Este artículo se publicó hace 2 años.
El PP y Vox compiten por la hegemonía de las derechas en América Latina
Los líderes de ambos partidos, Pablo Casado y Santiago Abascal, han viajado recientemente al continente latinoamericano para acercarse a sus socios políticos. Las derechas están reconfigurándose en muchos países, como se vio recientemente en Chile con el
Madrid--Actualizado a
A principios de diciembre el líder del Partido Popular (PP), Pablo Casado, inició una gira por varios países de América Latina. Visitó Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. En los tres últimos se reunió con los presidentes, afines ideológicamente, aunque no lo hizo con el argentino Alberto Fernández, de la izquierda peronista. Allí defendió una "Alianza por la libertad" frente a la expansión del "populismo y comunismo" de manera global. Paralelamente, el líder de Vox, Santiago Abascal viajó también esas mismas fechas a Brasil para apoyar directamente al presidente ultraderechista Jair Bolsonaro. La fuerza de extrema derecha además se enzarzó en acusaciones contra el líder del PP, llevando así a otra latitudes la competición política que mantiene en España.
Abascal abrió fuego varias veces contra Casado. La primera, a cuenta de la "gran coalición" que defendió el líder del PP esos días. "Quiere llegar a acuerdos, formar un Gobierno con los socios del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla en España, con los que se sientan a la mesa de terroristas y narcodictadores", dijo el presidente de Vox. El PP matizó después que la posibilidad de pactos con el PSOE son solo si Pedro Sánchez no está al frente de los socialistas. Este Grupo de Puebla es un enemigo común para ambos y lo han señalado últimamente, especialmente por la presencia del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.
Vox ha tejido una serie de alianzas en el continente agrupadas en la iniciativa de la Carta de Madrid y el Foro de Madrid. Un manifiesto y una fundación anticomunistas que cuenta con la participación de dirigentes latinoamericano en la órbita ideológica de Abascal. Está el chileno José Antonio Kast, recientemente derrotado por Gabriel Boric, está el argentino Javier Milei y está Bolsonaro (hijo). También líderes europeos como Giorgia Meloni (Fratelli d´Italia) o André Ventura (CHEGA, Portugal). Y desde Vox invitaron expresamente, de forma irónica, a Casado a firmar su iniciativa tras escuchar su propuesta de "Alianza por la Libertad".
En Chile, Casado evitó reunirse con Kast y sí lo hizo con el presidente saliente Sebastián Piñera. Algunos miembros de su Gobierno apoyaron al ultraderechista para la segunda vuelta aunque Piñera se mantuvo más cauto. El líder del PP evitó también pronunciarse de forma directa sobre las elecciones en el país andino aunque arremetió en su respuesta contra el "populismo" de partidos como Podemos, dejando claras sus preferencias.
"El PP había abandonado la región un poco y Vox estaba más activo disputándole alianzas", explica a este medio el periodista e historiador Pablo Stefanoni, autor de un libro de reciente publicación sobre la extrema derecha. Recuerda por ejemplo un encuentro mantenido en México entre Abascal y un grupo de integrantes del PAN, tradicional aliado del PP. Eso generó un conflicto en el partido mexicano. "Hubo una especie de reacción del PP", apunta el periodista. Según destaca, las centro-derechas en la región latinoamericana "están complicadas" y tienen "problemas de identidad".
Vox ha tejido una serie de alianzas en el continente agrupadas en la iniciativa de la Carta de Madrid y el Foro de Madrid, un manifiesto y una fundación anticomunistas.
"Hay una crisis que tiene que ver con cuestiones organizativas e ideológicas. El PP intenta recuperar redes que están un poco debilitadas. Las de Vox tampoco es que sean muy potentes, salvo Bolsonaro. Pero es más efectista, con la Carta y el Foro de Madrid", opina Stefanoni. Tampoco hay que olvidar las conexiones con el partido de Keiko Fujimori en Perú, cuyos representantes han visitado recientemente nuestro país para reunirse con la ultraderecha.
