Este artículo se publicó hace 6 años.
Durruti, más de cien años de anarquismo y rebeldía
Se cumplen 122 años del nacimiento del histórico líder anarcosindicalista Buenaventura Durruti.
Madrid--Actualizado a
Era un 14 de julio de 1896. Sin saber lo que iba a significar para la historia de España, Buenaventura Durruti, quizá la figura más emblemática del anarquismo español, llegaba al mundo en el seno de una familia humilde y obrera del barrio leones de Santa Ana.
"Desde mi más tierna edad, lo primero que vi a mi alrededor fue el sufrimiento, no sólo de nuestra familia, sino también de las de nuestros vecinos. Por intuición, yo ya era un rebelde. Creo que entonces se decidió mi destino", escribía sobre sus orígenes.
El contexto social de su ciudad y la precariedad económica en la que vivía su familia llevaron a Buenaventura a abandonar los estudios con tan solo catorce años, para convertirse en aprendiz de mecánico en un taller dirigido por Melchor Martínez, un socialista revolucionario que le inculcó los valores del obrerismo español.
En 1913, con 17 años, se afilió a la Unión General de Trabajadores (UGT), sin embargo, la realidad organizativa del sindicato provocará en él una sensación de desencanto que le arrastrará finalmente hacia el pensamiento anarquista.
"Por intuición, yo ya era un rebelde"
Será en 1920 cuando se afilie a la CNT después de regresar de Francia, donde se refugiaba para evitar el servicio militar obligatorio. Ese mismo año, se instaló en Barcelona donde fundo el grupo Crisol junto a otras figuras emblemáticas como Juan García Oliver, Francisco Ascaso y Ricardo Sanz.
Junto a ellos, perpetró un atraco al Banco de España de Gijón, lo que le obligó, de nuevo a huir de España. Esta vez emigró a latinoamérica y, posteriormente a Francia, lugar en el que fue detenido por sus actividades revolucionarias en España.
No volverá a la península hasta 1931. Entonces, se integró en la FAI, un sector anarquista que se postuló de manera beligerante frente al estado de la II República. Así, su figura comenzó a agrandarse, participando en todo tipo de huelgas y mítines para el sector obrero y campesino.
Tras consumarse el golpe de estado fascista en España, Durruti pasó a formar parte de la dirección de la defensa de Barcelona y logró junto al resto de milicianos frenar el golpe en la ciudad, otorgando al anarquismo una visibilidad importante. Tras las disputas internas en el Comité de Milicias Antifascistas que se encargó de gestionar la defensa de Barcelona, Durruti decidió abandonar la ciudad para tratar de liberar Zaragoza de las amenazas de los sublevados.
Fue entonces cuando se formó la famosa Columna Durruti que más tarde llegó a Madrid para tratar de resistir a las tropas franquistas que intentaban tomar la capital española.
En Madrid terminó su recorrido y su activismo. El 19 de noviembre del 36, cuando salía de una entrevista en la calle Isaac Peral, una bala de procedencia desconocida le alcanza en el pecho. Un día después, muere en el hotel Ritz que había sido transformado durante la guerra en un hospital de sangre.
De su muerte se han escrito muchas cosas. Se ha dicho que fueron comunistas y trotskistas quienes planearon su asesinato. También se habló en su día de un complot contra su figura en las propias filas del anarquismo español. Incluso, se pensó que su propio naranjero se le disparó de manera accidental hiriéndole de manera trágica y mortal.
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