Este artículo se publicó hace 5 años.
Policía NacionalEl ultra Alvarado, acusado de malos tratos, se hace con el control del sindicato policial CEP
El nuevo secretario general del Comité Regional de Madrid, un agente de 29 años que ingresó en la Policía Nacional en 2011, está procesado por un presunto delito de violencia de género y tiene una orden de alejamiento de la víctima, que cuenta con protección policial. Sin embargo, no se le han retirado las armas que posee, como es preceptivo para todo acusado de violencia machista, para que no fuera suspendido de empleo y sueldo, y pueda seguir actuando como policía.
Carlos Enrique Bayo
Madrid--Actualizado a
Desde que logró ser elegido máximo responsable de la sección madrileña de la Confederación Española de la Policía (CEP), el 14 de marzo, César Augusto Alvarado Cano ha movido todos los resortes posibles para forzar una moción de censura contra la Ejecutiva de ese sindicato policial, hasta conseguir la dimisión de toda la Comisión Nacional en la Asamblea celebrada la semana pasada.
Ahora, con las renuncias del moderado secretario general, Antonio Labrado Caro –que dirigía la CEP desde 2014– y del vicesecretario general de organización, Mateo Cuadrado, el sector más reaccionario de la Policía Nacional se hace con el control de ese sindicato, que era el segundo en número de afiliados hasta la llegada en tromba de Jupol, la central surgida del movimiento Jusapol, según fuentes policiales consultadas por Público.
César Alvarado ganó las elecciones en la Asamblea Regional Extraordinaria de Madrid, la sección más numerosa y potente del sindicato, con un programa de renovación total tras casi un año de dirección por una gestora tras la destitución y expulsión del histórico dirigente José Miguel Lorenzana, quien fue cesado –junto a su tesorero, Jesús de los Ríos– por la Ejecutiva Nacional a raíz de las "graves irregularidades contables" detectadas por una auditoría externa a finales de abril del año pasado.
Un final de mitin con saludo franquista
Pero el discurso y las maniobras políticas internas de este agente de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana, sin experiencia sindical previa ninguna, no sólo reflejan demandas acaudilladas por Jupol sino también la creciente influencia ultraderechista en el seno del Cuerpo de la Policía Nacional, tal como se aprecia en este siguiente vídeo del final de su mítin electoral, que concluye con un "¡Viva España!" y el brazo en alto, como el saludo franquista:
Fiel a ese ideario cercano a Vox –que también ha ganado muchísimos adeptos en el Cuerpo que colaboraron en el auge electoral del partido ultra de Santiago Abascal–, Alvarado está procesado por un presunto delito de Violencia de Género del que tendrá que responder a principios de mayo en un Juzgado de Logroño. Además tiene una orden judicial de alejamiento de la víctima y ésta cuenta con protección policial, según han informado a Público fuentes cercanas a esa investigación.
Orden de alejamiento de una víctima de violencia de género sin que le hayan quitado las armas que posee
Sin embargo, y a pesar de los estrictos protocolos policiales de obligado cumplimiento, Interior no le ha retirado las armas que posee, lo que le ha permitido no ser suspendido cautelarmente de empleo y sueldo, y poder así seguir trabajando como policía. La Ley de Violencia de Género prevé la incautación preventiva de cualquier arma de fuego que pueda poseer todo acusado de violencia machista o malos tratos a su pareja. Algo mucho más que preceptivo en el caso de un agente armado y de servicio.
Por otra parte, César Alvarado lleva varios años solicitando una vivienda social en la Comunidad de Madrid (como se puede apreciar en el listado aquí reproducido), siéndole denegada año tras año al percibir un salario fijo como policía cercano a los 1.900 euros y acudir a su puesto de trabajo en un vehículo Audi Q5 valorado en más de 50.000 euros, aseguran fuentes sindicales a este diario.
Pese a todo esto, Alvarado ha sido designado para encabezar las listas de la CEP a las Elecciones al Consejo de Policía del próximo junio, en las que se renovarán todas las cúpulas de los sindicatos policiales. Un síntoma más del extremismo ultraderechista que crece dentro de las filas de las Fuerzas y Cuerpo de Seguridad del Estado.
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