Para Julián Macías, activista digital y experto en las conexiones de la ultraderecha a nivel global, "se ha reconfigurado la derecha a dos velocidades en todos lados". Pero alerta de que realmente "son los mismos". "Es una cuestión de reestructuración comunicativa para tener más rédito electoral. Y pone como ejemplo el papel de Atlas Network, un lobby ultracomunista con financiación opaca y con conexiones que van desde Isabel Díaz Ayuso a Casado pasando por un nombre propio y clave en la construcción del tejido: José María Aznar. "Son los que financian todo esto", apunta Macías sobre esta organización.
"La derecha tradicional tiene varios contactos internacionales a través de estas fundaciones neoliberales. Estos nuevos espacios son 100% para la batalla cultural, con una red de fundaciones, youtubers, etc. Se presentan como antisistemas. Estas dos velocidades se ven en la derecha y su discurso. Casado aquí tiene todas las de perder porque quien se dedicó a las relaciones internacionales fue Aznar y sus entornos. En esta batalla cultural, quien tiene más que perder es él", opina Macías.
Macías resalta una reciente intervención del exvicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, sobre lo que está pasando en América Latina. "Es muy llamativo cómo las ultraderechas se están comiendo a las derechas más prestigiosas y consolidadas del mundo", dijo Iglesias recientemente. Eso, según su punto de vista está pasando en Chile, Brasil, Argentina y también en España. "No solamente con Vox sino con un proceso de éxito de los ultraderechistas en el PP", añadió, ejemplificando con Isabel Díaz Ayuso o Cayetana Álvarez de Toledo. "La principal amenaza contra la democracia se llama ultraderecha que se están comiendo a las derechas", reiteró.
Por su parte, Laura Méndez, politóloga y especialista en extrema derecha a nivel internacional, considera que "hay una internacionalización progresiva pero rápida de distintas expresiones de las nuevas derechas". "Al final no dejan de ser formaciones diversas pero con un sustrato ideológico común", añade. "Están intentando aglutinar fuerzas para coordinar ideas comunes. Aunque sean enunciado generales, proyectan una idea de fortaleza y generan una normalización de sus propios marcos discursivos. Quieren presentarse como actores respetables, algo muy importante porque ambicionan penetrar en las instituciones y consolidarse", argumenta Méndez.
Para la politóloga, las nuevas derechas están explotando también en América Latina el eje "comunismo o libertad" que ya vimos en Madrid con Ayuso. "Hay una resignificación de ese concepto y otros asociados en los últimos tiempos al progresismo y a los avances sociales. Están intentando resignificar conceptos y lo que ellos llaman Iberosfera, las relaciones entre América Latina y España", afirma. Para ello "el comunismo global" es un "enemigo común", aunque no exista en la realidad. "En Europa activan a los nostálgicos de esos fascismos del 20 en el plano de los valores. Esta nueva extrema derecha es sobre todo neoliberal o anarcolibertaria, antiderechos sociales y opuestos al multiculturalismo", añade.
La ultraderecha se reconfigura también a nivel europeo
También en Europa se están generando movimientos interesantes. Los partidos a la derecha del Partido Popular Europeo han intentado acercarse y reforzar sus alianzas para crear un único grupo parlamentario propio y único. De momento no ha sido posible pero Abascal apadrinará en España un próximo encuentro para intentar seguir acercando posiciones. El primer encuentro en este sentido se celebró en Polonia también a principios de diciembre.
El presidente de Hungría, Viktor Orban, y su partido, abandonaron el grupo popular europeo el pasado mes de marzo, lo que dio lugar a una nueva configuración en las derechas. Las relaciones de Vox con Orban son fluidas. Pero las alianzas a nivel europeo tienen más dificultades por algunas cuestiones geopolíticas y las relaciones con Rusia o EEUU.
"Esa dinámica puede ser más problemática que las alianzas que tiene Vox ahora mismo con fuerzas latinoamericanas. Es importante distinguir si esta estrategia se ciñe solo a acciones comunicativas o directamente están orientadas a algo mas utilitario, como acceder a recursos o llevar programas y acción política común. Todavía es pronto para saberlo aunque la ambición es llegar a esa segunda fase, trascender esas acciones mediáticas y grandilocuentes", considera Méndez. El próximo episodio, en el mes de enero, según anunció Abascal.
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