"Agresión", "asalto", "operación bien resuelta". Así se refirió Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, a lo ocurrido en Melilla, en la que perdieron la vida el pasado viernes 23 migrantes y refugiados —37 según las ONG— en la peor tragedia de esta frontera. "Ha sido un asalto. Por fin una verdad del presidente del Gobierno. En Vox lo decimos desde hace tiempo y se nos tacha de xenófobos", ha aplaudido en la Eurocámara el eurodiputado de Vox Hermann Tertsch.

El Parlamento Europeo ha celebrado este lunes un debate sobre los acontecimientos en la ciudad autónoma. Bajo el nombre "Pérdida de vidas, violencia y trato inhumano contra personas que buscan protección internacional en la frontera hispano-marroquí" hay dos palabras que han resonado en la ciudad gala de Estrasburgo: "Tragedia inaceptable", Miguel Urbán, eurodiputado de Anticapitalistas, ha exigido la dimisión "fulminante" del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, por lo ocurrido.

El grueso de los eurodiputados que han intervenido, mayoría de españoles, han afeado la gestión española, marroquí y europea durante estos hechos. Pero solo la ultraderecha ha aplaudido la mano dura de Sánchez. Al eurodiputado de Vox se ha unido en su elogio el representante del partido ultraconservador Fidesz, que lidera Víktor Orbán, respaldando las actuaciones de las fuerzas de seguridad.

A lo largo de la legislatura, el Gobierno que lidera Pedro Sánchez ha ido adoptando una posición más firme en materia migratoria. De la acogida al buque Aquarius y la crisis ceutí ha pasado a ser más complaciente con Marruecos. A las palabras del líder del Ejecutivo de "asalto" le precedieron los esfuerzos para incluir la "inmigración irregular" en la lista de amenazas —junto al terrorismo— en el concepto estratégico de la OTAN, aprobado la semana pasada en la cumbre de Madrid.

"La extrema derecha gana cuando incluso aquellos que se denominan progresistas verbalizan su mismo discurso. Es entonces cuando impone su agenda, su lenguaje y sus marcos mentales. El discurso de asalto violento y operación bien resuelta criminaliza a personas que huyen de la miseria", ha denunciado en el Pleno la eurodiputada de Los Verdes, Diana Riba i Giner. "¿Con qué cara habla Europa de derechos humanos si se pisotean en sus puertas?", se ha preguntado.

Incluso el Partido Popular se ha mostrado en contra de la gestión de Moncloa. "La muerte de decenas de personas no puede calificarse de asunto bien resuelto. Lejos de estar bien resuelto, la gestión es un cúmulo de desaciertos", ha afirmado Juan Ignacio Zoido. Los de Alberto Núñez Feijóo acusan a Madrid de poner las relaciones con su zona estratégica en el Magreb patas arriba creando crisis tras crisis con Marruecos y Argelia.

¿Qué dice la Comisión Europa?

Tras las dramáticas imágenes de personas golpeadas con porras, apiladas hasta la asfixia o instigadas con piedras, Público reveló en exclusiva cómo las fuerzas de seguridad marroquíes llevaron a cabo devoluciones forzosas en suelo comunitario. La ONU ha pedido una investigación que aclare lo ocurrido y depure responsabilidades. Naciones Unidas ha reconocido públicamente que existió un "uso excesivo de la fuerza" a ambos lados de la valla.

Bruselas se ha unido a este llamamiento, pero con tibieza. "Es muy difícil saber qué pasó exactamente ese viernes negro", ha asegurado en el debate plenario la socialdemócrata Ylva Johansson, responsable de Interior en la Comisión Europea. La sueca ejemplifica cómo incluso en las fuerzas progresistas está calando un mensaje crecientemente cerrado con la "inmigración irregular".

La respuesta de la Comisión Europea ante tragedias como la de Melilla es que la pérdida de vidas en las fronteras europeas es inaceptable, pero también lo es el uso de la violencia. E insiste en la necesidad de frenar las vías irregulares y crear alternativas seguras para que las personas no sean abocadas a un infierno de travesía en desiertos y mares que en muchas ocasiones tiene el peor desenlace, la muerte.

Sin embargo, la prioridad europea no es crear estas alternativas, sino estrechar lazos y la cooperación con países terceros —los llamados países de origen y tránsito— para frenar a los inmigrantes y refugiados antes de que alcancen suelo comunitario. La UE suma siete años sin una política migratoria, afrontando el drama en sus fronteras con parche y soluciones ad-hoc. Sacar adelante el paquete de asilo es una de las prioridades de la Presidencia española que arranca dentro de un año, pero fuentes diplomáticas no se muestran muy optimistas de poder vencer los recelos y la división que la cuestión migratoria genera entre los Veintisiete.

A todo ello se suma el aliciente de proteger a Marruecos, visto en la capital comunitaria como un "aliado estratégico clave" para "la gestión migratoria y de las mafias". Jordi Cañas, eurodiputado de Ciudadanos, ha denunciado en Estrasburgo cómo Rabat utiliza "la migración como arma de presión a España y a la UE".