Tellado se hace fuerte en el Congreso sin soltar el partido mientras Gamarra busca su sitio en el PP
El gallego es uno de los principales agitadores de la Cámara Baja y pieza fundamental de la estrategia de choque contra el PSOE. El portavoz se ha convertido en el hombre para todo de Feijóo.
Madrid-
Miguel Tellado genera tantas filias como fobias a su paso. Incapaz de pasar desapercibido, suyo es el tono más duro y macarra dentro de la dirección nacional del Partido Popular y también en el Congreso de los Diputados en su ejercicio de la portavocía popular. Su designación para este cargo, que antes ocupaba Cuca Gamarra, fue una absoluta declaración de intenciones: "Cumple bien su función", reconocen distintas fuentes del PP a distintos niveles. Para los otros grupos políticos, está siendo la de torpedear la institucionalidad en las relaciones parlamentarias.
Además, Tellado sigue muy implicado en la fontanería del partido, algo que tras los cambios que Alberto Núñez Feijóo hizo en la formación hace algo más de un año —después de la investidura de Pedro Sánchez hubo que remodelar el organigrama para hacer oposición en una legislatura larga— se preveía que pasara a ser tarea de Gamarra como secretaria general o de Carmen Fúnez, como vicesecretaria de Organización. No está siendo así y Tellado se ha convertido en el hombre para todo del PP de Feijóo.
Se vio con claridad el pasado 5 de diciembre. A mediodía estaba reunido en Madrid con el Gobierno central y los presidentes de Canarias y Ceuta para negociar la reforma de la ley de extranjería y a media tarde participó en la Junta Directiva del PP del País Valencià para cerrar filas con Carlos Mazón en nombre de Feijóo.
Especialmente significativa fue también su participación en el mes de octubre en una reunión del PP de Madrid. El cabreo por el voto a favor del PP a una reforma del Gobierno que permitía que los presos de ETA descuenten los años de cárcel cumplidos fuera de España había alcanzado a todo el partido, pero especialmente a su responsable en el Congreso, que es Tellado. Algunos en sus filas se revolvieron contra él y airearon críticas que llevaban tiempo guardando, pero Isabel Díaz Ayuso le apoyó públicamente. Blindado por Feijó y Ayuso, satisfecha con tener a una voz que se parece más a la suya que a cualquier otra, superó el trance y se hizo fuerte.
Gamarra, la pieza más difícil de encajar
En el PP no esconden su extrañeza por esta dualidad de funciones y hay fuentes populares que defienden que "no se puede estar en lo orgánico y en lo parlamentario al mismo tiempo". Tellado, por el momento, sí puede. Barones del partido reconocen que hablan con él con periodicidad y que "está al tanto" de sus relaciones con Vox. El ferrolano tuvo un papel protagonista en los acuerdos con la extrema derecha en verano de 2023. De hecho, Feijóo apartó a Elías Bendodo y le encomendó vigilar las conversaciones a Tellado tras el "error" del primer pacto de gobierno en el País Valencià. Como portavoz sigue cultivando sus relaciones con los de Santiago Abascal.
La pieza más difícil de encajar en este puzzle es la de la secretaria general, desvestida de sus principales funciones según varios presidentes del PP. "No es una secretaria como han sido otros, como Cospedal por ejemplo", remacha un barón del partido. Creen que Feijóo no quiso "apartarla" para mantener alguna continuidad con la anterior dirección y porque conocía bien algunas dinámicas en Madrid. Más de un año después, Gamarra busca aumentar presencia mediática.
A la carrera en Génova se ha sumado también ahora otra mujer: Esther Muñoz. Vicesecretaria de Sanidad y Educación, la diputada por Castilla y León cuenta con la confianza y el favor del núcleo duro de Feijóo, que está decidido a impulsarla como rostro visible del partido. Su discurso, en el fondo y en las formas, también es duro.
Críticas a las formas de Tellado
La asunción por parte de Tellado del liderazgo parlamentario del PP tuvo, sin lugar a dudas, repercusión en el día a día del Congreso delante y detrás de las cámaras. Tanto en las ruedas de prensa de los martes, como en las sesiones de control de los miércoles, el portavoz popular ha sido una pieza clave en la estrategia de choque diseñada por Génova. Desde el primer momento, además, la mano derecha de Feijóo ha protagonizado un bronco tete a tete con el portavoz socialista, Patxi López.
Todos los martes aparecen los dos en la sala de prensa de la Cámara Baja. Siempre habla antes Tellado y, a continuación, López. No es extraño —se ha convertido, de hecho, casi en una tradición— que ambos se lancen dardos ante los periodistas. Tellado interpela a López y, en diferido, López responde.
Pero en el hemiciclo del Congreso es igual o más incendiario que en la sala de prensa. Más allá del episodio en el que exhibió una fotografía de dirigentes y militantes socialistas asesinados por ETA para protestar por la conmutación de penas —algo que dolió mucho a Patxi López, que subrayó que él mismo tuvo que enterrar a compañeros—, han sido muchos los momentos en los que ha sido la voz más agitadora del arco parlamentario.
Sobre todo al principio, las relaciones fueron complejas incluso con la presidenta del Congreso, Francina Armengol, tal y como explicaban fuentes cercanas a la balear. En muchas ocasiones, Armengol ha tenido que llamarle la atención y ha recibido alguna que otra crítica por ser permisiva con sus interrupciones.
En el entorno socialista no se cortan al deslizar que con Cuca Gamarra existía una cierta cordialidad que hacía algo más fácil si bien no alcanzar acuerdos —prácticamente inexistentes, con alguna salvedad, entre populares y socialistas—, sí hablar el mismo idioma. "Ha habido veces que algunos grupos se han llegado a levantar de la Junta de Portavoces por la actuación y las formas de Tellado".
Así, desde el PSOE aseguran que la actitud de Tellado en las Juntas, que son reuniones entre los portavoces, sin cámaras, para ordenar los puntos del orden del día de los Plenos, generó mal ambiente. Otras fuentes parlamentarias lo confirman y explican que Tellado "encaraba las Juntas como si fueran Plenos y como si se estuvieran grabando, en lugar de como un espacio de trabajo privado entre los portavoces de los grupos".
La llegada de Tellado, con todo, representó un antes y un después. El PP buscaba con él un revulsivo y lo encontró. No obstante, según las fuentes parlamentarias consultadas, parece que, al menos en cuanto a las formas, el gallego ha bajado el ritmo un par de grados, aunque nadie se atreve a predecir si es el cambio se mantendrá en los primeros compases de 2025.
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