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Bardenas: dos décadas de bombardeos del Ejército en el corazón de una reserva de la biosfera
Defensa desata de nuevo el rechazo de la población con los anuncios y desconvocatorias de un ejercicio de maniobras aéreas con fuego real en el mayor campo de tiro de Europa, situado en el centro de una estepa semidesértica protegida por la Unesco y única en el continente.
Zaragoza-
Las bombas del Ejército del Aire llevan veinte años cayendo en el corazón de la reserva de la biosfera de Bardenas Reales, una estepa semidesértica cuyas características ambientales y paisajísticas la convierten en un paraje único en Europa y que en noviembre de 2000 fue protegida por la Unesco.
Esa declaración, no obstante, llegaba casi medo siglo después de que, en 1951, la dictadura franquista hubiera decidido instalar allí, en una zona del sureste de Navarra limítrofe con Aragón, un campo de tiro aéreo que hoy es el único de España y el de mayor extensión de Europa: alrededor de 2.000 hectáreas de uso militar en un área de interés excepcional de 39.000 en la que la OTAN ha preparado su intervención en las principales guerras de las últimas décadas, desde los Balcanes hasta Siria.
"Es absurdo que haya un campo de tiro en una reserva de la biosfera", señala el biólogo Josu Erce, que pone sobre la mesa una de las paradojas que sufre la zona: en algunas fases del año "se prohíbe el acceso de personas para no molestar a las aves pero se permite que vayan aviones a bombardear".
Eso iba a ocurrir los pasados jueves y viernes, aunque la Mancomunidad de Bardenas Reales, el consorcio de 32 ayuntamientos que desde los años 50 alquila esas tierras al Ministerio de Defensa, anunció a última hora del miércoles la "cancelación de la actividad: prácticas de vuelo real prevista para las fechas 27 y 28 de agosto en el Polígono por parte del Acuartelamiento de Bardenas".
Esos ejercicios, en los que los aviones iban a lanzar proyectiles reales, habían sido inicialmente señaladas para primeros de mes, del 3 al 6, coincidiendo con la fase de nidificación de varias especies de aves esteparias protegidas que habitan la zona y, también, con el tramo final de veto a la presencia humana entre febrero y agosto que la mancomunidad aplica de febrero a agosto en cinco parajes de la reserva, que también es parque natural autonómico desde 1999, precisamente para no perturbar esa fase del ciclo de los pájaros. Ni entonces ni ahora Defensa ha difundido los motivos de sus decisiones.
"Pasan toneladas de explosivos sobre nuestros pueblos"
El polígono fue declarado en 2014 Zona de Interés para la Defensa, lo que permitiría al Gobierno expropiar los terrenos si los ayuntamientos optaran en diciembre de 2028 por renunciar al contrato de arrendamiento que ahora les proporciona algo más de siete millones de euros anuales.
Aunque lo cierto es que nada apunta a que los tiros vayan a ir por ahí por parte del arrendatario, por más que la zona haya sonado en repetidas ocasiones para convertirse en parque nacional. Eso resulta incompatible con los usos militares en sus inmediaciones, sobre los que el propio Ministerio de Transición Ecológica pasa de puntillas: "Aunque está fuera de la reserva, no puede obviarse la presencia de un polígono militar dentro de Bardenas. El Ejército del Aire inició aquí la actividad de entrenamiento de sus pilotos en 1951 y hoy es su único campo de entrenamiento en territorio español", señala en su descripción.
Al Gobierno central le van bien las cosas como están, y los de Navarra y Aragón no cuestionan esa situación pese al rechazo que lleva décadas generando el polígono de tiro en la zona, en la que el coronavirus impidió que esta primavera se celebrara la trigesimoprimera marcha de protesta consecutiva.
"Desde la Asamblea Antipolígono hemos solicitado siempre al Gobierno de Navarra que ofrezca alternativas a los pueblos, un plan de reactivación económica con el mismo dinero que genera el arriendo", explica Milagros Rubio, miembro de esa plataforma ciudadana y vecina de Tudela, que reclama el apoyo de las instituciones para eliminar el uso militar, algo que, "en caso de conflicto bélico, situaría como objetivo el campo de tiro".
