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Pedro Sánchez recupera la 'geometría variable' en el Congreso

El PSOE pivota entre el bloque de investidura y el PP en la Cámara Baja y estabiliza la legislatura a nivel parlamentario con varias iniciativas legislativas exitosas.

Sánchez Montero
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y María Jesús Montero, vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, durante un pleno en el Congreso. Eduardo Parra / Europa Press

Varias de las formaciones que compusieron el bloque de investidura de Pedro Sánchez insistieron, desde el minuto uno, en que su apoyo era "de investidura y no de legislatura". Fue un aviso. Le estaban diciendo que tendría que ganarse sus votos en cada una de las iniciativas que el Gobierno o el PSOE llevaran al Congreso y que no siempre los obtendría. Medio año después de que Sánchez confirmara su continuidad en La Moncloa, se ha confirmado ese complejo juego de mayorías en la Cámara Baja. En las últimas dos semanas, no obstante, Sánchez ha desempolvado un viejo concepto: la geometría variable.

No lo ha dicho, pero lo ha practicado. Muchas voces del PSOE y también de Sumar insistían a principios de mes en que la legislatura se tranquilizaría una vez superado el 9 de junio, cuando se celebraron las elecciones europeas. Preveían que el estrés político provocado por el ambiente de confrontación propio de los períodos electorales disminuiría y permitiría más margen al Ejecutivo para legislar. En buena medida, ha sido así.

En los últimos dos plenos en el Congreso, el PSOE ha sacado adelante varias iniciativas de distintos tipos y lo ha hecho pivotando entre sus aliados de investidura y el Partido Popular. No es baladí. Los socialistas venían de un tramo muy aciago con varios fracasos parlamentarios consecutivos. Los más sonados, la ley del suelo, que el PSOE tuvo que terminar retirando del orden del día por falta de apoyos, y la ley contra el proxenetismo, cuya votación perdió al no llegar a un acuerdo ni a izquierda ni a derecha.

Pero en las últimas semanas todo ha sido distinto y, en gran medida, se debe a esa geometría variable. Es una forma de desenvolverse en el ámbito parlamentario propia de los gobiernos que no tienen mayoría absoluta. Fue muy popular durante la segunda legislatura del socialista José Luis Rodríguez Zapatero y consiste en buscar apoyos parlamentarios aquí o allá dependiendo del contenido de la iniciativa o, incluso, de la coyuntura política del momento. 

Sánchez lo está replicando. En el pleno que se celebró del 11 al 13 de junio, el Partido Socialista sacó adelante una proposición no de ley (PNL) para regular la inteligencia artificial gracias a los votos de sus aliados parlamentarios habituales: Sumar, ERC, Junts per Catalunya, EH Bildu, PNV o Podemos. El PP se abstuvo. También logró que se continuara la tramitación para crear la Oficina Española de Derechos de Autor y Conexos con el apoyo de todos los partidos excepto el de Vox, además de obtener la convalidación por parte de la Cámara del decreto para prorrogar la suspensión de los desahucios

En otras palabras, el bloque de investidura no falló a Sánchez, que, con dos iniciativas importantes ―la creación de la Oficina de Derechos de Autor y el decreto antidesahucios― consiguió algo muy escaso en este mandato: una cierta imagen de unidad en la Cámara.

En el siguiente Pleno, el que tuvo lugar entre los días 18 y 20 de junio, las fuerzas se correlacionaron de forma distinta. El PSOE perdió el apoyo de ese bloque de investidura para la toma en consideración de la proposición de ley para convertir a los funcionarios de prisiones en agentes de autoridad, pero el Partido Popular e incluso Vox lo rescataron. Los socialistas lograron que no se repitieran las derrotas parlamentarias de días atrás gracias al entendimiento con la parte derecha del hemiciclo. Pero el mismo día, los socialistas cambiaron el paso y aprobaron una PNL para frenar los discursos de odio, en este caso, junto a Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNV, Podemos, BNG o Coalición Canaria. Geometría variable.

También se aprobaron con el voto favorable de todos los partidos excepto el de Vox la convalidación de los decretos de la reforma de los subsidios y el Verano Joven. Además, hubo unanimidad para rechazar las enmiendas a la totalidad de Vox a las iniciativas sobre la ELA.

Esa cintura para pactar a un lado y a otro del hemiciclo han permitido al Gobierno generar una cierta sensación de estabilidad, que reconocen varios diputados consultados de distintos grupos parlamentarios. Sin embargo, todos avisan de que la legislatura, en gran medida, dependerá de lo que ocurra en Catalunya.

La legislatura de los paréntesis

El Congreso se ha mantenido en una especie de impasse legislativo a la espera de que se fueran superando varias fechas que han condicionado sobremanera la política española. Primero, hubo un paréntesis hasta que se aprobara la ley de amnistía. Más tarde, las elecciones catalanas y las europeas ―y antes, las vascas y las gallegas― centralizaron la conversación y los esfuerzos de los partidos. En todo este tiempo, solo se han aprobado dos leyes en la Cámara Baja: la de la amnistía y la de enseñanzas artísticas. En este punto, superado el gran paréntesis electoral, en los pasillos del Congreso se habla de "un buen momento para que arranque de verdad la legislatura".

Es cierto que el enredo en Catalunya se traduce en una especie de nuevo paréntesis y que reina la sensación de que, hasta que no se coloquen todas las piezas en la Generalitat, donde el 26 de junio empezará a correr el reloj de dos meses para investir a un president, será una mosca detrás de la oreja. Las cuitas a cuenta de la financiación autonómica ya han removido las aguas en la Carrera de San Jerónimo. De todas formas, los socialistas esperan que el verano sea un punto de inflexión y que tenga una función catártica. Fuentes del partido explican que el broche final al curso será el paquete de medidas de regeneración democrática que prometió Pedro Sánchez.

Está por ver, por otra parte, cuánto da de sí el mes de julio en lo referente a la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cuya negociación llevan con hermetismo el Partido Socialista y el Partido Popular.

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