Yolanda Díaz y Podemos canalizan sus tensiones y se abren a un debate sobre la utilidad de los partidos políticos

Las tensiones que han protagonizado en los últimos meses Yolanda Díaz y Podemos entraron en la universidad y se convirtieron en un debate. Son muchos, e importantes, los elementos diferenciales entre un escenario y otro: hasta hace apenas unos días, había una suerte de choque soterrado que no terminaba de estallar, pero que provocaba, por ejemplo, que fuera imposible ver a la vicepresidenta segunda del Gobierno con un máximo dirigente de la formación morada.

Hubo algún que otro equilibrio (no reconocido por ninguna de las partes) en foros, jornadas y ferias para que Díaz y la cúpula de Podemos no coincidieran en el mismo espacio y tiempo. Ese momento parece haber quedado atrás. En la campaña de las elecciones andaluzas se vio a la ministra de Trabajo y a la de Derechos Sociales, y líder de la formación morada, Ione Belarra, juntas para compartir un mitin de Por Andalucía.

Este lunes, Díaz participó en los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid en San Lorenzo de El Escorial invitada, precisamente, por Podemos, y compartió uno de los seminarios con la secretaria de Organización de la formación morada, Lilith Verstrynge. 

Sin embargo, la enjundia de este acto tuvo mucho más que ver con su contenido político que con una simple escenificación de una unidad que, en ningún caso, llegará con fotos conjuntas. La novedad no radica tanto en que Yolanda Díaz y Podemos discrepan en algunas cuestiones de fondo relacionadas con la reconfiguración de la izquierda que aspira a llevar a cabo la vicepresidenta; la novedad es que ahora se verbaliza, se discrepa públicamente y parece que puede canalizarse a través de un debate que, a día de hoy, es el de la utilidad y el alcance de los partidos políticos en ese proceso.

Más adelante, cuando la vicepresidenta segunda finalice su proceso de escucha y se defina una plataforma política, es muy probable que se den tensiones y haya diferencias relacionadas con las listas, los cargos y el reparto del juego institucional. Ahora, ambas partes parecen entender que no es momento de seguir hablando de la denominada organicidad (o vida interna) del espacio político de Unidas Podemos, pero sí de reivindicar las posiciones que cada una tiene en esa transformación de la izquierda y en la reconexión con la ciudadanía.

Tanto Díaz como los de Ione Belarra comparten el diagnóstico de que hay una ciudadanía desmovilizada que está lastrada por la desconfianza hacia la política (y en especial hacia la política institucional). Sin reenganchar a esa sociedad marcada, a juicio de la vicepresidenta segunda, por la "incertidumbre y el desasosiego", es prácticamente imposible articular un proyecto ganador que pueda frenar a la derecha y a la extrema derecha.

Un Podemos "en las mejores capacidades"

La diferencia radica en el 'cómo'. Díaz aspira a resetear el espacio progresista y refundarlo sobre los pilares del proceso de escucha y Sumar (a través de un programa político que codifique las demandas, anhelos y problemáticas de una ciudadanía que despierte una voluntad colectiva en este proceso); incluso si esta fase arrasa con el ecosistema actual de la izquierda. 

Más adelante, la ministra de Trabajo ve la concurrencia de los partidos como "imprescindible", en especial, verbalizó este lunes, la de Podemos. Pero eso se dará, aspira Díaz, en una fase posterior en la que las formaciones políticas son entendidas como herramientas en un ciclo electoral que empezará con las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023.

La vicepresidenta se referencia, con matices que tienen que ver con los territorios, en los procesos que se han dado en lugares como Chile, Colombia o Francia (encabezados por Boric, Petro y Melènchon): "Todas las opciones transformadoras se están articulando con movimientos ciudadanos", defendió este lunes en San Lorenzo de El Escorial. 

Solo con los partidos "no llega", advirtió, y señaló que las formaciones políticas adolecen de "estructuras jerárquicas, atavismos e inercias que no acompañan el impulso de la sociedad". Para los de Ione Belarra, el movimiento ciudadano puede enraizarse en unos partidos que deben ser "porosos" para dar respuesta a esa "desconfianza" de la sociedad civil.

Lilith Verstrynge: "Nuestra candidata es y será Yolanda siempre"

Este lunes, Verstrynge se mostró emocionada de regresar a la universidad, un espacio, admitió, que echa de menos. Acostumbrada a los foros universitarios, la secretaria de Organización de Podemos mantuvo firme su posición y se prestó al debate: "Necesitamos nuevos proyectos como Sumar, nuestra candidata es y será Yolanda siempre", pero es importante que Podemos esté "en las mejores capacidades" para reconectar de nuevo a la ciudadanía con la política.

Verstrynge compartió con Díaz que en algunos partidos existen esas estructuras jerárquicas y atávicas de las que hablaba la vicepresidenta segunda, pero rechazó las generalidades y defendió que Podemos descansa sobre una estructura dinámica capaz de adaptarse a las necesidades de las sociedades en los distintos momentos.

"Los actuales ritmos de vida dificultan la militancia política y le conceden mayor valor. Estamos en un momento en el que las organizaciones políticas deben ser porosas, abrirse a nuevos actores", dijo. Las dos dirigentes encararon este debate en la universidad y trascendieron la simple foto conjunta que recuerda más a la escenificación de la unidad que a la unidad como tal.

Horas antes, en otro curso de verano de la Complutense, la ministra de Igualdad y número dos de Podemos, Irene Montero, defendió que "no hay mayor mentira" que decir que el ciclo de Podemos está agotado, informa Europa Press.

Algunas voces apuntan a que todo este trasfondo político maquilla una batalla por definir el escenario en el que se desenvolverá el reparto de listas, cargos y atribuciones cuando se aproxime el ciclo electoral. En la universidad no hubo espacio para eso.