Rubio lleva toda la vida conviviendo con el polígono y con los bombardeos. "Lo que más se nota durante las maniobras es cuando los aviones rompen la barrera del sonido, eso es un estruendo que hace vibrar los cristales" de las casas, señala. Las explosiones se oyen más lejanas, anota, aunque, más que en el ruido, añade, "el riesgo se encuentra en que cuando hay maniobras con fuego real pasan toneladas de explosivos sobre nuestros pueblos".
"Llevamos décadas reivindicando el desmantelamiento"
El ruido de las explosiones, no obstante, es habitual en la primavera, cuando, como cada año, la OTAN celebra los ejercicios Sirio en Bardenas, normalmente coordinadas con maniobras terrestres en otros polígonos como el de San Gregorio, en Zaragoza, un complejo en el que la actividad militar provoca incendios forestales con relativa frecuencia. Las aéreas, por su parte, han incluido al menos 37 accidentes hasta la fecha.
Las maniobras con fuego real tenían lugar una vez al año. "Ahora hay cuatro, cinco y hasta seis, cada vez más", apunta Eduardo Navascués, de Ecologistas en Acción, que critica que "el uso militar del parque queda por encima del resto de usos".
Se refiere a las alteraciones que las maniobras, sean con fuego real o simulado, causan a las cada vez más numerosas pequeñas empresas de turismo activo que operan en la zona. "¿Cómo se les compensa por las actividades que tengan que suspender? Tener una instalación militar es un hándicap en Bardenas, es algo incompatible con el objetivo de poner en valor el parque natural", anota, para añadir, en relación con los anuncios y suspensiones de las últimas semanas, que "es un disparate. No podemos estar jugando al gato y el ratón".
También recuerda que las perturbaciones relacionadas con los ejercicios aéreos no quedan circunscritas a las 2.000 hectáreas en las que se concentran los bombardeos: "Los aviones utilizan para las maniobras media Navarra y parte de Aragón".
"Las vecinas y vecinos de la zona llevamos décadas reivindicando el desmantelamiento de este espacio natural tan valioso, que está al servicio de los intereses de la OTAN y no de la cultura de paz", explica Yolanda Roldán, concejal en Ejea (Zaragoza) de IU, organización integrada en la Plataforma No a las Guerras de esta localidad.
La edil reclamó esta semana la suspensión de las maniobras "por el derroche de dinero público [que conllevan], por el riesgo de incendios y para priorizar sobre los juegos de guerra otros asuntos más importantes como la lucha contra la covid-19".
Tres especies vulnerables de aves anidan en la zona
De haber llevado a cabo los bombardeos, estos habrían tenido lugar cuando todavía no ha terminado la fase de crianza de algunas de las poblaciones de aves esteparias protegidas que habitan el polígono de tiro, como el rocín (alondra Dupont o Ricoti), la ganga y la ortega. Las crías de estas últimas "no comienzan a emanciparse hasta mediados de septiembre, mientras que los rocines lo hacen un poco antes", explica Luis Tirado, ornitólogo de SEO-Birdlife, que añade que "lo ideal es que no hubiera ningún tipo de intervención entre el 1 de abril y el 1 de septiembre al menos".
"Los pollos de las gangas y las ortegas pueden comenzar a volar a mediados de agosto, pero ahora son todavía muy frágiles", señala. Lo normal, como entre los rocines, es que se muevan en grupo y que no salgan de las zonas con vegetación. Las tres figuran como "vulnerables" en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.
El polígono de tiro de Bardenas es, junto con El Castellar, una ZEPA incluida en el complejo de San Gregorio, una de las dos instalaciones militares aragonesas en las que se da la paradójica situación ambiental de albergar, respectivamente, una y dos de las seis poblaciones de rocín viables por sí solas del valle del Ebro, explica Tirado, que se refiere a esta circunstancia como "la octava maravilla".
"Obviamente, no viven donde pegan los tiros ni donde lanzan las bombas, sino en otras, porque en esas no habrá fauna de ningún tipo", señala. También es elevado el número de ejemplares de ganga y de sisón, conocidos como "palomas del desierto".
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