madrid
Actualizado:"Sin ideología conocida". Esa es la principal característica que define a Soraya Sáenz de Santamaría en su biografía no autorizada titulada La vice-presidenta (La esfera de los libros). Las periodistas Gabriela Bustelo y Alejandra Ruiz-Hermosilla recopilan en ella opiniones de quienes, de cerca, han tratado con la número dos de Mariano Rajoy para reconstruir el perfil de la única todopoderosa del PP que quedaba por retratar en un libro.
Esperanza Aguirre, María Dolores de Cospedal y Cristina Cifuentes ya tienen el suyo, pero faltaba el de "la mujer más poderosa", la que "lo decide todo" y a quien, ya sea amigo o enemigo, se le reconocen su "inteligencia, sentido común, sagacidad para el análisis, flexibilidad para la negociación y firmeza de ideas", relata Luis María Ansón en el prólogo de la obra.
El fundador de La Razón reconoce que la vicepresidenta "sale bien parada" del perfil que otros le dibujan. Pero no todo son buenas palabras para la vicepresidenta. Su ambición, su poder para controlar los medios de comunicación y el CNI, sus aspiraciones para ser sustituta "del jefe", su visión como simple número dos del mismo, su condición de mujer y hasta su reseñable currículum académico son cuestionados en el libro. Pero, sobre todo, es su "indefinición ideológica" lo que sirve casi de hilo argumental.
Su principal detractor es el exministro José Manuel García-Margallo, líder del denominado grupo del G-8 de la anterior legislatura que se oponía incluso en público a la vicepresidenta y del que también formaban parte Ana Pastor, Jorge Fernández Díaz, Miguel Arias Cañete, José Manuel Soria, José Ignacio Wert, Alberto Ruíz-Gallardón y Ana Mato. Al margen se mantenían entonces el titular de Economía, Luis de Guindos, que libraba sus propias batallas frente a los otros dos representantes del equipo económico de Rajoy, del lado de Soraya: Cristóbal Montoro y Fátima Báñez.
Ahora el ya extitular de Exteriores que, como recuerdan las autoras, fue el primero en apodar Pitufina a la vicepresidenta en un tono despectivo que hacía alusión a su baja estatura, se despacha a gusto contra Sáenz de Santamaría. "Cuando Soraya llegó a Madrid en el año 2000, si hubiera sido el PSOE quien buscaba asesores jurídicos en vez del PP, Soraya habría aterrizado en el PSOE, donde se habría instalado con absoluta tranquilidad", espeta. "Si tú le preguntas en qué cree políticamente, no hay manera. Yo no he sabido nunca en qué cree", añade García-Margallo.
"Cuando Soraya llegó a Madrid en el año 2000, si hubiera sido el PSOE quien buscaba asesores jurídicos en vez del PP, Soraya habría aterrizado en el PSOE, donde se habría instalado con absoluta tranquilidad"
Son varios los analistas que comparten sus tesis: "Soraya podría perfectamente ser vicepresidenta en un Gobierno del PSOE", constata Rafael Bardají, fundador del Grupo de Estudios Estratégicos (GEES) y exdirector de Estudios Internacionales de FAES. Desde la oposición —aunque también como socio del Ejecutivo— es el portavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, quien apunta a que Sáenz de Santamaría "tiene la misma consideración que Rajoy respecto de la lucha de ideas. Es decir: cero".
Hasta un amigo íntimo del presidente que, por razones obvias, prefiere no identificarse, espeta: "Son los dos de plastilina", metaforiza sobre el pragmatismo de los números uno y dos de la Moncloa. Asimismo, un alto cargo del primer Gobierno del PP rajoyista que tampoco se identifica ejemplifica su falta de ideas con su relación con la Iglesia: "Es atea y se casó por lo civil en Brasil, pero cuando va al Vaticano se lleva un fotógrafo para hacerse una foto comulgando", asegura.
Es el propio Rajoy quien sale en defensa de una de sus dos manos derechas. "La mejor respuesta que puedo dar es reiterar mi confianza en ella, una confianza de la que nunca me he arrepentido. Soraya encarna la mejor cara de la política [...] la entrega generosa en buscar el bien común", responde el jefe del Ejecutivo que asegura que la vicepresidenta "pudo haberse dedicado a otra cosa" por su valía y decidió entregarse "a su país". Con el coincide uno de los profesores de Derecho de Sáenz de Santamaría en la Universidad de Valladolid. "Me sentó como un tiro que se dedicara a la política porque era una buenísima jurista [...] Una inteligencia desdechada", lamenta Íñigo Sanz Rubiales que, no obstante, cree que "lo está haciendo bien".
