cotas mínimas se pusieron al descubierto sedimentos acumulados durante treinta años, y que hasta ese momento tenían una movilidad muy reducida bajo el agua", afirma la Xunta, que rechaza los argumentos de los peritos de Endesa de que el suceso fue casual y debido "a una dinámica natural (transporte fluvial de sedimentos) sobre la que han confluido circunstancias meteorológicas extraordinarias (lluvias especialmente intensas) de carácter imponderable (no previsibles)".
Esas explicaciones no convencen a los técnicos del Gobierno autonómico, que responden que , si bien las lluvias de agosto fueron elevadas para lo que es habitual en el verano, "no son excepcionales". "El proceso de turbidez (...) se habría producido aún con más graves consecuencias en septiembre, octubre y noviembre, cuando comienza el período de lluvias", añaden. "La bajada de la cota mínima del embalse por debajo de la cota habitual fue un factor determinante que favoreció que el episodio del año 2020 fuera muy superior tanto en intensidad como en duración con respecto a los ocurridos en otros años", concluye.
La Xunta también rechaza que Endesa pretenda ampararse en que pocos meses antes había solicitado un cambio en las normas y en el plan de explotación de la presa para rebajar su cota mínima, porque, precisamente, esas nuevas normas no fueron aprobadas por la Administración dado que la compañía "no dio suficiente cumplimiento a los requisitos técnicos y formales requeridos".
La afección sobre la salud pública es lo que más preocupa a las organizaciones ecologistas que llevan años denunciando la situación
Asimismo, niega que no se hayan evidenciado daños al ecosistema, tal y como sostiene la compañía: "Estos daños se deberán analizar a más largo plazo para ver posibles alteraciones en elementos de calidad biológica, por ejemplo la fauna bentónica de invertebrados presente de forma habitual en el río, así como afecciones a la morfología del cauce a consecuencia de los arrastres producidos".
Precisamente esa circunstancia y la afección sobre la salud pública es lo que más preocupa a las organizaciones ecologistas que llevan años denunciando la situación, y que incluso, como en el caso de la asociación Petón do Lobo, especializada en advertir sobre los peligros de la minería en Galicia, se han personado en la causa.
Niveles tóxicos de mercurio, hierro y aluminio
Los ecologistas advierten de los nocivos efectos de la presencia en el agua del Eume de metales altamente tóxicos como mercurio, hierro y aluminio. Entre agosto y noviembre del año pasado los análisis de las aguas del Eume detectaron niveles superiores a los máximos establecidos por las normas de seguridad.
"Endesa abrió las compuertas pese a que era consciente de que esos metales pesados están en el agua", dice Ana Varela, portavoz de Petón do Lobo. "La multa está bien y es un paso adelante, pero no podemos limitarnos a que Endesa la pague y no pase nada más. No basta con depurar responsabilidades administrativas, porque también puede haberlas de tipo penal, por la presunta comisión de delitos contra el medio ambiente y contra la salud pública, y, por supuesto, políticas, porque la Xunta es conocedora de esta sociedad desde hace años y no ha hecho nada para evitarlo", dice Varela, quien reclama la dimisión de la Conselleria de Infraestructuras del Gobierno de Feijóo, Ethel Vázquez.
Varela también exige la actuación de oficio por parte de la Fiscalía y conmina a las administraciones a efectuar un estudio sobre la población de la comarca del Eume para detectar cómo ha afectado a su salud el consumo de agua proveniente del pantano "tras décadas de minería irresponsable" por parte de la misma empresa que el año pasado contaminó el río.
Endesa, propiedad de la eléctrica italiana Enel y presidida por el ex mistro franquista Rodolfo Martín Villa desde que el Gobierno de José María Azar la privatizó, obtuvo el año pasado 1.394 millones de euros de beficios netos, más de un 700% más que en el 2019. Sólo en el primer trimestre del 2021 ya ha obtenido 491 millones, lo que, según indica la propia compañía, "confirma sus objetivos financieros para el ejercicio".
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