La crisis interna de Milei crece ante la escalada de enfrentamiento con su vicepresidenta Villarruel
El enfrentamiento entre el presidente Javier Milei y su vicepresidenta Victoria Villarruel ya es un tema medular que preocupa cada vez más a quienes buscan que el Gobierno libertario tenga éxito.
Buenos Aires-
El enfrentamiento entre el presidente Javier Milei y su vicepresidenta Victoria Villarruel se agrava semana tras semana. Lo que nació como señales de distancia se convirtió en un ida y vuelta de declaraciones cada vez más duras entre ambos, por redes sociales, entrevistas o declaraciones off the record a través de distintos medios. Ya es un tema medular que preocupa cada vez más a quienes buscan que el Gobierno libertario tenga éxito.
Ni siquiera la Navidad dio tregua. El lunes Milei criticó públicamente a la vicepresidenta y también presidenta del Senado, por el aumento de los sueldos de los senadores. “La mierda de los senadores que se levantan la manito y se suben la dieta, y se inventan el aguinaldo”, afirmó en una entrevista en la que, preguntado por la responsabilidad de Villarruel ante el hecho, contestó “dice que no puede hacer nada, (Martín) Menem -presidente en Diputados- hace, les recortó un montón de privilegios”.
Villarruel respondió el mismo 24 de Nochebuena: “No cobro aguinaldo y mi sueldo está congelado desde el año pasado. No soy senadora por lo que no decido sobre sus elecciones en el recinto el cual es diferente en sus reglas a la Cámara de Diputados”. La respuesta de la vicepresidenta ocurrió en las redes sociales, geografía neurálgica de las políticas de agresiones desplegadas por los militantes de Milei contra enemigos o exaliados.
Villarruel figura ahora entre los exaliados, y es percibida como amenaza al proyecto que encabeza Milei junto a sus dos laderos políticos principales: Karina Milei, su hermana, secretaria general de la Presidencia y armadora del partido La Libertad Avanza (LLA), y Santiago Caputo, operador tras bambalinas y artífice de las políticas más agresivas vía redes sociales en su cruzada cultural.
La vicepresidente está de hecho fuera de cualquier ámbito de decisión del Gobierno según el presidente: "No tiene ningún tipo de injerencia en la toma de decisiones. No participa de las reuniones de Gabinete. Decidió no participar. Hace mucho tiempo que decide no participar". Milei la acusó incluso de estar cerca de lo que para el Gobierno es el enemigo declarado desde la hora cero: “La casta”.
De los desencuentros a la ruptura
La fórmula electoral Milei-Villarruel en las elecciones 2023 combinó el histrionismo con motosierra de Milei, con un discurso conservador y cercano al mundo militar de Villarruel. “Representan conceptualmente dos alas de la derecha bien marcada, sobre todo en el caso de Villarruel que tiene ese arraigo más conservador y nacionalista, y eso siempre hizo ruido dentro de lo que era LLA, aunque hasta el 2023 lograron convivir bien” explica Pablo Lacour, sociólogo y periodista acreditado en La Casa Rosada, la sede del Ejecutivo.
La victoria en las elecciones debía desembocar en el manejo de las carteras de Seguridad y Defensa por parte de la vicepresidenta, sus áreas más apetecidas, y con mayores aliados a la espera de beneficios, en particular sectores vinculados a la última dictadura militar. Pero no fue incluida, y en su lugar asumieron la excandidata Patricia Bullrich en Seguridad, y su entonces compañero de fórmula, Luis Petri en Defensa. Ese fue el primer “quiebre” afirma Lacour.
La ruptura del acuerdo original fue por “una reunión de Villarruel con Mauricio Macri, eso generó muchas más intrigas, Villarruel y su agenda propia comenzaron a tener cada vez más relevancia”. La vicepresidenta comenzó a ser sospechada de tener primero una agenda e incluso un proyecto político propio. Una amenaza para Milei y su hermana que se agrandó a lo largo de este año, por las visitas de Villarruel a las diferentes provincias, su juego político propio en el Senado, o su gira internacional en España y en el Vaticano donde se reunió con el Papa Francisco.
Otra alarma para el círculo de Milei fueron las encuestas en septiembre y octubre: “Empezó a preocupar la imagen de Villarruel por encima de Milei. Fue en el momento en que Milei cayó eventualmente en los sondeos y Villarruel estaba por arriba, y eso activó a la Casa Rosada a avanzar en un proceso ya de abierta ruptura”.
Todo fue de distancia en sospechas hasta llegar a este diciembre marcado por choques semanales: por el caso del senador Edgardo Kueider agarrado in fraganti con 211.000 dólares sin declarar cruzando a Paraguay, o por el gendarme, Nahuel Gallo, detenido en Venezuela. En cada uno de estos casos las acusaciones fueron y vinieron entre Villarruel y la Casa Rosada, multiplicando acusaciones a cielo abierto que hicieron ver a la vice como una casi opositora dentro del oficialismo.
Un salvoconducto para salir de Milei
Las disputas entre presidentes y vicepresidentes no son nuevas en Argentina. El último Gobierno encabezado por la fórmula Alberto Fernández y Cristina Fernández fue una expresión prístina y teatralizada de esa situación. “A diferencia de otras disputas entre presidentes y vices en este caso no tenés el problema del loteo horizontal como le decían al Gobierno del Frente de Todos”, explica Lacour, en referencia a la parcelación del anterior Gobierno, donde cada sector en pugna tenía determinadas áreas, carteras, ministerios.
En cambio ahora “tenés al presidente que maneja el Ejecutivo, la Casa Rosada, y por otro lado el Senado donde es el territorio de Villarruel, por lo que a priori no veo un problema de gobernabilidad, aunque institucionalmente es gravísimo en el sentido que termina siendo un Gobierno escindido como nunca antes a esta altura del Gobierno, a un año”.
Si la gobernabilidad no parece estar por ahora en riesgo, la preocupación principal del Gobierno es la formación de un proyecto propio de Villarruel. Ese temor se incrementó por ejemplo con la aparición de carteles cerca del Congreso a fin de noviembre, con la imagen de la vicepresidenta vestida con poncho y sombrero, las islas Malvinas, y frases como “Victoria conducción” o "Dios, Patria, Justicia Social. La agenda de la Patria". Una iconografía nacional-conservadora, terreno central de la vice.
La posibilidad de una plataforma política de Villarruel despierta cierta “simpatía por parte de varios sectores de la casta, senadores, sectores del peronismo, viéndola como alguien que podría llegar a ser un salvoconducto del Gobierno de Milei, por su nacionalismo, por verla más cercana”, explica Lacour. Villarruel por su parte niega el hecho: “No estoy participando de ningún armado político y cuando lo haga, lo haré donde el Presidente Milei me lo pida. Soy parte del espacio que gobierna nuestro país”, afirmó días atrás.
La posibilidad de un plan Villarruel 2027 es por ahora especulativo: el Senado es un territorio donde se mueven conspiraciones de LLA para quitarle poder a la vicepresidenta, habrá elecciones de medio término en octubre que redefinirán el mapa Legislativo, y “es una incógnita cuánto pesaría Villarruel sin Milei, qué tan competitiva puede ser” afirma Lacour. Y tres años puede ser una eternidad en política argentina, en particular con el nivel de vértigo de estos últimos tiempos.
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