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Sánchez y Feijóo libran la principal batalla de unas elecciones europeas con muchas disputas en juego para la política española

El PP llega al 9J con las expectativas completamente diezmadas y pidiendo evitar "el empate" mientras el PSOE defiende que pueden ganar este domingo. 

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez durante un mitin del PSOE en Asturias, el pasado 3 de junio. Imanol Rimada / Europa Press

Europa ha estado en segundo plano durante toda la campaña para las elecciones europeas. ¿La explicación? El Partido Popular planteó estos comicios como un "plebiscito" contra Pedro Sánchez y los socialistas aceptaron esta lógica impuesta por la oposición y la extendieron a combatir la "coalición reaccionaria". Ni la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ni la eurodiputada Dolors Montserrat, cabezas de cartel de socialistas y populares, han sido las protagonistas de la campaña.

Los principales partidos creen que "los temas europeos no movilizan tanto el voto" como las cuestiones estatales y, además, unos y otros ven en las europeas una oportunidad para recolocar el tablero político. Así, este domingo —casi un año después de las generales del 23 de julio— el presidente del Gobierno y el líder de la oposición vuelven a medirse, aunque no es esta la única disputa en juego: ¿Será Vox el reflejo español del crecimiento de la extrema derecha a nivel europeo?, ¿cómo quedarán Sumar y Podemos?, ¿resiste la unión de los nacionalismos en Bruselas?, ¿conseguirá representación el agitador ultra Alvise Pérez?

Tres asuntos han condicionado, por encima del resto, el debate público y político durante las últimas dos semanas: la arrolladora visita del presidente argentino Javier Milei y sus ataques a Sánchez y su esposa, el reconocimiento de Palestina como Estado y la citación para declarar como investigada de Begoña Gómez por presuntos delitos de corrupción y tráfico de influencias. En los dos primeros el PSOE consiguió liderar la conversación y marcar el paso al PP, tanto que Feijóo llegó a la recta final de la campaña pidiendo el voto para "no empatar". El PP de Feijóo aprendió la lección el 23 de julio y desde entonces es normal que los populares vayan rebajando las expectativas en los días previos a las elecciones para no repetir errores, pero esta vez las han llevado a mínimos.

Con los socialistas mostrándose seguros de que pueden ganar las europeas y apoyados en Sánchez y su esposa como revulsivo electoral, Génova aprieta los dientes. En el cuartel general del PP son conscientes de lo que se juega Feijóo en estas elecciones que él mismo planteó como una segunda vuelta de las generales. El líder de la oposición ha pedido el voto para empezar a "poner fin" al Gobierno de coalición, pero si Sánchez consigue un resultado igual o mejor que el suyo, la estrategia, como un bumerán, se volverá en contra. "Si el PP no gana, Sánchez verá legitimado lo ilegítimo", ha dicho ya Feijóo. Además, aunque ganen, los populares descartan mayoritariamente que el líder socialista pueda convocar elecciones tras las europeas. La atención, silenciosa, está puesta en Catalunya.

Para el PP todo pasa por minar la credibilidad de la coalición, dibujar un Ejecutivo "manchado por la corrupción" y demostrar que siguen ahí como alternativa al Gobierno. Por su parte, el PSOE ha emprendido una batalla contra la "máquina del fango", con Feijóo como "muñeca matrioska" que hospeda a la extrema derecha. Y en torno a estas coordenadas llegan a las europeas, la última cita con las urnas —sobre el papel— de un ciclo electoral que arrancó el 28 de mayo de 2023.

El relevante papel de Abascal tras el 9J

Vox, en aparente plena forma pese a la cronificada crisis interna, ha buscado colarse en la campaña atacando al PP por sus pactos con el PSOE en Bruselas. La extrema derecha ha convertido el pacto entre conservadores y socialdemócratas a nivel europeo en la gran contradicción — lo han tildado incluso de "estafa" a sus votantes— de Feijóo. Pero su gran batalla en realidad es otra. Los ultras europeos subirán con intensidad este 9 de junio y Santiago Abascal busca una unión de todas las fuerzas reaccionarias de la Unión, con todas sus diferencias, para poner en jaque el statu quo comunitario. Aunque los resultados que se esperan para Vox —está en condiciones de duplicar escaños, según las encuestas— no son igual de extraordinarios que los pronosticados para sus homólogos en países como Italia o Francia, las buenas relaciones de Abascal con líderes como Marine Le Pen, Giorgia Meloni o Viktor Orbán le convierten en un actor muy relevante a partir de este domingo.

Sumar, en apuros durante la campaña

La otra gran disputa de este 9 de junio se libra en el espacio de la izquierda alternativa. Tras la abrupta ruptura de Podemos con Sumar, los morados han planteado estas elecciones como una suerte de primarias en las que medirse con el proyecto de Yolanda Díaz. Si bien Estrella Galán, candidata de Sumar, e Irene Montero, cabeza de lista de Podemos, han evitado el cuerpo a cuerpo en los debates, ambas se han mirado de reojo durante toda la campaña.

Para los de Díaz ha sido la campaña más difícil, atrapados entre un PSOE que ha sabido rentabilizar la gestión de la coalición y un Podemos que, estando fuera del Gobierno, ha regresado a las posiciones más críticas dentro de la izquierda. Así, las encuestas colocan a los de Montero en los dos escaños y a Sumar, entre los tres y cuatro. De no alcanzar este cuarto, Izquierda Unida se quedaría sin representación en el Parlamento Europeo.

Del mismo modo, las europeas son también una cita importante para Ahora Repúblicas, la candidatura que conforman Esquerra Republicana, EH Bildu, BNG y Ara Més. A ERC no le fue bien en las catalanas, pero la izquierda nacionalista vasca y gallega ha conseguido este año los mejores resultados de su historia. Según las encuestas, perderán votos con respecto a 2019, pero mantendrán los tres eurodiputados.

Alvise Pérez, eurodiputado

La gran sorpresa —que ya no será tal— la dará el agitador ultra Luis Alvise Pérez, que ha creado el partido Se Acabó La Fiesta (SALF) para concurrir a estas elecciones europeas. Según el último CIS, podría ser la quinta fuerza, por detrás de Sumar y por delante de Podemos, Junts o de la coalición Ahora Repúblicas. Alvise cuenta con una importantísima legión de seguidores en redes sociales, sobre todo a través de aplicaciones de mensajería instantánea y fue uno de los precursores de las protestas violentas frente a la sede socialista de la calle Ferraz. Con varios procesos penales abiertos, quedaría aforado de conseguir el acta de eurodiputado. Lo que parece su verdadero objetivo, envuelto en un mensaje populista, dirigido específicamente a hombres jóvenes.

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