Sánchez recorta distancias al PP tres años después de su investidura tras la legislatura más accidentada
Las encuestas indican que Feijóo ha perdido 400.000 votos desde agosto frente a los más de 430.000 que gana el PSOE.
A Coruña-Actualizado a
Pedro Sánchez empezó hace tres años su segundo mandato como presidente del Gobierno de una forma poco usual y bien movida: después de unas elecciones repetidas (2019) que se celebraron tras haber ganado por primera vez en democracia una moción de censura (2018), después de haber recuperado el control del PSOE (2017) que había perdido un año antes contra la facción del partido que prefirió dar el poder al PP (2016) antes que negociar con Unidas Podemos, tras otros comicios repetidos después de que los anteriores (2015) acabaran con el bipartidismo en España.
Esa enrevesada trama culminó el 7 de enero de 2020 con Pedro Sánchez investido presidente en el primer Gobierno de coalición desde la Segunda República, con la izquierda a la izquierda del PSOE tocando el poder y la ultraderecha como tercera fuerza política del país. Y aunque probablemente se puede fechar ahí el cierre de un ciclo político inusual, el que se abrió inmediatamente después sigue siendo igual de inaudito.
La emergencia sanitaria más global
Sólo un día después de que Pedro Sánchez fuera investido presidente, una mujer enferma de lo que entonces aún se conocía como neumonía de Wuhan viajó desde esa ciudad hasta Taiwán y se convirtió en el primer caso de covid-19 oficialmente confirmado fuera de China por la Organización Mundial de la Salud. Dos meses después, el Ejecutivo español tuvo que declarar el estado de alarma y confinar a los ciudadanos en sus casas ante la emergencia sanitaria más global que ha conocido nunca la Humanidad.
El parón de la economía en todo el planeta provocó una recesión como no se conocía desde la Segunda Guerra Mundial. El PIB cayó casi un 6% en la UE. En Alemania un 4%, en Francia un 6%, en Italia un 9% y en España más de un 11%. Y cuando parecía que las medidas sanitarias, las vacunas y la estrategia económica de gasto público empezaban a impulsar la recuperación, Vladimir Putin invadió Ucrania en febrero de 2022, desatando la mayor escalada bélica en décadas en Occidente. De nuevo crisis, con los precios de la energía disparados y arrastrando la inflación a niveles insólitos.
Pedro Sánchez gobierna desde 2019 gracias a los 120 diputados del PSOE, a los 35 de Unidas Podemos y un resto variable perteneciente a formaciones nacionalistas y regionalistas de Catalunya, Euskadi, Galicia y otras comunidades autónomas. Las últimas encuestas publicadas por Público dan la mayoría absoluta a la suma de PP y Vox, mientras los socialistas se quedan con 102 actas y UP, con 26. Parecería que Sánchez y su Gobierno de coalición están desahuciados, pero lo cierto es que en los últimos meses se intuye una tendencia que les favorece.
El efecto Feijóo
En agosto del año pasado, con el efecto Feijóo aún reciente y la inflación desbocada, el PSOE caía a 94 escaños en la encuesta realizada por Key Data para este diario. La cifra más baja de toda la legislatura, y que, de consolidarse en las urnas, se convertiría en el peor resultado de su historia reciente. En septiembre y octubre, cuando el efecto Feijóo empezó a desinflarse, los sondeos otorgaban a los socialistas 97 diputados. En noviembre eran 101, y en diciembre, uno más.
A ojos de muchos expertos, las medidas adoptadas por el Ejecutivo de Sánchez en los tres años que la coalición lleva gobernando parecen haber sido adecuadas para enfrentar la sucesión de crisis con las que se ha topado. La estrategia de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), financiados con dinero público durante la emergencia sanitaria, evitó que miles de empresas cerraran y que decenas de miles de personas perdieran sus empleos. La reforma laboral impulsada por Yolanda Díaz ha hecho caer las cifras del paro a tasas que no se conocían desde antes del crac financiero de 2008, y el número de cotizantes a la Seguridad Social, a sus máximos históricos. Al tiempo, la subida progresiva del salario mínimo interprofesional y de las pensiones atenuaba la pérdida de capacidad adquisitiva de los trabajadores y pensionistas de las capas sociales más desfavorecidas.
Está por ver si ese escudo social, del que también forman parte las bonificaciones a la compra minorista de carburantes, el tope al precio del gas, la rebaja del IVA de los alimentos y el cheque de 200 euros para la cesta de la compra, entre otras que han permitido mantener a flote muchas economías familiares, tiene réditos electorales para Sánchez. Porque en otros ámbitos el presidente también parece haber empezado a ganarle a Feijóo la batalla del relato sobre quién de los dos está más capacitado para gobernar.
El presidente del PP irrumpió en el centro de la escena política estatal el pasado invierno ofreciendo una imagen moderada y conciliadora, pero desde entonces ha mantenido la misma estrategia radical de descrédito y deslegitimación de la figura de Sánchez que utilizó Pablo Casado, su antecesor. A eso se unen la sombra eterna de las fotos que prueban que mantuvo durante años una íntima amistad con uno de los narcotraficantes más conocidos de Galicia, que no paran de rebotarse a diario en las redes sociales, y las evidencias de que sus trece años en la Xunta estuvieron marcados por el nepotismo, por la manipulación de la televisión pública y de los medios privados mediante millonarias ayudas a dedo, por el desprecio hacia lo público en materia sanitaria y educativa, y por la estrategia de mantener y reforzar las redes clientelares y caciquiles tejidas durante años por el PP en el país.
Errores torpes en público, como decir en una conferencia que Orwell escribió 1984 en 1984, es decir 34 años después de su muerte; desconocer que Podemos no tiene senadores y expresarlo así en el propio Senado, donde es el presidente de su grupo, o ignorar que el techo de gasto excluye las pensiones, también han sembrado dudas sobre su formación intelectual y su preparación como estadista.
Fragilidad interna
Su fragilidad interna frente a la presidenta da la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, también cuestiona su capacidad de liderazgo, y sus vaivenes y su responsabilidad directa en cuestiones tan relevantes como la crisis institucional derivada del bloqueo del PP a la renovación del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, también ponen en entredicho la integridad moral de su discurso. ¿Está preparado y merece gobernar quien en una situación crítica para su país usa la oposición para agravar los problemas en vez de contribuir a resolverlos?
Las mismas encuestas de Público que parecen indicar una incipiente recuperación de Sánchez, apuntan a la vez a que ese desmontaje de la figura de Feijóo empieza a hacer efecto sobre el tirón electoral que se le suponía: de 136 escaños en agosto a 130 en diciembre. Si se celebraran elecciones ahora, según los sondeos de Key Data, el PP perdería 400.000 votos con respecto a agosto. En el mismo período Sánchez ganaría más de 430.000. Son sólo seis meses, y las próximas generales están previstas para dentro de diez.
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