También el líder del PP vasco, Alfonso Alonso, sorayo reconocido, sale en su defensa. Quien no tuvo palabras afortunadas para describir el lado más personal de su amiga ("No va de mujer en su trabajo"; "está muy bien casada"; "Es sencilla, normal, cero gilipollas. Y, si no, ya se lo diría su madre"; "Es muy madre, se ocupa mucho del niño", entre otras 'perlas') asegura que sí tiene ideología, "lo que pasa es que no es pretenciosa; no va de nada". "Pero es muy patriota [...] Fundamentalmente es una persona que está enamorada de su país [...] Ella quiere un partido abierto, más moderno, más cercano. Es otra generación, otra mentalidad. Básicamente, es liberal", concluye.
Y es que su supuesta "indefinición" se extiende también a su labor como ministra para las Administraciones Territoriales. Considera Margallo que Sáenz de Santamaría no tiene siquiera una "idea de España", por mucho que se haya convertido en la elegida de Rajoy para liderar la Operación Diálogo con Catalunya para intentar frenar el desafío independentista. Cuenta el exministro reconvertido hoy en tertuliano que, en las épocas del Estatut, él mismo redactó un texto independiente para que el PP pudiera presentar una alternativa al llegado desde Catalunya en la Comisión Constitucional del Congreso. Al parecer, Rajoy le pidió que dejara el tema en manos de Soraya cuando ésta todavía era una joven diputada que trabajaba bajo la manta de Federico Trillo en la Cámara baja. Y nunca más se supo de aquel documento alternativo, se queja, tras resaltar que en aquel entonces apenas la conocía.
Un exalto cargo de Interior no identificado se queja también de las estrategias de política fallidas del PP, entre ellas, la de "dar largas" al asunto catalán. "La idea de Rajoy de poner a Soraya a lidiar el toro catalán es típicamente rajoyesca . Está puesta ahí para continuar la tradicional política contemporizadora de los gobiernos españoles y para no tomar una sola decisión valiente y de principios para no irritar a los catalanes y hacer toda clase de concesiones con sonrisitas misteriosas", sentencia el historiador Gabriel Tortella en La vice-presidenta.
"Es atea y se casó por lo civil en Brasil, pero cuando va al Vaticano se lleva un fotógrafo para hacerse una foto comulgando"
Es Rajoy quien, de nuevo, la respalda al constatar que sigue confiando en ella en el tema catalán. "Espero que [con su labor allí] la tensión que han provocado los independentistas se vaya rebajando poco a poco", desea. "Evidentemente, el problema con Catalunya excede con mucho a la capacidad de una persona, por más brillante que esta sea, pero ella está actuando con inteligencia y sensibilidad", valora el presidente.
El sector más ultra de quienes en su día pertenecieron al PP, como Alejo Vidal-Quadras; de FAES (Javier Zarzalejos) o de los medios de la derecha española (Alfredo Urdaci, Eduardo Inda, Kiko Méndez-Monasterio) forman parte también de los detractores del PP de Rajoy. Más partidarios de Aznar, critican de forma generalizada la pérdida de ideología del PP, visibilizada también en su gestión del conflicto catalán. Todos reconocen, eso sí, que puede ser "la tumba política o la consagración" de la vicepresidenta como líder en el PP y aspirante a futura inquilina de la Moncloa.
Margallo, por su parte, cree que la cuestión catalana, en realidad, no está en manos de Sáenz de Santamaría. "Lo lleva Rajoy", sentencia tras asegurar también que las campañas electorales no las dirige su jefe de gabinete, Jorge Moragas, sino él mismo. "Rajoy no cree en los equipos", afirma.
Sin embargo, los analistas consultados por Bustelo y Ruiz-Hermosilla sí relatan la forma de hacer equipo de Rajoy y Sáenz de Santamaría. "Nos aseguran los cercanos a Soraya Sáenz de Santamaría que ella 'mata por Rajoy', que los colaboradores de la vicepresidenta 'matan por ella' y que sus adversarios, antes muertos que con la número dos del Gobierno'", escriben las autoras que, más allá de intentar describir la personalidad de La vice-presidenta, dedican buena parte de la obra a arremeter contra las políticas y el "feminismo" del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero y hasta recuperan las teorías de la conspiración sobre el atentado del 11-M ("La autoría del atentado del 11 de marzo de 2004 sigue sin resolverse", espetan).
No falta, obviamente, la alusión a la guerra interna entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal. Es Urdaci quien recuerda una frase de la ministra de Defensa y secretaria general del PP que pone de manifiesto su aversión personal. "No se puede pasar de becaria a vicepresidenta", sentenció en su día la número dos del PP, según la versión del periodista de 13TV. La diputada del PP Celia Villalobos niega tal mala relación e incluso la achaca a un intento machista de enfrentar a las dos mujeres más poderosas del partido y la Moncloa, pero de nuevo es Alfonso Alonso quien sí constata su falta de entendimiento. "Soraya nunca dará un espectáculo ni se prestará a que se dé [...] Es más de Cospedal hacia ella", confirma.
No obstante, otras voces anónimas aseguran que "Soraya es una pésima enemiga, una mujer que gestiona implacablemente el poder". "Rajoy te induce al suicidio político; Soraya, mata", metaforiza "un joven parlamentario del PP".
