Entidades vecinales denuncian la transformación de las zonas rurales catalanas en "colonias energéticas"
La plataforma Pobles Vius denuncia la avalancha de proyectos para instalar plantas de biogás en el interior de Catalunya, que están basados en una energía que no es renovable.
Barcelona-
En época de sorteos de lotería, entidades vecinales del mundo rural, como es el caso de la plataforma Pobles Vius, lamentan que la gorda del biogás reparta 12 millones en subvenciones a empresas de Madrid. Más allá del destino del dinero para financiar los proyectos, la denuncia de estas entidades va dirigida a que se trata de iniciativas protagonizadas por inversores externos al mundo rural catalán.
"Estas ayudas demuestran que la estrategia catalana del biogás no está pensada para plantas pequeñas de campesinos, sino para fomentar los beneficios de la industria energética, lo que acaba convirtiendo las zonas rurales en verdaderas "colonias energéticas". Esta es la reflexión que hace Gerard Batalla, campesino, miembro de Assemblea Pagesa y uno de los portavoces de la plataforma Pobles Vius. De hecho, en la primera resolución para conceder las ayudas en la constitución de plantas de biogás en Catalunya, publicada por la Generalitat, más de la mitad de estas han ido a parar a compañías de fuera del territorio. En todos los casos, son proyectos de grandes dimensiones.
Gerard Batalla critica "que la solución del biogás se venda como una energía renovable para resolver los problemas de nitratos de los ganaderos, cuando acaba siendo un engaño". En este contexto, la plataforma advierte que se está produciendo una avalancha de proyectos que aterrizan en las diferentes áreas de Urbanismo de los ayuntamientos. "Son propuestas que ocupan el suelo agrario con una actividad energética que se hace ver que sirve para gestionar los residuos".
Gerard Batalla: "Son propuestas que ocupan el suelo agrario con una actividad energética que se hace ver que sirve para gestionar los residuos"
Los ganaderos ven que con los purines como pretexto, estas firmas, con fondos de inversión detrás, reciben el visto bueno para montar las instalaciones que, según detallan, necesitan otros tipos de energía para ser rentables. "Es una excusa para continuar produciendo gas, puesto que el purín se caracteriza por generar mucha agua y poco biogás", apunta. Otro elemento que hace que las entidades vecinales del ámbito rural pongan en entredicho el futuro de estos proyectos es que el 100% del gas que se genere en las plantas será distribuido por Nedgia, una filial de Naturgy.
Modelo extractivista
Ante estas prácticas, Batalla ve discutible que "se trate de formas de energía descentralizadas". Son acciones que se producen y afectan a un entorno rural. Por este motivo, insta a articular un cambio de modelo productivo, puesto que el biogás está derivando en un elemento más de la industria agroalimentaria: "el biogás no es renovable, dado que requiere de la extracción de gas y petróleo, y no resuelve los problemas de gestión de los purines", recuerda.
Batalla: "El biogás no es renovable, dado que requiere de la extracción de gas y petróleo"
De hecho, Batalla insiste que el proceso destruye un residuo orgánico, transformándolo en un subproducto que necesita una nueva gestión. Actualmente, existen más de 30 proyectos en marcha en las comarcas de Lleida y en la zona de la Franja de Ponent, ya en Aragón. Todos ellos, explica Pobles Vius, tienen como denominador común la destrucción del suelo agrario y el extractivismo del mundo rural.
Después de la concesión de las primeras ayudas, las entidades y plataformas muestran su sorpresa porque se hayan podido adjudicar cantidades de 4,5 millones de euros a empresas como La Sentiu Bioenergy SL, que todavía no disponen de ningún permiso ambiental, urbanístico o de apertura. "Resulta preocupante que la administración esté dispuesta a entregar este dinero público a proyectos que tienen faltas de todo tipo y que no cumplen la más fundamental normativa de distancias", asegura la plataforma en un comunicado.
Más allá de la macrocentral de la Sentiu de Sió (Lleida), hay otros proyectos menos conocidos, pero que también operan desde la capital del Estado y que recibirían ayudas. Concretamente, el de Verdalia Bio Pujalt SLU con 4,5 millones y el de Mediterráneo de Inversiones Medioambientales SLU con 3,26 millones.
El Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat de Catalunya justifica estas ayudas en el marco de la Estrategia catalana del biogás 2024-2030, que tiene la finalidad de fomentar la valorización de las deyecciones ganaderas y de los residuos orgánicos para obtener biogás y aprovecharlo para la generación de calor, de electricidad o de biometano, y para producir biofertilizantes.
El objetivo es lograr la gestión para la producción de biogás de 8,9 millones de toneladas/año de materiales orgánicos, tres veces más que en la actualidad; multiplicar por 3,3 la producción de energía primaria del biogás, hasta 2 TWh en el año; y reducir en más de 350.000 toneladas de CO₂ equivaliendo al año las emisiones de gases de efecto invernadero.
Viabilidad ambiental
A mediados de diciembre, Balaguer y Bellcaire d'Urgell, en Lleida, acogieron unas jornadas críticas con el despliegue del biogás y el modelo actual de transición energética. Los expertos e investigadores reflexionaron sobre el sistema energético y las consecuencias derivadas del desarrollo acelerado de las centrales de biogás. Durante las intervenciones, se coincidió que las energías renovables no podrán satisfacer toda la demanda actual sin un cambio en el modelo productivo y de consumo.
Así mismo, se puso de manifiesto que las tecnologías propuestas no serán suficientes si no se acompañan de una transformación social más profunda. También se alertó que algunas soluciones planteadas para combatir el cambio climático podrían agravar otros problemas globales, como por ejemplo la toxicidad y los contaminantes, haciendo evidente la necesidad de evaluar con cuidado las alternativas.
Más de 25 organizaciones han planteado su preocupación por el gasoducto H2MED y el uso no eficiente del hidrógeno verde
En una línea similar, más de 25 organizaciones han planteado su preocupación por el gasoducto H2MED y el uso no eficiente del hidrógeno verde. En este caso, las entidades ZERO - Associació per la Sostenibilidad de la Terra y la red Gas No es Solució, junto con 25 más, han publicado su posicionamiento público conjunto, recogiendo los argumentos en contra del proyecto. La crítica recae en el hecho que en plena crisis climática, el hidrógeno verde se promueve cada vez más como la panacea para la transición energética en varios sectores y como un factor clave para conseguir la neutralidad climática. Aun así, persiste la preocupación sobre si las iniciativas están abordando adecuadamente los posibles inconvenientes o explorando alternativas más sostenibles.
En ambos casos, la inquietud y preocupación de las entidades se centra en saber si los proyectos, que para desarrollarse necesitan una gran inyección de dinero público, solo responde a intereses privados interesados en continuar haciendo crecer una burbuja energética y que las plantas, como pasó con las de la primera generación del biogás, acaben quebrando.
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