Casi la mitad de los musulmanes declara sufrir racismo e islamofobia en España

Casi la mitad de los musulmanes encuestados en España, un 47,5%, afirma haber sufrido ataques racistas, según datos de la Asociación Marroquí para la Integración de Inmigrantes. Sin embargo, solo un 6% de las víctimas decide denunciar formalmente estos incidentes. El colectivo advierte que los resultados reflejan una realidad preocupante: las situaciones de discriminación por racismo e islamofobia que enfrentan las personas árabes en España "continúan siendo alarmantes".

El estudio titulado (Infra) denuncia de la discriminación islamófoba y la justicia restaurativa como mecanismo reparador se ha basado en una encuesta telemática realizada a 584 musulmanes de entre 28 y 65 años. Además, la investigación incluye entrevistas abiertas con 19 expertos en el ámbito social y jurídico, así como diez grupos de discusión llevados a cabo en diversas comunidades autónomas y ciudades autónomas.

La organización ha constatado el impacto negativo que la discriminación por islamofobia tiene en la vida diaria de las personas afectadas. Tanto los musulmanes como los profesionales que los apoyan han manifestado su preocupación por las barreras que enfrentan para acceder a bienes y servicios públicos y privados. Además, han señalado las dificultades que surgen al intentar presentar denuncias cuando perciben que sus derechos han sido vulnerados.

Islamofobia en España: obstáculos laborales y sociales

La discriminación afecta de manera directa a la vida laboral y residencial de los musulmanes en España. Seis de cada diez mujeres musulmanas han sido rechazadas en ofertas de empleo por negarse a quitarse el velo durante entrevistas con responsables de Recursos Humanos. Además, siete de cada diez musulmanes han enfrentado negativas en llamadas a inmobiliarias para alquilar una vivienda debido a su acento.

Seis de cada diez mujeres musulmanas afirman haber experimentado vulneraciones a su privacidad o malos tratos durante consultas médicas rutinarias

La discriminación hacia la comunidad musulmana en España también impacta en la educación y la salud. En diversos puntos del país, jóvenes musulmanes han señalado que algunos docentes los hacen sentir inferiores, lo que afecta su rendimiento académico y limita sus expectativas educativas. Además, seis de cada diez mujeres musulmanas afirman haber experimentado vulneraciones a su privacidad o malos tratos durante consultas médicas rutinarias, según los testimonios recogidos.

La investigación destaca el impacto emocional que generan las discriminaciones por islamofobia en la comunidad musulmana. Siete de cada diez personas afirman haber experimentado estrés, ansiedad, baja autoestima, sentimiento de exclusión o frustración tras sufrir este tipo de agresiones a lo largo de su vida. La baja tasa de denuncias contribuye a perpetuar un círculo vicioso de exclusión, desprotección y estigmatización, lo que termina invisibilizando estas formas de discriminación en la sociedad.

Racismo estructural en el acceso a la vivienda

El estudio Racismo estructural y discriminación en España: Un análisis interseccional sobre la población de origen árabe revela que el 74,82% de las personas encuestadas percibe discriminación al intentar acceder a una vivienda, evidenciando un problema estructural en el mercado inmobiliario.

Según el estudio, la población de origen árabe enfrenta negativas de inmobiliarias o propietarios a atenderles o enseñarles propiedades, así como la imposición de requisitos más estrictos

El acceso a la vivienda continúa siendo una de las principales preocupaciones para las personas de origen árabe en España. Esta población enfrenta negativas de inmobiliarias o propietarios a atenderles o enseñarles propiedades, así como la imposición de requisitos más estrictos relacionados con el precio, la fianza y la permanencia en el inmueble, lo que supone un agravio constante.

El estudio revela que el 37,37% de las personas encuestadas también perciben actitudes discriminatorias o resistencias por parte de la comunidad vecinal, lo que agrava las dificultades para acceder a una vivienda digna y refuerza la exclusión social que enfrenta la población de origen árabe.

Barreras invisibles

El 39,65% de las personas encuestadas percibe discriminación en el sistema nacional de salud, mientras que el 59,64% asegura haber experimentado problemas en la atención médica debido a barreras lingüísticas. De este último grupo, un 44% no tiene acceso a información sobre recursos de traducción o mediación que les permita comprender adecuadamente las indicaciones médicas.

Más del 50% de los encuestados muestra niveles altos de insatisfacción con el sistema educativo

El 38% de las personas encuestadas afirma recibir un trato diferenciado por parte del personal sanitario en comparación con aquellos que no son de origen árabe, mientras que un 36,67% percibe situaciones discriminatorias en centros educativos. Más del 50% muestra niveles altos de insatisfacción con el sistema educativo, señalando como causas la falta de formación y habilidades del profesorado para trabajar con alumnado extranjero, así como la desmotivación de los docentes.

A pesar de la implementación de protocolos y proyectos interculturales, en los centros educativos persisten agresiones y burlas hacia los estudiantes de origen árabe, mientras que la barrera idiomática limita la interacción natural entre los alumnos. En el ámbito laboral, el 44,35% de los encuestados percibe discriminación en el acceso al empleo, señalando que el uso del velo, el nombre o los rasgos físicos actúan como barreras en el mercado laboral español.

El reto de las mujeres árabes en el mercado laboral

La investigación revela que las mujeres de origen árabe enfrentan mayores dificultades para acceder, mantenerse o ascender en el mundo laboral. La mayoría de ellas ha tenido experiencia laboral en España, con un 77,71% trabajando principalmente en sectores como la hostelería y los cuidados, áreas caracterizadas por una alta precariedad e inestabilidad laboral.

De las personas con experiencia laboral, el 61,6% considera que su origen árabe les genera mayores dificultades para acceder a oportunidades de promoción en el trabajo. Estas investigaciones han sido financiadas por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.