"Soraya podría perfectamente ser vicepresidenta en un Gobierno del PSOE"
Aunque el debate sobre su control del CNI queda abierto en el libro entre quienes creen que ella tiene poder para controlar los dosierazos que pueden hundir a sus enemigos y quienes creen que sólo controla al servicio secreto hasta que la institución "se canse" y no se deje controlar, fuentes de las autoras aseguran que, por ejemplo, Soria cayó gracias al titular de Hacienda, un sorayo. "A Soria se lo carga Montoro porque recibe instrucciones y alguien dice 'No mires Panamá, id a Londres y mirad Bahamas", cuenta un veterano político de la UCD antes de que el propio exministro de Industria apuntara en esa misma dirección. El libro se cerró incluso antes de que se supiera el resultado de las primarias del PSOE; el adelanto del libro del político canario en El Mundo, revelando dicha crítica hacia el titular de Hacienda, la semana pasada.
Conspiraciones al margen, lo que sí tienen claro casi todos los consultados por Bustelo y Ruiz-Hermosilla es que, en el PP de Rajoy quien se mueve no sale en la foto. "La política se ha prostituido de tal forma que nadie se atreve a decir algo. Hay gente que si deja un escaño no paga el colegio de los niños. Cuando estás en esas condiciones, dicen federalista y todos federalistas; aborto sí, y todos aborto sí; aborto no, y todos aborto no", relata Margallo. "El PP no es un partido de políticos, sino de empleados del líder y, claro, es muy difícil que un empleado se rebele contra el que le da de comer", argumenta también el fundador de Vox, Vidal-Quadras.
De hecho, el "pragmatismo" de Sáenz de Santamaría es otra de sus cualidades más criticadas. Son muchos quienes la consideran una simple marioneta de Rajoy y quienes creen que morirá políticamente cuando él se retire. Otros, en cambio, sí la ven con capacidad para llegar a ser presidenta del Gobierno.
En La vice-presidenta se alude también a la campaña de autopromoción que Soraya Sáenz de Santamaría ha llevado a cabo en los medios de comunicación. Incluso hay quien opina que se ha preocupado más por sí misma que por el bien del partido o del país y que, además, tuvo el apadrinamiento de Mauricio Casals en La Razón y Atresmedia, así como del Grupo Prisa o Mediaset. En el libro se destaca su capacidad para dosificar la información que lanza a los periodistas, especialmente, si de su vida personal se trata.
Y es que es en este aspecto donde la número dos del Ejecutivo se muestra más celosa. De hecho, hay quien en los pasillos del Congreso asegura que lo más ha molestado a Sáenz de Santamaría de su biografía no autorizada son las (escasísimas) referencias a sus padres y su vida en su Valladolid natal. Un pasaje que las autoras aprovechan para definir el carácter discreto pero constante y trabajador, como también ambicioso de la vicepresidenta. "Si sacaba un 9.9, lloraba, sobre todo si otra había sacado un 10. Tenía que ser la más", resume a la perfección todas esas cualidades una ordenanza de su colegio de EGB.
En La vice-presidenta también se aplaude su evolución, modernización y su control de la imagen, especialmente, desde la polémica portada en El Magazine de El Mundo donde un posado poco habitual levantó ampollas y azuzó a los sectores más machistas. "Que fuera mujer influyó en el recibimiento a su nombramiento como portavoz [en el Congreso, su primer gran cargo en el partido]", resume Villalobos.
"De niña, si sacaba un 9.9, lloraba, sobre todo si otra había sacado un 10. Tenía que ser la más"
En aquel entonces era aún "la niña de Rajoy" —llamada así por los zaplanistas en tono despectivo—, aunque hoy muchos la vean hoy como la futura presidenta. Otros, en cambio, creen que tan capaces como ella y tanto poder como ella tienen también las alcadesas de Madrid o Barcelona —Manuela Carmena y Ada Colau, respectivamente— o, incluso, la socialista andaluza Susana Díaz. En cualquier caso, "supo ganarse a sus adversarios", le reconoce su amigo Alonso que cree que sí llegará a la Moncloa aunque aún no tenga "prisa" y siga siendo "leal" al presidente. Y aunque tenga que "pasar por encima del cadáver" de Cospedal, como la propia secretaria general del PP dijo, siempre según la versión de Urdaci.
En resumen, partidarios y detractores, sorayos y antisorayos, todos menos ella misma, protagonizan La vice-presidenta, una obra en la que algunos la ven como una killer con capacidades sobradamente conocidas para deshacerse de sus enemigos y crecer tanto en el partido como en el gobierno; y, otros, como una simple "magnífica número dos del número uno". ¿La conclusión de Bustelo y Ruiz-Hermosilla? "Si la grandeza de un líder se mide por la cantidad de odio y recela que provoca, entonces Sáenz de Santamaría ya puede considerarse incluida en el olimpo de los grandes".
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